Capítulo 48- Graves Problemas.

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Rápidamente atendí la llamada.

**Inicio de la llamada*

Yo: ¿Hola?

Thomas: Hola Aixa.

Yo: ¿Qué pasa?

Thomas: Lilith me llamó me dijo que me contacte contigo, para que White Cat vaya para la creepyhouse.

Yo: White Cat y Aixa somos la misma persona... ¿Cómo quieres que me multiplique a una copia exacta, para que no me descubran?

Thomas: Tengo una poción, que me dio Slenderman, para hacerme pasar por alguien, transformándome física y mentalmente en esa persona y pasar en cubierto a las misiones.

Yo: ¿Pretendes transformarte en mi otro yo?

Thomas: Si.

Yo: Eso es una locura... ¿Y si falla el plan?

Thomas: Fácil, salimos corriendo como dos locos y nos encerramos en mi casa para el resto de nuestras vidas, o por lo menos hasta que se olviden de nosotros.

Yo: No me gusta el plan.

-Aixa... ¿Con quién hablas?- me preguntó Toby desde el otro lado de la puerta.

Thomas: Aixa... ¿Qué sucede?

Yo: Toby está escuchando la conversación y sospecha algo... Tengo que irme.

Thomas: Mucha suerte.

*Fin de la llamada**

Me lavé la cara y salí por la ventana del baño.

Al llegar al suelo, un tentáculo me agarró de la cadera y me arrastró hasta el living de la Creepyhouse.

-¿A donde piensas ir?- me preguntó Slenderman.

-La verdad es que no se...- dije-. Tenía planeado salir de aquí e ir a la casa de mi único amigo.

-¿Te refieres al patético de Thomas?- dijo mi padre, con asco.

Me empecé a enojar.

-Ni se te ocurra volver a llamarlo así- dije-. Él por lo menos me respeta como persona, no como otros, que me ofrecerán a un demonio a cambio de ser inmortales- dije, mirando mal a mis padres.

-Por lo menos, nosotros no nos escapamos como put* de la casa, por las noches- dijo mi madre.

Eso empeoró la situación.

-Ustedes no se van, porque no tienen como irse... Están muertos... Y si fuera por mi, ya los habría matado, otra vez- dije.

-Cierto, que eres una put* que no respeta a nadie- dijo mi madre.

Eso hizo que me enojara más.

-Tú tampoco eres una santa- dije-. ¿Acaso quieres que les cuente a todos cada vez que tenías relaciones con otros hombres, mientras tu esposo trabajaba para conseguir dinero, para que tú lo desperdicies en operaciones e implantes, que te quedan asquerosos?

-Mira quién se queja; la put* zorr* que abandona a su familia y luego les hecha la culpa de cosas que no han hecho y no deja que sus almas descansen en paz- dijo otro de mis hermanos-. Por tu culpa, no somos felices... Todo es tu culpa.

Eso colmó mi paciencia.

Tuve que contener mis ganas de liberarme y matarlos, otra vez.

Empecé a temblar, riendo como loca.

De un momento a otro, vi todo de color negro.


Continuará...

La Chica WafflesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora