CAPÍTULO VII – Todo del revés.
Estaba tan angustiada cuando llegué al coche que era incapaz de meter la llave en el contacto, por lo que me quedé apoyada en el volante, intentando tranquilizarme.
Todo había sido una mentira. James había estado con Alma el mismo día que había estado conmigo, habían estado en el hotel y conociendo a Alma dudaba que fuera para jugar a las cartas.
No tenía fuerzas para nada, necesitaba a mi madre, necesitaba que me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien. Pero ella no estaba.
Busqué el teléfono en el bolso. Las manos me temblaban mientras gotas saladas salían de mis ojos sin control.
Marqué como pude el único número que me venía a la cabeza. Robert.
-Mía.- dijo alegre cuando descolgó.
-Sácame de aquí.- estallé en sollozos de angustia, sin poder detenerme.
-Mierda, Mía, ¿qué ha pasado?
-Necesito...- no podía ni hablar.
-¿Dónde estás?- escuche que cerraba una puerta.
-En la universidad. En mi coche.
-¿Por dónde lo has aparcado?- un motor arrancó al otro lado.
-Al lado del rectorado.
-Voy para allá.- colgó.
Me recosté en el asiento, respirando profundamente, intentando evadirme de todo dolor. Sentía un profundo dolor en el pecho, como si mi corazón hubiese sido arrancado de cuajo.
-¿Por qué a mi?- susurré, con la mirada perdida.
Charles había hecho lo mismo, se había estado acostando durante meses con una compañera de trabajo. Él había sido mi primer amor, con él me había entregado por completo como una tonta enamorada y él no había sido capaz de serme fiel. Me sentí tan desdichada que no salí de mi cuarto en semanas. Meses después, Charles había anunciado su boda con mi compañera. Recuerdo haber llorado durante horas mientras mi madre acariciaba mi pelo.
Una vez superada toda esa mierda me entregué por completo a las pasarelas, ignorando mi deseo de ser científica.
Unos toques en la ventana me despertaron del trance.
-Por favor, Robert, ayúdame.- sollocé contra su pecho.
-¿Qué ha ocurrido?
-Ha vuelto a pasar... Charles... James...- era incapaz de articular una frase correcta.
-Sube al coche.- dijo abriendo la puerta del copiloto de su auto.
Continué con la cabeza gacha hasta que salimos del recinto universitario atestado de lagartos chupasangre con cámaras. La mano de mi primo descansaba sobre la mía, intentando reconfortarme.
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Amor de Portada [en edición]
RomanceMi nombre es Mía Blackwell y soy una modelo cotizada, hija de uno de los directores de cine más importantes de América y de la jefa de la revista del corazón más vendida en el mundo. Genial ¿verdad? Pero no todo es como parece, pues acabo de perder...