Narra Nadir
A la mañana siguiente, después de habernos acostado ambos agotados en mi cama, nos levantamos relativamente tarde. A ver, en comparación con los demás días, es tarde. Es más, ni me molesté ayer en poner una alarma a propósito para que esto pasara. Sentía que Gabriel necesitaba un descanso y, para qué negarlo, yo también.
En cuanto recobro un poco de conciencia sobre mi mismo, busco el somnoliento cuerpo de Gabriel entre las desordenadas sabanas con una mano mientras con la otra me despejo la cara de pelo. No sabéis cuanto he ansiado poder volver a hacer esto. Saber que le tengo a pocos centímetros de mi en la misma cama y al despertarme, era algo que no llegué a valorar en su momento. Pero ahora creedme cuando os lo digo, que me da vida solo de pensarlo.
-¿Gabriel?- pregunto un tanto angustiado al no encontrarle al primer tanteo. Abro los ojos, adormilado, para intentar ayudarme con la vista.
Pero este no está en la cama ni en los alrededores.
Me siento rápidamente y, con ambas manos, me llevo el pelo hacia atrás y me hago una coleta rápida para que nada me entorpezca la visión. Primero me asomo por el lado en el que él estaba durmiendo para asegurarme de que no se ha caído por ahí y, al ver que no, miro bajo la cama por si acaso. Luego, aun más preocupado, echo un vistazo a toda la pequeña habitación en general. Las manos me tiemblan, la boca se me seca de lo rápido que estoy respirando y el pecho me hace ese horrible dolor que tanto odio. Después de algunas pasadas y bajo la tenue luz de emergencia, le encuentro en un rincón con la cabeza bien clavada en sus marcadas rodillas. Me da la sensación de que está temblando, sin embargo, no lo distingo bien por la poca luz.
-¿Gabriel... qué te pasa?- vuelvo a preguntar con un nudo en la garganta. Verle tan quieto y asustado en un rincón está haciendo que se me salga el corazón del pecho.
Espero unos horribles segundos hasta su respuesta, pero este no se mueve ni un solo milímetro ni profiere sonido alguno. Harto de no saber nada, me levanto lentamente y me acerco hasta donde se encuentra. Hago el ademan de apretarle el hombro para hacerle saber que estoy aquí, mas antes de que pueda hacerlo, éste grita y me hace pegar un respingo que me provoca una pérdida de equilibro con la consiguiente caída al suelo.
-¡NO ME TOQUES!-consigo descifrar entre todos, ahora, notorios sollozos. Está llorando. Su pecho se mueve muy rápidamente y sus manos tiemblan sin control-Po...podría hacerte daño, no te acerques a mi-continúa para luego intentar esconderse más en el pequeño rincón en el que se encuentra, haciéndose un gurruño.
-No me vas a hacer daño-intento tranquilizarlo utilizando el tono más suave de voz que tengo-Deja que te ayude-y tiendo mi mano hacia él esperando su autorización para tocarle.
Espero otros largos segundos hasta que por fin veo algo de movimiento por su parte. Mueve su cabeza un tanto para poder mirar entre sus piernas y su pelo alborotado. Después de dudarlo, tiende su mano hacia la mía, indeciso. La cojo y la atraigo hacia mi en cuanto la tengo casi al lado para que no se eche para atrás y un fuerte olor a hierro me golpea la cara.
-¿Estás herido?-pregunto al aire con la voz temblorosa por el inesperado descubrimiento y estudio detenidamente su cuerpo para ver de donde proviene ese olor.
Sé que es sangre, estoy seguro. Después de inspeccionarle lo que me deja ver de su persona, encuentro que su mano está ensangrentada. Pero no es de allí de donde proviene esta, o sea, no tiene heridas en la mano.
-Tranquilo, no me puedes hacer nada-afirmo mientras me acerco aún más a él-tranquilo...-la cabeza me da vueltas. Lo que menos me esperaba era que despertáramos de esta manera.
![](https://img.wattpad.com/cover/31859969-288-k739321.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Buscándote en otro mundo
Ciencia FicciónGabriel es un chico que vive en la Élite de Luna, una de las muchas ciudades bajo el agua. La humanidad se ha tenido que resignar a vivir ahí debido a sus incesantes guerras que han dejado la superficie casi inservible. O eso es lo que piensan los h...