Escape.
Todo era paz y tranquilidad en la ciudad de Yorkshire, el reloj de la calle municipal apunta las cuatro y media de la madrugada. En todas las casas, tanto ancianos como pequeños descansaban en sus camas esperando por un nuevo día prometedor...A excepción de una adolescente, una chica pelirroja, de ojos azules como el mar puro, gastaba sus horas de sueño en empacar, pero no era de una manera calmada o tranquila. Metía ropa, zapatos, comida, y mas cosas, apresurada dentro de una mochila del mismo color de sus ojos. Aquella pelirroja no llevaba la pijama como debería hacerlo a estas horas. Unos jeans desgastados, una chamarra negra demasiado grande para una chica de cuerpo tan delgado como el de ella. Cerro la mochila con cuidado y abrió la ventana, de una caja en el armario de esta saco una cuerda echa de sabanas, dejándola caer por la ventana. Un intento de escape era lo que planeaba la chica, bajo por la cuerda improvisada como pudo, por poco se cae, pero ella era ágil. Cayo sin ningún rasguño. Miro primero hacia la derecha, luego a la izquierda y por ultimo y algo temerosa miro hacia arriba, verificando si alguien la había visto saltar, para la suerte de ella, era silenciosa y nadie noto su huida. Rápidamente corrió lejos de aquella casa de color blanco que perturbo tanto su vida hace algunos años atrás. Llego hasta la estación de trenes, no tardo tanto en llegar a ella, ya que vivía muy cerca de este. De su mochila sacó un frasco de Smuckers el cual estaba lleno de billetes de algunos euros y algunas monedas de los mismos. Camino hasta la casilla de boletos donde atendía una mujer morena de hermosos ojos de color azul.
-¿Cual es el próximo tren que salga lo mas lejos de este lugar?-Pregunta la pelirroja en un casi inaudible susurro, pero al parecer la mujer lo escuchó bien.
-El que saldrá de aquí y esta lejos, es Londres, ¿Tienes dinero para ese viaje, querida?-Responde la morena, ella tenía un acento americano, y su voz era algo chillona, pero en estos momentos, eso no es importante de resaltar. La pelirroja puso el frasco en la mesilla de la mujer. La morena mira dudosa el contenido, gira la tapa y saca el fajo de billetes y monedas. Contó cada centavo, guardo el dinero en la caja registradora y saco un boleto. La pelirroja lo tomo temerosa. Miró el boleto, en pocos minutos el tren saldría, era mejor abordarlo ahora. Tomo su mochila y camino hasta la salida de los trenes buscando el numero 310. Fue un milagro haberlo encontrado un minuto antes de que saliera.
-Esperen, yo debo subirme- Volvió a susurro de nuevo. El hombre tomo su boleto y la dejo pasar. Su asiento era el numero dos, una chica rubia ya estaba en el lado izquierdo, en el lugar de la ventana. La pelirroja tomo el asiento derecho. La rubia volteo y miro con ternura a la chica.
-Hola-Saludó esta- Mi nombre es Perrie. ¿El tuyo?- La pelirroja dudo un poco, pero a los segundos, que le parecieron eternos a la rubia la cual se hacia llamar Perrie.
-Soy Beatriz-Contesta ya sin hablar en susurros.
-Bonito nombre, ¿A que vienes a Londres? Yo vengo con mi novio. Vivo en Londres.
Beatriz sonrió, casi olvidaba la palabra <<novio>> por que se le era prohibido tenerlo, al igual que muchas otras cosas.
-Suena genial-Contesta-Yo vengo...A ser libre.
-¿Ser libre?-Pregunta Perrie confundida.
-Sí...Mis...Padres me maltrataban mucho, y me he escapado. ¿Vienes a visitar a tu novio a las cinco de la madrugada?
-Es muy triste, al menos tienes familia que te quiere en Londres, ¿Verdad?...,y su por mi fuera hubiera venido al medio día, pero no había cupo.
-Bueno, al menos pudiste venir, y no, no tengo familia que me respalde, viviré por mi cuenta.
-¿Que edad tienes, Baby?-Pregunta Perrie, Beatriz la mira confusa-De esa forma les digo a las Beatriz.
-Tengo dieciocho.
-Eres menor de edad, viajas a Londres sola, y vivirás sola...¡No puedo permitir eso! Vendrás conmigo.
-¡Claro que no!-Se niega Beatriz sonrojada-Vas de visita con tu novio, y yo no quiero ser una carga par ustedes dos, y deben de tener intimidad...Ya sabes deben de hablar y eso.
-¿Intimidad? ¡JA!-Dice Perrie sarcastica- En la casa de mi novio viven cuatro gorilas y tres princesas, ¿Una mas que importa?
-Pero ni si quiera me conocen, no puedo aceptar eso, simplemente no. Eres muy amable Perrie, pero no quiero ser una carga mas.
-¿Una carga? ¡Jamas te digas a ti misma de ese modo! En la casa de los patos no se dicen esa cosas.
-Tenemos algunos minutos de conocernos, y me invitas a tu casa. ¿Sabes que hay mas probabilidades que te diga que no, verdad?
-Tenemos treinta minutos, y lo se, pero tengo algunas horas para convencerte, y te ves como una chica noble..Aceptaras.
-Perrie...
-¡Por favor, por favor, por favor..!-Y de ese modo la rubia empezó a rogar hartando a Beatriz. A la hora de de de esos fastidiosos murmullos ella acepto dejando a Perrie encantada.
-¡Dios mío!-Exclama la pelirroja-¡Tienes pulmones de acero!
-Hermosa herencia de los Edwards.- Alardea ella.
-¿Con que Edwards, eh?
-Si- Dijo orgullosa- Perrie Louise Edwards.
-Yo soy, Beatriz Clyde desgraciadamente Parker.
-Bueno Clyde, un gusto. Me encantara vivir con usted.- Beatriz sonrió, ella buscaba su libertad, nada mas. Pero se encontró con una nueva amiga demasiado hiperactiva, pero ella estaba feliz, por que era su primera amiga en toda su vida. Buscando la libertad y alejarse de sus problemas se encontró con la amistad. En unas platicas y risas mas el viaje a Londres fue corto, llegando al lugar mas hermoso que los ojos de Beatriz hallan podido ver en su tan corta y pobre vida.
-Ven, mi novio nos debe de estar esperando-Dice Perrie animada. Toma de la muñeca de Beatriz llevando arrastras a la pobre hasta el lugar de espera. Donde se encontraban siete personas demasiado atractivas cada una de ellas. Por la cara de Perrie se debió imaginar que eran ellos. Beatriz se sintió cohibida, eran todos como unos dioses griegos o ángeles. Mientras Perrie saludaba a cada uno de ellos, Clyde se sintió excluida aun que ella no debería ya que no conoce a nadie de esos seis. Perrie miro a Beatriz, sonrió de lado, tomo de la mano de ella acercándola al grupo de aquellos seres divinos hijos de Afrodita.
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Don't Let Me Go.
Fanfiction«Incautas aves más que recelo existe, por su tenacidad para escaparse, o impetuoso cantar al enfrentarse. Envidio su naturaleza divina. Aquel don de la apreciada libertad, frágiles alas ante cualquier deslealtad. Claves reflejos han de tener para vi...