Capítulo XIX - Se acabó

12.4K 479 43
                                    

CAPÍTULO XIX – Se acabó.

Entré en un estado de nervios tan enorme que me quedé estática en el sofá. Pero, afortunadamente, James supo tomar el control de la situación y comenzó a hacer llamadas.

-Mi amor, tu primo ha llegado.- dijo James mientras me hacia salir de mi perturbación.

Un huracán entró en el salón. Robert daba vueltas por toda la estancia con las manos en la cabeza, susurrando cosas y con lágrimas amenazando con escapar por la comisura de sus ojos.

Esto no podía estar pasando. Sarah tendría que estar ahora en la universidad, con las chicas, conmigo... Pero esa zorra de Rose se había salido con la suya, y ahora tenía algo que usar para conseguir todos sus fines.

Al cabo de unos minutos más irrumpieron en el piso las demás chicas y David, que tampoco podían creerse lo que estaba pasando. La más calmada, junto con James, era Miranda, que también se estaba dedicando a hacer llamadas, aunque más bien discutía por teléfono con varias personas.

-¿Qué vas a hacer?- mi primo se sentó a mi lado y escondió la cara en sus manos.

-Voy a darle el dinero.- aseguré.- Prefiero quedarme sin nada a que a Sarah y al bebé les pase algo.

-No voy a permitir que hagas eso.- espetó.- Tienes una hermana pequeña a la que mantener. Te daré yo el dinero...

-Con lo que he ganado como modelo nos da para vivir muy bien.- contraataqué.- Además, sin ofender, la fortuna que recavaron mis padres es más cuantiosa que lo que tu tengas...

-Lo sé, Mía, pero no puedo permitir que arregles esto por mí. - me miró.- Sarah es mi mujer y es mi hijo... son mi responsabilidad.

-Robert, tienes razón.- me levanté y comencé a hurgar en los cajones del los muebles del salón.- Pero es una de mis mejores amigas y no voy a dejarte solo con esto.

Encontré lo que buscaba. Había una chequera, sin usar ya que yo era más de usar tarjeta, y comencé a escribir la cifra que correspondía a la herencia de mis padres. Estaba a punto de firmar el cheque cuando Miranda me arrebató el bolígrafo y rompió el papel.

-No seas estúpida.- su tono había cambiado del dulce a uno frío y calculador.- aquí nadie va a pagar nada.

-¿Qué dices?- se levantó Robert y la enfrentó.- ¿Quieres qué la maten?

-Por supuesto que no, pero no va a hacer falta.

-¿A qué te refieres?- exigió saber George.

-Sé donde está Sarah.- dijo con una maléfica sonrisa.

*** *** ***

Al fin tantas llamadas habían dado su fruto. Uno de mis antiguos enlaces cuando yo estaba en el mundo del narcotráfico había conseguido sacar la información que necesitaba.

Amor de Portada [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora