*CARIPE: EL JARDIN PERFUMADO DEL ORIENTE DE VENEZUELA*

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*EL PERFUME DE DIOS QUE BAJO DEL CIELO EN LA NATURALEZA*
*Dos pueblitos. Una historia. El comienzo, el hoy.*

Desde que tengo uso de razón he sentido una especial predilección por la naturaleza. Las plantas, los árboles, las flores, las mariposas, las abejas, ríos, mares,lluvia, montañas, cielo, arcoiris, llanuras y picos nevados, en fin, toda expresión natural de la creación.
¡Ya me imagino como nuestro amado Padre derrochó su perfume multifragancias cuando creó el mundo!
*"En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas."*(Gn 1)
Y así creó la luz, el día, la noche. El cielo, la tierra, el mar. La vegetación en todas sus variedades. Luceros para el día y la noche, estrellas. Animales de todas las especies en tierra, cielo y aguas... *"y vió Dios que estaba bien.*... *se concluyeron, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato...*
*Luego plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado....De la costilla que Yavhé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre..."*
Y así al llegar al séptimo día había plenado y poblado la tierra con sus aromas, especies variadas de todos los reinos..hombre y mujer para completar su creación..
¡ Cuanta generosidad y amor para sus hijos! Su obra es perfecta..! ¿Han visto los colores en alas de las mariposas? ¿Los atardeceres policromáticos? ¿Los fractales de la naturaleza?Tanta criatura, desde la mas minúscula a la mas inmensa? ¿Especies vegetales, animales y minerales asombrosas, hermosas y exuberantes? ¿Mares, ríos, lagunas, saltos,montañas, valles, cumbres, de ensueño?¿Y su obra maestra, el hombre?Por un momento se han puesto a pensar en cuanta sincronía, perfección y belleza en el cuerpo humano?...¡Definitivamente, todo rebosa aroma de amor de Dios! ¡Podría llenar páginas enteras de los prodigios de Dios en toda la creación! Y me quedaría corta con seguridad! Ni toda una longeva vida sería suficiente para experienciar y conocer todo!
Tuve el privilegio, desde mi nacimiento, de aspirar de todos esos aromas del Padre. Nací en Upata, la Villa del Yocoima. Llamada así por el río que la atravesaba. De clima fresco y rodeado de cerros y abundante vegetación. Zona propicia para el cultivo y para degustar sus ricas cosechas. Las frutas, mis consentidas. En una casa grande con unos cuantos frutales, un huerto familiar y un jardín exquisito de rosas, calas, orquídeas y otras que cuidaba mi abuela con ayuda de tías, ahí nací y pasé mi infancia. Una infancia feliz, plena de todos esos aromas, libre como un pájaro, con los cuales competía al trepar a los árboles a comer guayabas, mangos, chirimoyas, anones, mamones. Para mí las frutas así tenían mejor sabor, sintiendo la brisa en la cara y moviendo las ramas, aspirando fragancias que llenaban mi espíritu. Unos cuantos regaños me gané mas cada vez que podía y a hurtadillas, lo volvía a hacer. No había árbol que se me resistiera, en mi patio y otros vecinos y al llegar a la cúspide con una orgullosa sonrisa, cual Everest conquistado, dejaba mi huella, mi mano menuda recogiendo sabores y aromas. Mas de una excursión a montes cercanos a recoger guayabitas silvestres, era un exquisito manjar con aromas a libertad, a sabores dulces, de flores, de tierra mojada, de pasto, de pájaros y nidos, con algún que otro encuentro con avispas inoportunas que no nos hacían desistir de tan rica aventura. Rica aventura llena de sensaciones, emociones, aromas, vivencias que marcaron e impregnaron mi alma infantil de forma hermosa y gratificante y me ayudaron a avanzar en la vida con optimismo, disciplina, voluntad, amor y agradecimiento. Reconocimiento y honra a mis padres, baluartes y pilares que me sirvieron de ejemplo y sostén de mis años posteriores: sus aromas, como impronta en mi ADN, perfuman aun mi vida. Mis nueve hermanos con aromas tan variados, unos cómplices, otros casi hijos, afines unos, disímiles otros, con expresiones tan diversas de papá y mamá. Hoy dispersos en su variabilidad, mas con el sello de la familia, aroma hermoso de solidaridad y amor fraterno. Amigos, compañeros, esencia viva de cariño y hermandad.
Dos pueblos, uno, el principio de mi historia, mi nacimiento. Inicio de mi andar peregrino. Mi amor al estudio y afán de servicio me llevan en este intermedio a otro pueblo, Mérida. Ciudad hermosa y pujante  ahora, pueblo grande antes. Cálido y frío cuando me acogió. Cálido en su gente con olor a trabajo, a respeto, a gentileza y amistad. Frío en su clima, con aroma gélido y hermoso en sus páramos, cumbres nevadas, cóndores, lagunas cual negros espejos, telefèrico con aroma a caleidoscopio vegetal y geográfico, subidas y bajadas, excursión y aventura, con sabor a moras silvestres y aromas de ríos y montañas. ¡Cuantos aromas en sus comidas, frutos, mieles que aun mi memoria feliz los recrea. Múltiples plazas, primeros amores, sueños, trasnochos, con olor a amistad y compañerismo y siempre con la retina del ojo y del alma, repletas y completas en bellas sensaciones, así como el oído presto a sinfonías variadas, de música y coros, campanas y lluvias.¡Cuanta policromía y polifonía hechas aromas en mis recuerdos!
Templos del saber con aroma a señorío, sabiduría, prestancia y juventud curiosa y estudiosa. Templos de Dios, ¡preciosos!, con las huellas del pisar, rezar, alabar, de tanta gente impregnada de la esencia del Creador. ¡Cuantas experiencias atesora mi memoria y mi corazón!

En este andar, muchos altos hice mas o menos largos, lugares diversos que presenciaron mi crecimiento y desarrollo personal, profesional y espiritual. Con olor a hijos, amor de pareja, de hermano y de amigo, servicio y compromiso hasta traerme al segundo pueblito de mi hoy en la historia. He dejado atrás todo lo conocido, lo seguro, lo cómodo de mi andar. Caripe, en su zona alta, S. Agustín me acoje con su aroma hospitalario, de gente amiga, solidaria. Llegué de la mano de una bendecida persona, que me regaló su amor, respeto y compromiso, dejando en mí, a su partida, un grato aroma de agradecimiento, amor y seguridad.
¡Que grande es mi creador, que precisamente, su espléndida y exuberante policromía vegetal, montañosa, húmeda, neblinosa y fría, me hace sentir de nuevo en casa. Con aromas diversos, sutiles, sublimes e intensos, a oración comunitaria en templo de hiedra, a coros de alabanza y compartir con hermanos, a cafecito especiado, a chocolate caliente a fresas con crema.A parajes de ensueños, a ríos, caídas acuosas y escondidas, a cuevas antiguas y enigmáticas, a guácharos y guano. Con una montaña de fondo a mi vista desde mi ventana, pájaros, abejas, mariposas y multicolores y variadas flores.
¿Cómo no estarle agradecida a mi Dios y Señor? ¡Toda la maravilla de su creación, me rodea, me plena llena de emoción, con múltiples aromas para mantener mi alma y mi corazón en una constante reverencia a su gran amor!..

*EL PERFUME QUE BAJO DEL CIELO*.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora