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El Perfume de la saciedad Vs el Perfume del hambreEs el perfume antagónico del pan de cada día.
El hambre huele feo, ¿cuántos lo han olido? ¿Quiénes lo han sentido? Un estómago vacío cruje sin piedad, ¿le escuchamos? Estamos saciados y solemos ser sordos al hambre del hermano, haciendo el problema ajeno pero no lo es, es un problema social, un pecado comunitario.
La saciedad huele a abundancia, a demasía, nos preocupamos por llenar la despensa y por llenar el estómago, y cuándo nos preocupamos por alimentar el espíritu, igual o más importante que la saciedad del cuerpo, pero quién puede pensar en alimentar el espíritu cuando el hambre acecha y no deja pensar, la angustia del qué comer o no tener que llevar a la mesa para los hijos.
Escucho las historias de mi padre que en su infancia sufrió los estragos de la segunda guerra mundial, sólo tenía 10 años, de familia sencilla pero muy trabajadores y honestos, y el hambre tocó a su puerta a tan temprana edad, veo reflejado en su historia a tantos niños de hoy, tantos niños de la calle, sin techo, sin hogar, sin un pan que comer, el hambre tocando a la puerta tan irónicamente sin razón y sin motivo, que injusticia, ¿de quién es la responsabilidad? ¿Qué podemos hacer? Tal vez no mucho, pero si podemos hacer algo para aliviar el hambre de un niño, hemos empezado el trabajo que nos encargó Jesús, como buenos samaritanos, encargarnos de aliviar la necesidad y asistir a los más desprotegidos de la sociedad.
Yo nunca he sufrido por hambre, no sé lo que es realmente, mi padre trabajó muy duro toda su vida, para que en casa no nos faltara nada, para que nunca pasáramos lo que él pasó, siempre nos enseñó el valor del trabajo y el valor de los alimentos, gracias a Dios podíamos llenar nuestros platos, pero nunca nos permitió despreciar una comida, la comida es sagrada siempre nos dijo.
Hoy les enseño a mis hijos el valor de la gratitud, dar gracias a Dios por ese pan que nos da cada día, que no nos falta en la mesa, pese a todas las dificultades económicas y escasez que vivimos hoy en Venezuela, que si una comida no les gusta igual deben comerla agradecidos a Dios por tenerla porque a muchos niños les falta, lloran, sufren y mueren cada día, ¿es duro hablarle así a los niños? No creo, es la realidad, y es bueno que sepan y que aprendan el valor de lo que tenemos, que Dios lo provee y hay que estar agradecidos, en lo poco, en lo mucho, de todo lo que nos da gratuitamente.
“LO ÚNICO QUE NOS PIDIERON FUE QUE NOS OCUPÁRAMOS DE LOS POBRES” Gál 2,10
El mal olor del hambre se aplaca un poco con el grato perfume del Dar, Compartir, Servir, verbos que encarnan la caridad y la misericordia, cuando nos acercamos con ese bocado de amor para otros hermanos, aún en la escasez siempre tenemos algo para dar, y mucho amor para dar, así también saciaremos el hambre y la sed de Cristo, porque cuando damos sin medida y sin pensarlo, sin excusas, nos llenamos del amor de Dios, su bondad y su misericordia caen del cielo como lluvia perfumada con aroma a Gloria, Alabado y Bendito sea el Señor, Amén.
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*EL PERFUME QUE BAJO DEL CIELO*.
SpiritualESTA OBRA BUSCA LLENAR A LA HUMANIDAD DEL PERFUME DE LA PALABRA DE DIOS UN PERFUME QUE BAJO DEL CIELO DERRAMANDOSE EN UN FRASCO LLAMADO MARIA LA VIRGEN. ESTE PERFUME SE CONVIRTIO EN EL PERFUME MAS CARO DE LA HISTORIA, EL MAS BUSCADO, EL MAS DESE...