Aquel día, JiMin se levantó temprano y se sirvió una gran taza de café con leche antes de pasar a la ducha. Con la ropa puesta y el cabello seco, sacó todo lo que había ocupado y lo llevó a la cocina. Miró por la ventana — al mirar la hora notó que era temprano — para pasar el rato. Vio llegar un pequeño camión de mudanza y apretó los labios, casi olvidaba al nuevo huésped en su casa. Se levantó de su puesto y golpeó la puerta de HoSeok — ahora también habitación de YoonGi — en sentido de avisar a los recién llegados.
—Diles que ya vamos. — Fue la corta y ronroneada respuesta de HoSeok.
JiMin descolgó el teléfono y avisó a recepción, con desanimo, lo que le había dicho su primo. Se sentía extraño, pensaba que estaría más nervioso, pero no era así. Lo sufrido la noche anterior le fue suficiente, al parecer.
El teléfono volvió a sonar y Park contestó entre bostezos, pensando que era recepción, pero se había equivocado. Al otro lado de la línea era TaeHyung quien hablaba. El estómago de JiMin se comenzó a sentir tibio y apretado. No se esperaba aquello y no entendía que era lo que lo ponía tan nervioso. Había hablado miles de veces con TaeHyung por teléfono ¿Qué ocurría ahora?
—¿Puedes venir tu por mi? — Escuchó decir por el auricular —Mamá me dejó unos quehaceres, no quiero atrasar todo. — Sonaba preocupado —Además, el lugar donde te invitaré nos queda cerca.
A JiMin no le molestó para nada y aceptó al instante. El solo hecho de que lo vinieran a buscar lo ponía nervioso y un poco ansioso. Suspiró relajado al cortar la llamada.
Tomó su móvil y su billetera y salió de casa avisando con dos nuevos golpes a la puerta de HoSeok. Esperó el autobús y en quince minutos se vio en casa de Tae. Su cachorro, al verlo, rasgaba el ventanal con sus patas. Ya le conocía de hace un tiempo y Park se sorprendió de lo grande que estaba. TaeHyung salió a recibirlo con un cálido abrazo y le indicó que entrara. JiMin no pudo evitar disfrutar de su aroma.
—Espera aquí en el sofá — Le indicó mientras tomaba algunas cosas de la mesa —Termino esto y salimos.
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JiMin asintió — algo sonrojado por el recién coqueteo — y tomó su móvil para hacer tiempo. Tenía un mensaje de Jeon, el cual le deseaba un buen día y que esperaba ansioso el día de mañana. Park sonrió y eso fue exactamente lo que le envió: una sonrisa mas un "gracias".
Luego de unos breves minutos volvió TaeHyung. Había cerrado y terminado todo lo que su mamá le había pedido y con una sonrisa le indicó que ya era tiempo de irse. JiMin, emocionado y confundido, le preguntó donde irían.
—Necesitaremos las bicicletas — Respondió.
JiMin con la del padre de Tae y, este, con la suya propia, salieron de casa felices. Se detuvieron en un parque que estaba a unos cinco minutos. Buscaron un buen lugar y TaeHyung bajó la canasta que traía en la parte trasera de su bicicleta. Era una tarde de picnic. Comenzaron armando los emparedados, en donde aprovecharon cada oportunidad que tuvieron para manchar la cara del otro con un poco de mayonesa o mostaza.
—¡Sí que te esforzaste! — Exclamó Park al notar que su "pareja" había preparado jugos naturales y paletas heladas también.
—Tengo razones para hacerlo.
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Comieron sin preocuparse de nada y nadie más. Todo estaba delicioso, tanto que JiMIn comenzó a dudar si Tae había preparado todo por si solo. Al terminar, el menor se acostó en la manta y puso ambas manos encima de su pancita llena. JiMin le imitó.
—Gracias.
—No tienes que agradecer. — Le miró antes de pronunciar palabra.
—No, de verdad. — Miró al cielo, lo que causó que sus ojos se encogieran, dándole mas ternura a su rostro —Pensé que esto no funcionaria.
—Todo funciona por ti. — Park no pudo evitar sonrojarse y evitar mirar Tae cuando este lo hacía con tanto cariño.
El castaño se levantó de su puesto y fue hacia la canasta. JiMin se preguntó que más habría preparado y aquello le causó curiosidad. Se sentó con ayuda de sus manos y esperó a que Tae se desocupara. Se había olvidado de todo, de sus problemas en la escuela, de lo extraño que se había comportado HoSeok, de su nuevo huésped, de YoonGi... y aquello le asustaba un poco. Hundido en sus pensamientos, tenía la atención perdida y no notó cuando una gran cantidad de agua fue disparada hacia el.
—¡¿Qué rayos?! — Kim le lanzó su arma correspondiente y salió corriendo hacia un lado alejado del parque.
No fue mucho lo que tuvo que esperar, JiMin tomó de inmediato su pistola de agua y salió en su búsqueda. El parque — al ser día sábado — estaba algo acumulado de gente, por lo que tuvieron que ser mas cuidadosos, pero eso no quitaba las ganas de seguir la guerra.
TaeHyung, después de un largo tiempo, por fin sintió a JiMin suyo otra vez. Sonriendo por sus actos, por él. Lleno de felicidad y preocupación por los momentos que el le estaba dando. Se creyó ganador, y aún mas cuando Park entrelazó sus manos y lo acercó a el. Por un momento olvidó la guerra, pero la recordó de golpe al notar como lo lanzaba al suelo y lo empapaba de agua. De todas formas, era feliz.
—¡Gané! — JiMin saltaba cual niño —Gané ¿no?
—De una forma muy tramposa, pero sí — Respondió mientras estrujaba el exceso de agua en su flequillo. — ¿Gané?
—¿Mh? — JiMin nuevamente se había acostado en el pasto, disfrutando del sol que removía la pequeña sensación de frío que tenía —Aún falta la cita de mañana con JungKook.
—¿Sientes algo por JungKook? — TaeHyung copió sus actos y lo acompañó en la asoleada.
—No quiero hablar sobre eso — No quería hacerlo ya que no sabía que responder exactamente.
—Te quiero, JiMin.
Sus manos se entrelazaron en el momento exacto. También fue el momento exacto en que sus miradas se unieron. Y también el momento exacto en que se acercaron, sin saber — ninguno de los dos — la razón.
