Capítulo 21 - ¿Qué te pasa?

70 7 0
                                    

Narra Gabriel

-¡Gabriel!-escucho decir tras de mi una voz bastante conocida y me hiela la sangre.

Dejo la conversación que llevábamos Adrian y yo y llevo la mirada hacia donde me han llamado.En cuando veo la cara de Nadir y, después de todo lo que me ha costado olvidarme del horror que pasé la mañana pasada, el miedo vuelve a mi y me apaga la sonrisa educada que tenía. "Solo era un sueño" me recuerdo, aunque no me sirve de mucho. "Solo fue un maldito sueño". La mano con la que estoy jugando con el tenedor comienza a temblarme y éste cae encima del plato de comida ya vacío.

-Vamos Gabriel, hay que volver al entrenamiento-me avisa Adrian, mi nuevo entrenador de espada, tras ya darme unos minutos más de descanso.

Yo asiento con la cabeza sin apartar la mirada de Nadir. Quiero decirle algo, aunque sea un simple hola, pero ninguna palabra consigue salir de mi temblorosa boca. El pobre espera que le responda y su cara cambia a una palpable de preocupación. Lo único que pasa por mi mente para hacer y no quedarme como un tonto que no sabe ni respirar mientras le miro, es sonreírle. Al principio hasta mis propios labios me vacilan, pero luego lo consigo. A saber cómo es mi cara ahora. Un poema seguro.

-¡Idiota!-exclama y me pega un pequeño capón en la cabeza y luego aparta la mirada hacia un lado-Te he estado buscando-una explosión de sangre me baña la cara y hace que se me enrojezca. Lo que acaba de decir me ha sonado como un "te he echado de menos" y hace que me avergüence.

-Lo siento-respondo por fin y noto como Adrian se levanta para irse ya-Tengo que volver al entrenamiento, nos podemos ver al salir-propongo tímidamente ya que me siento mal de que él me haya estado buscando y, justo cuando me encuentra, me tengo que ir.

-Hoy saldré tarde, dud...

-Entonces iré cuando termine el mío hacia donde tú entrenas. ¿Te parece?-pregunto con una sonrisa más sincera y grande que la anterior, a ver si así consigo relajar su entrecejo fruncido.

-Vale-responde algo atónito por mi propuesta sorpresa y una sonrisa intenta expresarse en su cara, mas rápidamente se extingue y vuelve el cejo fruncido-¿Estas bien, no?-Es normal que este preocupado por mi, al igual que yo lo he estado por el durante toda la mañana.

-Si-contesto con prisa. 

Nadir asiente no muy convencido, pero no puedo hacer mucho más por que no sea así. Cojo mi bandeja para llevarla a su sitio antes de salir del comedor y acelero mi paso para no hacer esperar más a Adrian, el cual me está haciendo señas ya desde la puerta. Antes de salir me giro hacia él, que me sigue mirando, y me despido con la mano eufóricamente, entusiasmado por nuestra "cita". Luego consigo ponerme a la misma altura que Adrian y volvemos hacia la misma sala que Petra me llevó por primera vez ayer. Que, por cierto, aun no la he visto en todo lo que llevo de día pues en vez de venir ella a mi habitación, ha sido Adrian quien lo ha hecho. Al principio casi le echo a patadas pues, entre la decepción de que no fuera Nadir y que Petra no me avisó de que venía alguien nuevo, me sentó bastante mal su inesperada presencia.

Además, imaginaos que entra en vuestro cuarto un chico de unos 25 años con un peinado bastante llamativo en una cresta bastante larga y el doble que yo de ancho y alto. Y para más inri, como guinda del pastel, un par de cicatrices en la cara bastante notorias. Pues me quedé intimidado. Pero cuando empezó a enseñarme, mi concepción de él cambió por completo. Es mucho más paciente con mi torpeza que mi antigua entrenadora. Incluso ha logrado que aprenda a utilizar de forma correcta y básica la espada sin mucho esfuerzo. Digamos que no tiene ni punto de comparación con ella. Se nota que sabe lo que me está enseñando y, dentro de lo que cabe, me parece bastante amigable.

Buscándote en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora