Capítulo 19- Policía.

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Me desperté, ya que alguien golpea la puerta fuertemente.

-¡¿QUÉ PASA AHORA?!- grité, ya muy cansada de que me molestaran-. ¡AHORA NI SIQUIERA ME DEJAN DORMIR!

-¡Señorita! ¡Abra la puerta o entraremos a la fuerza!- dijo una voz masculina desconocida.

Me puse mi bata de baño.

Abrí un poco la puerta y vi a un policía.

Rápidamente, cerré la puerta.

-Señorita, cámbiese y baje al primer piso con su familia- dijo el policía, desde el otro lado de la puerta.

-¿Por qué?- dije-. ¿Qué pasó?

-Hubo un accidente- dijo-. Le damos quince minutos o abriremos la puerta a la fuerza.

-Ok- dije.

Agarré mis armas y lo metí dentro de mi mochila, además de (todo lo que entró) mis cosas de Ticci Toby.

Me vestí poniéndome, una remera negra con un estampa de mi ídolo, un jean negro, mis zapatillas negras y mi campera de cuero negro.

Me desenredé el pelo y lo dejé suelo y lacio (como está normalmente).

Me puse la mochila en el hombro, agarré mi peluche de Ticci Toby (imagen del peluche en multimedia), salí de mi habitación y cerré la puerta con llave.

Camine hasta el inicio del pasillo, donde un policía me detuvo.

-Señorita, por favor, aléjese de la escena del crimen- me dijo el policía-. No traspase la cinta policial.

-Ok- dije-. Ni pisaré el suelo.

Me subí a la barandilla y me deslicé, bajando los cinco pisos, llegando al living, donde algunos de mis hermanos están allí reunidos.

-Que literal- escuché que dijo el policía que me había hablado.

Me senté sobre el apoyabrazo del gran sillón.

-¿Qué pasó?- pegunté.

-Nuestro hermano mayor falleció- me dijo el gemelo del fallecido.

-¿Cómo fue?- dije, simulando sentir lástima, cosa que me salió muy bien, ya que nadie sospechó.

En realidad, me siento muy feliz.

-No lo sabemos- dijo un policía-. El cuerpo, no tiene corazón y tiene marcas como si le hubieran clavado pequeños tubos, del tamaño de una uña.

-Pobrecito- dije.

Me empezó a picar los ojos (por mi alergia a las flores que hay en el living) y como consecuencia se me aguaron los ojos.

-Señorita, no llore- me dijo el policía-. Pídele a alguno de tus hermanos o familiares que te lleve a pasear un rato, mientras nosotros resolvemos esto.

-Ok- dije y me limpié las lágrimas.

En realidad, lloraba por la alergia.

-Ten, toma esto- dijo mi madre llorando y me dio mi celular-. Se que te escaparás y necesito comunicarme contigo y con el resto de la familia.

Lo encendí, con la esperanza de que siga con batería.

Para mi suerte, al estar apagado, no gastó la batería y sigue con vida, luego de un año.

-¿Y Liana?- pregunté.

-Está embarazada y por eso, no vendrá a trabajar por un tiempo- dijo uno de mis hermanos.

-Luego la iré a visitar- dije.

-Les voy a pedir, por favor, que de a uno, me den su testimonio de lo que pasó anoche- dijo un policía-. Empezando por usted- dijo señalarme, de buena forma.

Suspiré.

-Está bien- dije, mirando el peluche.

Fuimos a la cocina y me hizo varias preguntas.

-¿Qué relación tiene con el fallecido?- me preguntó.

-Soy su hermana menor- dije y anotó mi respuesta en una libreta.

-¿Qué tan bien se lleva con su hermano?

-Él me gritaba todo el tiempo, nunca fuimos una familia muy unida.

-¿Cuándo fue la última vez que lo vio?

Miré al suelo, simulando estar mal, para dar lástima.

-Señorita, lamentamos mucho la noticia, pero necesitamos información para averiguar quién fue el asesino y hacer justicia por su hermano... Por favor, coopere, es para una bien común- me dijo-. ¿Me puedes decir cuándo fue la última vez que lo vio?

-Cuando me gritó que me sacara el disfraz y me valla a dormir.

-¿Algo más?

Simulé hacerme la dolida y por la alergia, unas lágrimas se deslizaron por mis mejillas.

El policía me limpió la lágrima y me ofreció un pañuelo, pero me negué amablemente.

-Lo vi salir por la puerta y acercarse a las escaleras, allí cerré la puerta y me puse mis auriculares con la música a todo volumen, hasta que me dormí y recién hoy me despertaron.

-¿Has visto o sentido algo extraño esa noche?

-Si.

-¿Qué cosa?

-Que a mi hermano no le gustan los gatos- dije (esta vez si enserio) triste.

-Está bien... Gracias por su tiempo, puede irse.

-Gracias- dije-. Por favor, hagan justicia por lo sucedido.

Yo me refería justicia porque me han encerrado todo un año en esta casa, pero seguramente el policía entendió otra cosa.

Fui al living, junto al resto, pensando en qué hacer ahora.

-¿A donde quieres que te lleve?- me preguntó mi hermano-. ¿Quieres ir a comer waffles? Veo que no has desayunado, seguramente debes de tener hambre.

-Ok...- dije-. Pero antes quiero ir a otra parte.

-Está bien... Espera que busco mi celular, la billetera, mi campera y vamos- dijo mi hermano.

-Te espero en la entrada de la casa- dije.

-Espérame aquí... No me tardo- dijo mi hermano y se fue.

Como me aburrí de esperar luego de los cuatro segundos, me fui.

Corrí por todo el patio, hasta llegar a la entrada de la casa.

En toda la entrada, hay autos de policías.

Saludé al guardia de la puerta y le pedí que me abriera.

-¿Seguro que la dejan?- me preguntó.

-Si- respondí con voz de inocente y sonreí-. Estoy jugando una carrera hasta el parque contra mi hermano.

-Está bien- dijo y abrió la puerta-. Que tenga un lindo día.

-Igualmente- dije, sonriendo y me fui caminando.


Continuará...

La Chica WafflesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora