Capítulo III - Volver a ser feliz.

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CAPÍTULO III

Al llegar a mí cuarto de la residencia me dejé caer en la cama, aunque tenía intención de empezar el trabajo, pero no hacía más que pensar en la joven modelo.

En el fondo sabía que era una distracción que podía hacerme caer en las calificaciones, pero era inevitable que mi mente rememorase el día con ella, en su sonrisa, en sus ojos... Joder, tenía que centrarme.

Finalmente me quité la ropa, pues siempre dormía, como mucho, en ropa interior, y me metí en la cama con la intención de dormir, pero solo con la intención. No paré de dar vueltas en la cama, de contar ovejas, de enumerar los elementos de la tabla periódica con sus valencias, pero lo único que lograba era no dormir.

Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a asomar por la ventana el sueño comenzó a vencerme y el despertador sonó. Me di el lujo de remolonear un poco en la cama, quizá demasiado pues cuando me di cuenta ya llegaba tarde. Intenté ducharme, vestirme, y coger los libros de clase en menos de cinco minutos. Corrí por todo el campus, haciendo una parada para comprar un café, hasta el edificio donde estaba la clase de biología. Al entrar el profesor no estaba, pero llegó junto después de mi. ¡Justo a tiempo!

Busqué a Sarah con la mirada y la encontré en su sitio habitual, junto a una de las ventanas, la saludé y subí a lo alto de la grada.

-Señor White, que sea mi mejor alumno no quiere decir que pueda llegar tarde.- dijo el señor Stevenson.

-Disculpe, profesor.

Sin más se puso al frente de la clase, vestido con su bata blanca y sus enorme gafas de pasta negra, y comenzó con la lección.

Aproveché para buscar a Mía, pero no estaba ni en la base de la grada, ni en medio ni arriba... Seguramente se habría arrepentido, o los paparazzi la estaba acosando otra vez o yo que sé. Durante el descanso quería llamarla pero recordé que no le había pedido el número. Definitivamente era un desastre total.

A la media hora de empezar la clase alguien llamó a la puerta. Ahí estaba la nueva.

-Gracias por honrarnos con su presencia, señorita Blackwell.- espetó el profesor.- Por ser su primer día le dejaré pasar, pero si vuelve a interrumpir no entrara.

-Perdone, profesor Stevenson, pero me perdi.- dijo tajante.- No volverá a ocurrir.

-Eso espero. Y ahora siéntese.- ordenó. - Como iba diciendo,- comenzó a hablar de nuevo mientras Mía se sentaba.- asignaré las parejas del laboratorio yo mismo, porque sino no se decidirán.

Por supuesto hubo protesta ante eso.

-Callensé.- sacó una lista de su maletín.- Los nombraré, saldrán aquí y después se sentarán junto a la pareja asignada. Quiero que durante el resto del curso permanezcan sentados juntos, pues pasarán mucho tiempo juntos y es mejor que se entiendan.

Más protestas. A mis compañeros nunca les parecía bien las decisiones del profesorado.

-Sarah Watson.- mi amiga salió al estrado.- usted trabajará con el señor Carter.

-Pero profesor, es un desastre...

Amor de Portada [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora