Capítulo treinta y dos

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AUSTIN HARRISON▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

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AUSTIN HARRISON
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Simon procedió haciendo lo que Kaleem consideraba "silencio sepulcral". Una clase de silencio que pareció durar una eternidad, cuando no fue así. Era la primera vez que confesaba su problema. No es que nadie lo sepa, por el contrario, en Alacante se murmuraba sobre ello, sino que nunca fue él en primera persona quien lo explicó. No le gustaba hablar de ello.

John, su padre, fue el encargado de comunicar a la Clave, diciendo a las personas sobre su hijo de sangre que no soportaba las runas, pero que, de igual manera, era un nefilim. Los cuchillos se encendían cuando él los tocaba, el ángel le permitía la entrada a su hogar y era tan buen guerrero como cualquier otro cazador de sombras. Exceptuando que Kaleem no tenía una sola runa en el cuerpo.

—Creí que las personas humanas no podían entrar en Idris, que no podían ver nada de este mundo —comentó Simon, escogiendo las palabras adecuadas para no herirlo.

Kaleem sonrió en la oscuridad.

—Y es cierto, por ley no pueden entrar, que no puedan hacerlo por carecer de visión es otra cosa —respondió Emma.

—Soy mestizo, tengo la visión y eso me hace una persona afortunada —replicó Kaleem, encogiéndose de hombros. Por la ventana pequeña sobre su cabeza ingresó una brisa suave, templada. Hacía mucho tiempo no reflexionaba sobre su historia, sobre las cosas que tuvo que vivir, desde el desprecio hasta el abuso emocional—. Es una historia complicada y extensa, supongo.

Emma chasqueó la lengua.

—No veo aquí una consola de videojuegos con la que pasar el rato hasta que decidan qué hacen con nosotros. Y honestamente, no es como si fueran a dejarnos salir pronto... tú decides —señaló ella.

—Mantendremos tu secreto —añadió Simon.

—Si insisten —aceptó y se aseguró de coger mucho aire. ¿Por dónde comenzar? Se preguntó. Por el principio, dijo una voz molesta en su cabeza—. Mi madre, Eleanor Harrison, era humana y mi padre John Carstairs, un cazador de sombras. Se conocieron unos tres años antes de que naciera y supongo que se enamoraron. Eso dice mi padre, pero no es muy buen mentiroso y puedo asegurar que él no lo estaba. Todos saben que las relaciones entre mundanos y nefilim no funcionan, no llevan a algo positivo, a menos que dicho humano decida convertirse. Mi madre no quiso ni intentarlo, así que dio a luz por su cuenta, sola... Sufrió una hemorragia durante el parto y falleció unas horas después dejando solo el recuerdo de un nombre: Austin Harrison

» Mi padre se hizo cargo de mi y quiso cambiarme el nombre a Kaleem Carstairs, regalándome su apellido, como corresponde. Nunca me molestó, quiero decir, era usar su nombre o ser juzgado por todo Idris y él no quiso arriesgarse. Crecí en Londres, luego nos instalamos en Los Ángeles con su nueva esposa, Cordelia, y mi hermana pequeña, Emma, que en ese momento acababa de nacer. Formamos una buena familia, Cordelia es mi madre, yo soy su hijo, y mi hermana es lo más importante que existe para mí. Pero seguía faltando algo. El día que cumplí los doce años fue cuando cambió. No pude soportar la runa de iniciación, milagrosamente los Hermanos Silenciosos pudieron salvarme y continué mi vida sin que una estela toque mi piel. Fueron años y años de investigación, me atendieron brujos, incluso hadas, mas no encontraron el porqué de todo. Sin embargo, estoy entrenado y capacitado para luchar y defenderme como un nefilim.

Warrior | Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora