*LA PERSEVERANCIA PERFUMADA*

24 3 1
                                    

El perfume de la perseverancia de Cristo

Siempre me sentí cerca de Dios, estudie en un colegio católico y estaba algo instruida, sin embargo jamás abrí mi corazón a el, hasta que se me presentó la perdida física de mi papá. Aunque hoy puedo asegurar que yo no busqué de a Jesús, él mismo vino por mí.
    
Me envió a una amiga, quien pasó por una situación fuerte con su papá que estuvo al borde de la muerte con cáncer. Recuerdo que mi mama y yo fuimos a llevarle una medicina que necesitaba y estaba tan mal que no le permitían las visitas, fue muy fuerte ver eso, tanto asi que en el regreso mi mama comentaba que no se imaginaba como pudiera actuar en esa situación, ella recalcaba que no sabría como vivir sin mi papa, y yo por mi lado, tampoco dejaba de pensar durante esos días que sería de mi sin mi mama o sin mi papa, pues siempre me he sentido sola, quizás por el hecho de no tener hermanos.

“Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas” (Juan 1:42) Asi paso con el papa de esta amiga, le llevaron a Jesus por medio de un sacerdote (Cesar Coa) y con su fe y la voluntad de Dios, él fue sanado. Jesus ya conocía quien era él y sus necesidades, a partir de este momento su vida de hombre cambio y comenzo a vivir la divididad de la palabra y la presencia de Cristo resucitado en su vida.                
De manera sorpresiva mi papa fallece, no se exactamente cuanto tiempo después de que este hombre superara el cáncer. quien al recuperarse completamente, junto a su familia, se congregaron a una iglesia, donde meses después soy invitada por ellos. Realmente no quería, ya que venía de muchas misas que hicieron para mi papa y jamás entendí nada y me inventaba excusas para no escuchar la palabra que tanto me aborrecía, sin embargo, acepté por compromiso.

Al llegar recuerdo que coincidimos con un señor a quien ellos saludaron con mucho cariño y conversaban rápidamente y de manera silenciosa. En seguida me lo presentaron, me dijeron él es Cesar y él me abrazo. Mientras caminábamos a entrar a la iglesia, me pregunto cómo estaba y preguntó por mi mamá y luego por mi papá, ahí le dije que había fallecido y me dijo ¿Qué te parece si ofrecemos la eucaristía por el? Y yo con una sonrisa y algo confundida le respondi que me parecía bien. Después el saludó a otras personas y me quedé sentada en los bancos esperando por la misa.

Mi gran sorpresa es que cuando todos nos levantamos a recibir al sacerdote era el mismo hombre que me había saludado afuera y quede impresionada principalmente porque estaba usando converse rojos que resaltaban ante la vestimenta totalmente blanca. O sea, ¿Qué cura se viste asi? Me pareció muy raro, pero no preste atención y co disfrutar de la eucaristía. La predica     no la recuerdo pero se que la entendí muy bien, cosa que jamás me había pasado antes (anteriormente iba a misa y no entendía nada). Otro detalle fue que en plena predica el caminaba por el pasillo de la iglesia, cuando en las otras yo notaba que los sacerdotes no se movían del pódium y si lo hacia era por algo especial, más no porque acostumbraban a intentar relacionarse con todos los feligreses estuvieran presentes. En eso, el sacerdote me pone de pie y me presenta, dice quien soy, que venía de Puerto Ordaz y que mi papa había muerto, que la eucaristía estaba ofreciéndosela a él. No terminaba de salir de mi asombro, pues me presentó ante todos. Sentía como Jesús me llamaba, me hacia saber que estaba conmigo, que yo también era importante para él, y que además, conocía el dolor que estaba pasando con la ausencia de mi papá. Ese dia yo era Felipe, y como en Juan 1:43, Jesus se dirigió a Felipe y le dijo “sígueme” y yo a partir de ahí cedí a su llamado.                                           
Al llegar, le conte todo a mi mama, quien en ese momento la vi como Natanael, “Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve” Asi fue. Esperamos al siguiente domingo y fuimos nuevamente a la misma iglesia. Pudimos entender que ya Dios antes de que llegaramos a esa iglesia, antes que yo invitara a mi mama y antes de que me llevaran a mi, ya el nos conocía, ya el nos había elegido. Y no cabe duda que a partir de ahí, comenzamos a ver cielo abierto.  (Juan 1:47-51)          

Ese dia comprendí que Jesus lleva siempre la fragancia de la perseverancia. El jamás se cansa de estar tras nosotros. Planifica todo perfectamente para que cada quien note algún dia todo el amor que tiene para darnos. Invita ademas que usemos el perfume de la insistencia, todos los días son una nueva oportunidad para mostrar a nuestros vecinos, amigos, o familiares que el amor de Dios es infinito, que sus planes son perfectos y que él definitivamente no nos da cruz que no podamos cargar.

*EL PERFUME QUE BAJO DEL CIELO*.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora