Pasado

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Ahhh, qué bien me ha sentado el festival. Ha sido el mejor que he visitado. Al volver, he estado hablando con mi madre. Al parecer, todo está más tranquilo desde Grima. Tras la reincorporación del estratega real, dos años después, la criminalidad ha disminuido considerablemente. Pero aún hay ladrones  y bandas criminales. Los Custodios (todos los descendientes y algunos padres, como Tharja y Henry) han estado yendo de un lado para otro combatiendo contra estos criminales. La verdad, me gustaría ayudarles, pero no sé hasta qué punto podría estar viajando entre mundos.
Tendría que hablar con Lilith sobre el tema...
-¿Sabes? hecho de menos estar con ellos.
-Te comprendo. Cuando estaba en la Fortaleza del Norte echaba de menos a mis hermanos.
-¿Ah, sí? Nunca me explicaste cómo era la vida en esa fortaleza.
-Bueno, éramos pocos en comparación con el castillo Krakenburg. Estábamos Flora, Felícia, Jakob, algunos criados y yo. Pero ellos tres eran los que pasaban más tiempo conmigo. Incluso desde pequeño. Y Silas vivía muy cerca, por lo que venía a visitarme mucho. Nunca estaba aburrido, pero echaba de menos a mi família.
-Bueno, mi niñez no fué precisamente feliz.
-¿Ah, no? ¿Por qué?
-Mi madre (me refiero a la del futuro) nos dejó cuando tenía diez años. Se fué a luchar por Chrom, y murió en el campo de batalla junto a mi padre. Era una niña huérfana a la sombra de lo que un día fué una de la mejores guerreras del continente. Siempre me comparaban con ella. "¿Por qué no puedes montar un pegaso como tu madre?" o "¿Cómo se te puede dar tan mal la lanza? Tu madre era una maestra". Por eso mi personalidad se volvió oscura e irritante. Es horrible el vivir sola y con una carga como esa. El intentar superar a alguien perfecto. Pero por mucho que te esfuerces o entrenes, sabes que nunca serás tan bueno como esa persona.
Corrin se ha quedado callado, mirándome.
-Nunca me lo habías contado.
-Ya, bueno, no me gusta hablar de mi pasado.
-Siento haberte hecho recordar eso.
-No importa. Aunque sean dolorosos, esos recuerdos pueden enseñarte lo que has conseguido. Las cosas que has logrado con tu esfuerzo.
Se queda callado unos segundos, y de repente, sonríe.
-Vaya, no sabía que te podías poner en modo filosófica. Tendré que mirar tu libro de instrucciones.
No puedo evitar esbozar una sonrisa.
-Ja, ja, ja. No tiene gracia.
-Venga ya, ¡pero si te estás riendo!
-¡Eso no es cierto!
-¡Claro que sí!

Reencuentro DesastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora