Días después de la cita entre Jamie y Beatriz, las cosas entre ellos mejoraron, ya no peleaban, si no todo lo contrario, bromeaban y se llevaban....Bien. Se podría decir que había una hermosa amistad entre ellos, aun que algo mas crecía. Pero, los asuntos entre Harry, iban muy mal. Ella no le hablaba, ni él a ella. Discutían por cosas sin sentido, y cuando Jamie iba a casa para ver películas, como ya se ha echo costumbre todos los viernes, Harry se iba a encerrar a su habitación a escribir.
-En serio, no se por que tanto odio últimamente, me trata como basura, ¿No puedes golpearlo?-Dijo Beatriz con un mohín, Jamie, que la acompañaba en el sofá del living room, acarició los cabellos pelirrojos que sobresalía de la coleta despeinada de Beatriz.
-No lo se. Y no tengo ganas de golpear gente, aun que sea por ti.
-Eres tan dulce, Jamie, tanto como un bombón, creo que voy a comerte.-Dijo ella, Jamie riendo tomó el teléfono de casa, tecleó algunos números y luego puso el auricular en su oreja.
-¿Si? Si, mediana, vegetariana con extra queso, gracias, si ya voy deja que te de la dirección, por favor,-Empezó a decir Jamie, Beatriz sonrió divertida pero agradecida, al saber que pedía pizza.-...Gracias. Bueno, manzanita, creo que comeremos pizza.
-Genial, les diré a los chicos, a ver si Harold decide bajar.-Dijo Beatriz levantando su flacucho cuerpo y dirigiendo sus pies hasta las escaleras, llego hasta las habitaciones de sus amigos y dijo en voz potente:-¡Salgan ahora mismo, viene una pizza recargada de queso!- Pronto, las puertas se abrieron de par en par, saliendo de ellas sus amigos, exceptuando una, la de Harry. Beatriz con un resoplido empezó a golpear la puerta de madera blanca.-¡Harry mas vale que salgas, ni creas que te voy a guardar un pedazo!- No hubo respuesta. No hubo otro remedia que abrir la puerta, con el riesgo que se estuviera cambiando de ropa. Y no era así, Harry estaba escribiendo, pero guardo rápidamente el cuadernillo detrás suyo, ya que el sonido de la puerta tan brusco lo asusto, dejándolo sin aliento.-Harry, ¿Por que demonios no abres la...? ¿Estabas en tus momentos felices?
-Beatriz, claro que no, yo no hago eso, pero no entres a la recamara de alguien sin antes tocar la puerta...
-Toque la puerta, no abriste, eso me dio derecho a abrirla, ahora, deja de hacer lo que fuera que estabas haciendo, y vamos a cenar, por favor, por mi.-Dijo Beatriz halando del brazo de Harry, mientras que hacía un puchero que le daba apariencia infantil. Harry, con un chasquido de lengua, aceptó. Caminaron hasta la primera planta, donde ya todos estaban sentados en la mesa, con los platos puestos. Harry, al ver a Jamie sentado, puso los ojos en blanco y bufó.
-Listo, ya estamos todos.-Dijo Beatriz, y por arte de magia, el timbre de la casa se hizo presente. Zayn se levantó y abrió la puerta, dando propina al repartidor y llevo la caja hasta el centro de la mesa, los de mas abrieron la caja y el vaho emanante de la pizza se hizo presente, haciendo gruñir sus estómagos. Todos llevaron una o dos rebanadas a sus platos, o en todo caso, como Niall, llevó tres. Al principio comieron en silencio, pero luego las conversaciones se hicieron presentes, al igual que John, que llegó de previo aviso.
-En serio, Beatriz era la niña mas tonta, aun que de vez en cuando sacaba algo de inteligencia, no se de donde, pero la sacaba.-Dijo John riendo, y los de mas lo acompañaron, al igual que Beatriz, pero en esta ocasión estaba feliz, no como en otras, donde hubiera halado de los cabellos a su hermano mayor.
-Tu no te quedas atrás hermanito, eres muy, pero muy idiota. ¿Recuerdas que hasta tercer grado supiste que en realidad los bebes vienen de los padres? ¿O que que tragaste una canica pensando que era un chicle? ¡Tuve que golpearte millonadas de veces la espalda para que saliera la bola!
-¡Dios mío! ¡Eso si es tonto!-Dijo Louis riendo.
-No tienes derecho de decirle de esa forma Louis, tu también eres muy idiota, ¿Recuerdas la vez que quisiste ayudar a la viejita a pasar la calle?
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Don't Let Me Go.
Fanfiction«Incautas aves más que recelo existe, por su tenacidad para escaparse, o impetuoso cantar al enfrentarse. Envidio su naturaleza divina. Aquel don de la apreciada libertad, frágiles alas ante cualquier deslealtad. Claves reflejos han de tener para vi...