30 is hard to forget

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JungKook abrió la puerta de su hogar cansado, había sido un día largo. La entrega de varios proyectos más la ajetreada tarea de llevar dos trabajos, debido a que tenía mucho tiempo libre y necesitaba gastarlo, le habían dado un molesto dolor de espalda. Su nuevo trabajo se trataba en ser camarero en un conocido restaurante de la cuidad y, aquel día, uno de sus compañeros de turno había faltado, por lo que tuvo más trabajo de lo usual. Cerró la puerta tras él y se dejó un rato caer en ella. Soltó un largo suspiro y sacó su móvil del bolsillo. Lo revisó, a pesar de que sabía que no había un mensaje de aquella persona en él. Se sentía idiota, ya había pasado más de un mes desde que tuvo aquella discusión con JiMin y aún no dejaba de revisar su teléfono cuando llegaba a casa, esperando encontrar una invitación, un "hola", cualquier cosa. Ni siquiera sabía que hacer si aquello pasaba, de todas formas. Volvió a suspirar y guardó su celular.

-SeokJinnie, estoy en casa- anunció luego de unos segundos al no notar la presencia de su hermano -¿Seokjin?

Caminó a la cocina en busca de algo para comer y encontró una pequeña carta pegada al refrigerador, era de parte de Jin. Decía que había salido y que le había dejado comida para calentar. Hace varios días que su hermano no se quedaba a cenar con él y eso era simplemente porque el mayor estaba haciendo su vida, no podía quedarse eternamente en la casa de su padre ¿no? Botó la carta y sacó la comida. Odiaba calentar en el microondas porque temía a que esta explotara dentro. Su estómago crujió, por lo que dejó de vacilar y se dispuso a calentar su comida.

Detuvo el aparato cada veinte segundos, verificando que está estuviera caliente. Cuando lo estuvo, se sentó en el sofá y prendió la televisión, poniendo un canal de música, que era principalmente para evitar no sentirse solo, y comió despacio su cena. En uno de los bocados, el exceso de salsa empapó sus labios y parte de su mejilla. No sabía cómo explicarlo, pero sonrió como no lo había hecho hace semanas. Escuchó a JiMin regañarlo tiernamente en su mente cuando se había manchado, imaginando que el mayor tenía el rostro aún con más salsa. Luego, la sonrisa se apagó. No, debía de olvidarle de una vez por todas. Era lo mejor para él y para todos.

Luego de comer y lavar lo que ensució, tomó una ducha. Al estar vestido, revisó la habitación de su padre, pero tampoco estaba. Su rostro sólo módulo una triste mueca, seguro le había tocado turno nocturno y lo había olvidado. Se recostó sintiendo una dulce sensación en su espalda al estar en contacto con la cama. Cerró los ojos lentamente, pero quería dormiste rápido, no quería que los recuerdos llegasen, recuerdos que se había demorado mucho en reprimir. Tuvo suerte, pues lo único que alcanzó por dentro de su memoria fue la voz de JiMin pronunciando su nombre. Le molestaba ser tan débil.

Al día siguiente, las cosas parecían mejores. Llegó temprano a la universidad y, al entrar a la sala donde tenía su primera clase, se encontró con YuGyeom, quién le saludó animosamente al instante, cosa que no sucedía hace mucho. JungKook, un poco dudoso, devolvió el saludo y se fue a sentar junto al castaño, como le había indicado.

-¿Cómo estás?- preguntó Gyeom en cuanto notó a Jeon a su lado. Le sonrió tranquilo y naturalmente, como si entre ellos no hubiera ocurrido nada.

-¿Por qué me estás hablando?- Después de todo lo ocurrido, JungKook había decidido ser mas directo con todo el mundo y con todo lo que pensaba, así no volver a salir dañado- Pensé que me odiabas.

Kim sonrió y jugó con un lápiz que tenía en mano.

-No te odio, JungKook- suspiró aún mirando el lápiz -Solo estaba lastimado.

-Mi intención no era lastimarte, solo quería dejar las cosas claras.

-Lo sé, no te estoy culpando,- se giró a mirarlo, logrando que Jeon le mirara igualmente-pero ahora estoy mejor, así que estoy intentado recuperar nuestra amistad.

little boy × vminkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora