I.) EL PERFUME QUE BAJO DEL CIELO

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1.1.) EL AROMA DEL ESPIRITU SANTO, PERFUME BAJADO DEL CIELO

Huelo a Dios cada instante de mi vida, en mis genes, enj todo lo que soy, en todo lo que me rodea se siente el dulce aroma del amor de Dios
Solemos menospreciar el valor de los regalos de Dios, cuando tenemos el regalo de tener todos los sentidos lúcidos nos cuesta desarrollar cada uno en su máximo potencial, pero que milagro tan maravilloso ocurre cuando nos damos la libertad de desarrollar un sentido en especial, tomarnos momentos para dormir uno para despertar otro, por ejemplo, el ejercicio de cerrar los ojos nos permite dejar de ver el mundo físico por un momento para entrar al mundo espiritual, ver más allá de lo que ven los ojos del cuerpo para empezar a ver con los ojos del corazón, si bien los ojos nos permiten ver las realidades de los hermanos, los ojos del alma nos permiten ver a Dios.
Las cosas más dulces y deliciosas de la vida las disfrutamos mejor si cerramos los ojos, ¿por qué será? Un beso, el aroma de una flor, el viento que nos roza la cara, una rica comida de mamá, el delicioso olor fresco y natural de mi dulce madre, el frescor de la lluvia, el olor de la grama recién cortada, el aroma de mis hijos cuando se acercan a darme un abrazo, y un gran etcétera, todo huele a amor, al amor de Dios.
El olfato es un sentido delicado y sensible, y es a través del olfato que podemos conocer lo que no pueden ver nuestros ojos, ¿cómo describir con palabras a lo que huele el amor de Dios? ¿Cómo describir el dulce aroma de Dios?
Hay un aroma único y especial que emana del cielo sobre nosotros, es maravilloso cerrar los ojos, levantar la mirada del alma, elevar las manos, respirar profunda y pausadamente para dejarnos inspirar por el perfume del Espíritu Santo, es tan dulce su aroma que embriaga, es tan sutil, que fácilmente lo perdemos, necesitamos atención y concentración y recibirlo con amor, hacer una pausa a esa rutina diaria, para disfrutar ese perfume que despierta todos nuestros sentidos a la vida, al amor, a Dios, que nos conecta con el Padre de tan maravillosa manera, su perfume penetra en nuestras células y nos nutre, nos hace mejores, nos limpia, como agua fresca nos calma la sed, como agua limpia nos purifica, como agua clara nos muestra al Señor nuestro Dios en todo su esplendor; ese perfume siempre está allí, lo sentimos si nos dejamos enamorar y con un susurro lo invocamos y pedimos su presencia inspiradora y consoladora.
Dios envía el perfume de su Santo Espíritu para mostrarnos los más grandes milagros:
Envía su Espíritu sobre el pan y vino para realizar el más bello milagro, regalo de Dios para sus hijos sedientos, su Hijo predilecto en cuerpo y sangre entregado y repartido para que aceptándolo alcancemos sanacion y salvación.
Envía su Espíritu sobre los apóstoles para impregnarlos de la fragancia del amor, la obediencia y la entrega en una misión maravillosa de multiplicar la obra de Jesús sobre toda la faz de la tierra, predicando, sanando e impartiendo los santos sacramentos.
Envía su Espíritu sobre nosotros, para derramar dones preciosos de amor que nos penetren el alma y purifiquen nuestro ser, para resaltar la divinidad en nosotros y para calmar nuestra humanidad.
Envía Señor el dulce y delicioso aroma del Espíritu Santo del cielo que baja como agua fresca para saciarnos, para llenarnos de ti, como lluvia de bendiciones, para
Cuando en mi humanidad, en mis miserias, pierdo la calma, Tú envías tu Santo Espíritu a renovar mi alma, a reconectarme contigo, a calmarme y devolverme tu paz, para seguir en el plan maestro de tu obra de amor y misericordia.
¡Oh Dios! gracias por el irresistible aroma que me cautiva, suspiro por ti Señor, Alabado y bendito Seas mi Dios.

1.2.) EL PERFUME DE DIOS, BAJADO DEL CIELO PARA IMPREGNARNOS DE SU AMOR Y MISERICORDIA

El amor perfumado de Dios baja del cielo como dulce fragancia impregnada de bondad

Su misericordia me refresca cada mañana, puedo verlo al tener el privilegio de despertar en sus brazos

En mi respiración profunda inspiro su dulce aroma a Padre cariñoso

Su mano impregnada de perdón me acaricia y puedo olerle y lleno mis pulmones de su paz

La calma que trae a mi vida me devuelve la sonrisa, como al pensar en el pastel fresco hecho por las manos arrugadas y tiernas de mi dulce madre

*EL PERFUME QUE BAJO DEL CIELO*.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora