B O N U S

505 54 35
                                    

#EspecialAñoNuevo


El comienzo de un nuevo año lleno de expectativas, buenos deseos y metas por cumplir no impedían que otra vez tuviera que regresar a la escuela y sufrir por despertar temprano en las mañanas. Por ese motivo, siempre ahorraba mis comentarios que algunos definirían —con razón— "pesimistas o negativos", pero en lo que a mi concierne, que desearas algo o rogaras encarecidamente tener mejor destino o "suerte", no impediría los días malos. Para mi un nuevo año sí significaba el comienzo de una nueva etapa, pero al día siguiente las cosas seguían normal y no siempre podría ocurrir lo que te propusieras.

Mary difería en todo conmigo y si por ella fuera imprimiría incontables tarjetas de felicitaciones y buenos deseos y las repartiría por toda la cuidad. Algo así estaba haciendo en el acto; envolviendo unos regalos que llevaría al anfitrión (en este caso su jefe) de la cena a la que estaba invitada ella y toda su familia. Así es, o sea que nadie era la excepción, y mis planes de un viernes de Noche Vieja viendo películas o degustando una comida casera por mi tía, ahora estaban, en el bote de basura.

—¿Podrías repetirme quién estará en la cena, Mary?

Preguntó Rob descendiendo por las escaleras. Su esposa no desvió la atención en perfeccionar el moño del obsequio y vagamente respondió:

—Rob, estará mi jefe, supongo que su familia y mis demás compañeros de trabajo con sus familias igualmente.

—¿Y es obligación que vayamos todos?

Me preguntaba lo mismo que Rob.

—¿No estarán pensando dejarme sola, verdad? Robert, pareces un niño. Tu y Lorraine están igual.

—¿Oye, por qué me incluyes? Yo no dije nada —levanté los brazos y me erguí del sofá para ir a la cocina, donde no escucharía las recriminaciones de mi tía y las excusas de Rob.

De camino a mi habitación volvió a ordenar:

—Lori, tienes una hora para alistarte y luego todos iremos a esa cena.

Y mientras desde lo más remoto de mi armario escarbaba para encontrar alguna prenda digna para utilizar meditaba: ¿Por qué debemos asistir? ¿Qué tan interesante sería una cena en donde la mayoría eran personas mayores? ¿Volveríamos pronto? Asimismo las respuestas eran todas negativas mientras salíamos de casa, de camino al lugar donde se organizaba la cena y descendiendo del coche para cumplir una aburrida y larga condena. Al menos habría comida, pensé.

Pero la "casa" en la que se desarrollaría el especial banquete era en realidad una mansión ubicada en uno de los barrios alejados del centro de la cuidad y donde cada una de las moradas vecinas contaba al menos con 200 hectáreas cada una. Pasando las rejas negras se extendía un sublime patio de arbustos tallados y rosales, sobre el pasto se podían ver las relucientes gotas de rocío propio de una noche fría. De cada ventana de la casa proferían luces encendidas y a cada paso que avanzábamos se escuchaba una clásica música teñida por charlas compartidas y risas de júbilo. El interior era aún más esplendoroso, cada espacio contaba con decoraciones que lucían ser refinadas. Era un aire renovado; como a esencias cítricas y florales, que en mi opinión, era la cantidad de perfume caro y por supuesto, también olía a dinero que desprendían del bolsillo de aquellas personas, no sé si me entiendes. Ahora sabía porqué Mary nos había escogido nuestras mejores galas para esta noche.

Hombres y mujeres sirviendo cócteles, los invitados contaban de la edad de mis tíos en adelante y sólo algunos niños correteaban de aquí hacia allá en lo que era la espaciosa sala del recibidor. Un señor de cabello encanecido con traje gris se acercó a nosotros y estiró una sonrisa dirigida a Mary y luego al resto de nosotros.

Hopeless - NHCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora