Capítulo I - Un café (editado)

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 Espero que os guste que yo la he escrito con mucho cariño. También aviso que no está corregida, si hay alguna incoherencia decidmelo. 

Sin más, aquí os dejo la historia de Mía y James, Amor de portada.

CAPÍTULO I – Un café.

Era un nuevo día en la UCLA. Nuevas clases de genética. Nuevos trabajos.

—Para el lunes quiero un trabajo de treinta páginas sobre genética —dijo el señor Stevenson, sin hacer caso a los murmullos de la clase—. Y valdrá un cuarenta por ciento de la nota final.

—Pero, señor Stevenson, sólo tenemos una semana...

—En ese caso le sugiero que empiece cuanto antes.

El sonido del timbre indicaba el final de las clases, por fin. Llevaba todo el día disperso, apenas había atendido en clase y, para colmo, tenía que pasarme la noche haciendo un maldito trabajo.

Me levanté con desgana y me dirigí hacia Sarah, mi mejor amiga, que me esperaba apoyada en la parte baja de la clase. Su pelo rojo fuego hacia resaltar sus ojos verdes y su pálida piel; su figura era increíble, y a ella le encanta lucirlo con ropa que marcara cada una de sus curvas. Cuando llegué a su altura me dio un beso en la mejilla y juntos nos dirigimos hasta los jardines del campus universitario.

—J — me llamó mi amiga —, ¿me estás escuchando?

—¿Qué?

—Santo cielo, ¿qué te ocurre hoy?

—Lo siento, Sarah... No estoy de humor hoy —me disculpé.

Nos sentamos en la hierba, pero apenas me di cuenta de la mirada interrogante que me lanzaba Sarah. No sabía si quería contarle el problema que me estaba carcomiendo por dentro desde la mañana pero, por otra, sabía que debía contárselo a mi mejor amiga.

—Joder, dilo de una vez.

—No me han concedido la beca para irme a estudiar a Alemania —susurré.

—¿Qué? Pero si eres el primero de la clase —dijo impresionada—. Tenías las notas perfectas para que te la concedieran.

—Al parecer los del comité opinan que no me hace falta porque, supuestamente,  podría estudiar en cualquier universidad del mundo.

—No tiene sentido...

—Dímelo a mí —me mordí el labio para evitar ponerme a gritar de rabia.

—Vamos, James, habrá más oportunidades —intentó animarme mientras se lanzaba a mi cuello para hacerme cosquillas—. Serás un científico increíble.

En ese momento llegaron el resto de nuestros amigos. Sarah, al igual que yo estudiaba biología, pero el resto del grupo tiraba más hacia las letras. Miranda estaba en último año de derecho, David estudiaba historia del arte junto a Helena, su novia, y Kayla era nuestra futura psicóloga.

Estuvimos todos juntos hablando, unos más que otros, pues yo aún seguía un poco decaído: siempre había deseado estudiar en Alemania, uno de los mejores lugares para trabajar en algo relacionado con la ciencia. Mi familia era acomodada, no lo negaré, y podía permitirme ir allí y pagármelo todo,  pero odiaba deber algo a mis padres porque no me llevaba bien con mi padre. Únicamente mantenía el contacto con mi hermana Anna y mi madre. Por lo demás no quería saber nada de mi familia desde que mi padre había decidido cortarme el grifo por no seguir sus pasos en la medicina.

Amor de Portada [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora