CAPÍTULO IV.- He visto un ángel.
Mía nos contó su conversación con George, y nos pidió que fuéramos con ella a Nueva York para la prueba de Victoria's Secret. Sin pensarlo decidí que iría con ella, me preocupaba que se pusiera triste de nuevo. Odiaba ver sus hermosos ojos repletos de lágrimas. Sarah también nos acompañaría, pero el resto del grupo había tenido que quedarse en la universidad porque tenían exámenes y trabajos que entregar.
El señor Stevenson aceptó aplazar una semana el plazo para entregar su trabajo, pero tenía que ser de sesenta páginas y teníamos que añadir un experimento que debíamos realizar junto a nuestra pareja. Junto a Mía.
Summer, la hermana de la modelo, también venía con nosotros, y por supuesto George también.
La cosa era que, allí estaba yo, contemplando un jet privado en el aeropuerto de Los Angeles. Sarah estaba emocionada, jugando con la pequeña mientras Mía hablaba por teléfono con no se quien. George había entrado ya al avión para comprobar que todo estaba listo, y esperábamos la señal para poder acompañarlo.
El manager apareció en la entrada y nos indicó que subiéramos, que todo estaba listo para partir.
-¿Listo?- dijo Mía a mi lado.
-No, pero vamos.- respondí subiendo al jet.
Me quedé paralizado en la entrada, era realmente increíble. Estaba decorado en colores crema y madera, con sillones de cuero que estaba junto a algunas mesas, pero podían girarse para poder tumbarse o podías guardar la mesa para poder ver la televisión.
-Muévete J.- gritó Sarah.
Entramos todos y George nos indicó que nos sentáramos para poder despegar, que pronto llegaría la orden de la torre de control.
-Ahí están las habitaciones.- me explicó Mía cuando se dio cuenta que miraba la puerta del fondo.- Puedes ir a acostarse si quieres, después de despegar.
-No creo que pueda dormir aquí.- estaba algo nervioso.
-¿Te da miedo volar?- quiso saber.
-Miedo no, pánico.- susurré.- Cuando era pequeño iba en una avioneta y de pronto cayó... gracias a Dios no murió nadie pero no he vuelto a subir a ningún “objeto volador” - le conté.
-Tonto, tenías que habérmelo dicho.- me regañó.- Habría buscado otra forma de ir.
Puso su mano sobre la mía y me miró con cariño. Desde que había llegado a la universidad nuestra relación había crecido de forma sorprendente, hasta el punto en el que no podía dejarla sola por las noches. No nos habíamos vuelto a besar desde aquella vez en la residencia de mis amigas, pero no había que no deseara volver a probar ese sabroso sabor de sus labios de fresa. Sin embargo, había veces que percibía que ella solo buscaba una amistad conmigo. David me había recomendado que me lanzara, pero yo no lo veía claro; y Sarah, que se había hecho muy amiga de Mía, me aconsejó que esperara. Resumiendo, estaba hecho un lío.
Tenía intención de ponerme a adelantar trabajo, pero me resultaba imposible concentrarme, sobre todo cuando una rubia observaba todo lo que hacia.
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Amor de Portada [en edición]
RomanceMi nombre es Mía Blackwell y soy una modelo cotizada, hija de uno de los directores de cine más importantes de América y de la jefa de la revista del corazón más vendida en el mundo. Genial ¿verdad? Pero no todo es como parece, pues acabo de perder...