Capítulo 18 - Duchas (+18)

206 19 10
                                    

Narra Gabriel

Siento como sus cálidas manos están aguantando mi cabeza con delicadeza. Me ordeno cerrar los ojos porque está tan cerca de mi que apenas puedo respirar con normalidad o me da esa impresión. Además, sus palabras, esos sonidos tan aterciopelados que sale de su ronca pero suave voz están haciendo que mi mente empiece a divagar y a pensar en cosas que a lo mejor no debería concebir en ese justo instante.

-Gabriel, ¿estás bien?-escucho de fondo, pero sigo manteniendo mis ojos cerrados. Tengo miedo de perder el control como lo he hecho anteriormente. No quiero hacerlo delante de él, no quiero que le pase nada por mi culpa-Gabriel tienes las alas totalmente desplegadas. ¿Qué pasa?

Siento como ahora una de sus manos se despega de mi mejilla y va a tocar una de mis aparatosas y metálicas alas. El sonido del roce de su dedo por una de las enormes plumas es lo único que me afirma que verdaderamente me las está tocando. Me siento extraño pero no como cuando voy a perder el control, si no otro tipo de sensación. ¿Qué debería hacer? Estoy totalmente petrificado por una especie de miedo y otra sensación que no consigo descifrar.

-Tranquilizate ¿vale? Respira hondo-y hago lo que me pide.

-No las toques, por favor-le pido entre las grandes bocanadas que estoy dando. 

Creo que jamás me he llegado a tocar mis aparatosas y odiosas alas que llevo tras la espalda. Bueno, sí. Lo hice la primera vez que noté algo extraño en mi dorso y desde ese día les cogí esta manía que me corroe por dentro. Y ahora que él lo está haciendo de la misma forma que yo lo hice me están llegando imágenes de todas esas veces en las que me han hecho daño por culpa de ellas o yo lo he causado. No me gustan y no quiero que Nadir las toque porque siento que si lo hace, lo sabrá todo.

-Vale, lo siento-me responde el rápidamente y aparta la mano, la cual vuelve a mi cara-¿Estás bien?-me vuelve a repetir.

-Si...-digo en un suspiro mientras abro lentamente los ojos intentando que los sentimientos de rabia y odio no me dominen el cuerpo-estoy bien-concluyo.

Ahora que puedo ver a Nadir, me doy cuenta de que estamos aun más cerca el uno del otro y poco a poco el se va acercando más hacia mi. Sus manos me siguen sosteniendo la cabeza y hacen que yo no pueda huir. La ansiedad me invade el cuerpo y hace que masculle un "uh" antes de que nuestros labios se unan de nuevo después de tanto tiempo. No es porque no quiera, es más, lo llevo esperando por un tiempo, pero me parece muy inesperado.

Suelto todo el aire que había acumulado sin querer en mis pulmones y me intento relajar para que sus labios me empiecen a guiar de nuevo entre el placer y la locura que me producen. Este beso, aunque me resulta de nuevo familiar, no lo es de la misma forma que lo fue el otro. Me recuerda a algo mucho más intenso y especial, el otro fue más cotidiano y esporádico. ¿Puede que sea porque es verdad que nos conocíamos de antes y yo no lo recuerdo? ¿Podría tener él razón?

-Deja de pensar-escucho de repente y veo que Nadir ha parado de besarme-¿Te molesta?-se muerde el labio y arruga sus cejas. Puedo ver una chispa de dolor en sus ojos cuando lo hace- Lo siento, vayámonos-dice casi girando sobre sus pies.

Pero antes de que el pueda alejarse de mi, le cojo con ambas manos como él me ha cogido segundos atrás y le acerco hacia mi para poder seguir con lo que habíamos empezado. Opone un poco de resistencia al principio, pero cuando se da cuenta de lo que quiero, se vuelve a lanzar hacia mi, aunque mucho más rápidamente que antes y del impulso me aprisiona entre las taquillas que estaban a dos pasos de nosotros a mi espalda.

Esta vez no voy a dejar que nada me nuble la cabeza, solo la necesidad de respirar de vez en cuando y mantener la cordura.


Buscándote en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora