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—Harrison un 7, Brody 6, Evans 9...

Elevé la vista de los garabatos dibujados en mi pequeña agenda y sonreí interiormente al saber mi buena calificación en el último trabajo de Literatura. Luego de esto vendría el examen para aumentar mi enorme falla en Biología, así que podría tranquilizarme de tener notas escritas y haber estudiado con anterioridad.

La profesora siguió pasando lista a los demás, pero no me inmuté en oír que decía, lo único que atrajo mi atención fue que Pauline tenía un nueve al igual que yo y Blake un 7.

Al final de la clase, sinceramente, no esperaba a que alguno de los chicos se acercara a mi. Según mi modo de ver, las cosas se habían enfriado por algún motivo. Sospechaba que algo había ocurrido durante mi periodo de ausencia y ya pasé la etapa donde debía preocuparme, ahora esperaba que las cosas se dieran por sí solas.

—Oye —cantó Blake al llegar a mi lado mientras caminaba por los pasillos, luego de que tocara la campana del recreo—, ahora que aprobamos, y estoy completamente seguro de que también lo harás bien con Biología, ¿qué te parece salir a tomar algo alguno de estos días? Cuando no tengas nada que hacer, claro.

Oh...

—¿Adónde? —me resté de hombros.

—Eso ya lo veremos —aseguró—. Sólo tu y yo, puedes tomarlo como una cita.

Mi corazón se revolvió en su lugar al escucharlo hablar de esa manera. ¿Desde cuándo Blake se había vuelto así de atrevido? Oh por favor, ya estaba sintiendo más claro los efectos de eso que llamaban "amor". Desde aquel día ambos estuvimos más unidos y en contacto. ¿Estábamos saliendo? No, no lo creo. Aún.

Acepté su invitación a medias, porque no dije ni que sí ni que no; en su lugar, una simple y auténtica risa salió de mi.

Cuatro días después.

—Mary, sólo debes firmar estos últimos papeles y luego podré irme.

—Está bien, dámelos... ¿Ya organizaste tus cosas?

—Todo está listo. No te preocupes.

—¿Cuándo volverás?

—Esta misma tarde. Tranquila, no vayas a recogerme. De seguro vendré caminando con los chicos.

Y cuando terminó de plasmar su constancia en aquellas dos hojas dijo:

—Envíame un mensaje si ocurre algo.

Y respondí, feliz:

—Gracias, tía.

Me despedí de ella con un pequeño beso y encaminé paso a la escuela.

El motivo por el cuál me habían permitido ir a la excursión que organizaba la escuela para todos los alumnos al Museo de Ciencias Naturales fue por las buenas notas que saqué en cuatro exámenes y por las buenas obras que estuve realizando en la casa...

Busqué a mi grupo de compañeros entre la masa de colegiales hasta que los distinguí casi apunto de subir a uno de los buses que transportaría a los estudiantes junto con cada profesor designado como encargado.

—Hasta que al fin llegas, Lorraine —bufó George, estaba en la fila para ingresar al transporte y delante de él los demás—. Pensé que no vendrías.

—Se me hizo un poco tarde.

Cuando llegó mi turno para subir al bus, el profesor Allen preguntó.

—¿Su autorización, señorita?

Y entonces un viaje de poco más de media hora se gastó entre las anchas de la carretera; tiempo que aprovechamos en hablar, oír música, ver por las ventanas y recibir quejas de parte del profesor por el constante barullo de más de cuarenta estudiantes en un solo bus. El lugar no era lo que se dice "museo", era más bien, una exhibición instalada temporalmente en una cuidad cercana. El terreno donde se abría muestra para todo el que quisiese ir se extendía en gigantescas carpas donde, a cada institución, otorgaban un pase que debías colocarte alrededor del cuello para evitar extravíos. El interior contaba con variedades de exposiciones históricas de todo tipo, vídeos de presentación en cada una de ellas y algunos juegos didácticos de los presentadores. El espacio estaba abarrotado de gente y casi ninguno perdió tiempo en dispersarse a recorrer las distintas muestras.

Hopeless - NHCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora