DISCIPULOS PERFUMADOS.

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El perfume del discípulo

Un discípulo de Cristo se identifica claramente por su aroma, es una esencia particular con sello único, individual, que al mezclarse con otros de su misma especie crea una fraternidad de trabajo incansable que desprende siempre el buen olor a servicio, a trabajo comunitario, a disposición constante y a actitud proactiva y asertiva ante la vida.

Un discípulo es un aprendiz, el que sigue a su maestro, el que imita su actitud, que asume el reto con disciplina, con constancia, con fe, con amor, que va creciendo espiritualmente en un hermoso camino que no es recto, pero promete un presente y un futuro feliz, en el que encontrarás desvíos, que con la sabiduría que da el Espíritu Santo sabrás si andar o evitar, en el que habrán piedras y muchas que levantar o pasar por alto, muchas cruces que cargar, la tuya y la de otros, porque es un camino en comunidad, la decisión es individual, es tuya, es mía, pero el andar es de todos los que hemos decidido emprender y apostar por el proyecto de vida con garantía en la vida eterna promesa del Señor que nos trajo salvación.  

¿Qué nos marca como discípulos de Cristo? ¿Cuál es la esencia perfumada que nos identifica como seguidores del Maestro, Señor, Rey, Pastor? Tantos nombres, pero es UNO, el UNICO, el primero y el último en nuestras vidas, el centro, El primero, por eso la comunicación es la clave del éxito en este caminar, y para una comunicación eficiente tenemos que hablar y escuchar, hablar con el Señor en la oración diaria, constante, sincera y abierta, y saber escucharle cuando nos habla en el silencio y la pausa de nuestra oración y en la santa palabra que nos envía cada día para guiarnos y que nos perdamos en el camino.

El Señor nunca nos deja solos, a veces tomamos salidas equivocadas en el sendero, es humano, nos desviamos, las cosas de este mundo nos distraen, y cuando menos esperamos hemos pedido el horizonte, pero es sabio detenerse a revisar, rectificar y reencaminarnos con su apoyo, compañía y guía. Nuestra Santa Madre es la caricia perfumada que nos lleva a Jesús, recurramos a ella en esos momentos y no tardará en socorrernos, alentarnos y abrazarnos con su manto protector de Madre que guarda tantas cosas maravillosas en su corazón, Sagrado Corazón de María cofre de los preciosos tesoros que nos tiene el Señor en cada palabra sabia que reconforta y que corrige con amor y con misericordia.

¿Cómo saber si tenemos el perfume que no se compra, que no tiene precio? Ese perfume que se paga con monedas de amor y caridad, con la dulce paga de misericordia que se da y se cobra a diario, que Dios nos da para usarlo, no para amontonarlo en una cuenta de ahorros, el ahorro para ir al cielo es en efectivo, va sumando día a día con los gestos de dar sin ver atrás, sólo viendo la sonrisa del que recibe.
Ese que da tiene el aroma, ese que sirve sin cesar, ese que se preocupa y atiene al hermano en su necesidad, ese que está pendiente de las soledades ajenas, ese que busca al Señor no sólo en el templo santo sino en el templo del hermano abatido y desconsolado, ese que con el Espíritu Santo busca llenarse de sabiduría y entendimiento, no para acaparar información y hacerse el sabio, sino para hacerse humilde y tener la semilla del cristiano valiente, honesto y dispuesto, que no se queja de ayudar ni se luce de colaborar, porque sabe y entiende que todo lo que haga es para la gloria de Dios, porque reconoce que es un privilegio participar del reino aquí en la tierra.

Pido a Dios rocíe en mí una gota del perfume de discípulo de Cristo, ese que absorbe mi ser para transformarme desde adentro y me convierta en hijo de Dios con ADN aromatizado a verdad y a paz de Cristo Jesús, Amén.

*EL PERFUME QUE BAJO DEL CIELO*.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora