Personaje dinámico, personaje estático... y por qué

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Este es un capítulo bastante conciso y simple, que trata no tanto del diseño del personaje... sino de su progreso a lo largo de la historia. En toda historia, un personaje puede cambiar o no cambiar. Un personaje que cambia es denominado dinámico, mientras que el que permanece incólume es estático.

El motivo principal para escribir sobre ellos es que se ha asumido mucho tiempo que un personaje dinámico está mejor desarrollado; es más tridimensional, más creíble o más realista. Y si habéis llegado hasta aquí, sabréis que soy un autor prácticamente obsesionado con la idea de que los personajes sean lo más reales posibles. Sin importar en qué mundo ficticio nos encontremos, quiero realismo. ¿Significa esto que única y exclusivamente deberíamos tener personajes dinámicos, y evitar a los personajes estáticos?

Por mucho tiempo he creído que sí. Pero cuando miro alrededor, cuando miro a las personas, me doy cuenta de que en realidad no es cierto. La gran mayoría del tiempo, la gente no vive en un constante progreso o degeneración; aprenden cosas, adquieren hábitos y los pierden... pero no hay cambios de peso en su personalidad como para hacer de ellos personajes dinámicos. En otras palabras, la mayoría de la gente es estática.

No obstante, cambiamos. No lo hacemos en un breve plazo de tiempo salvo que un suceso impactante llegue a nuestras vidas, sea positivo o negativo. Te toca la lotería, te doctoras en la universidad, muere una persona cercana a ti o empiezas a padecer una enfermedad crónica... y tu carácter tiende a verse afectado. Es un cambio dramático de tu situación habitual. En términos literarios, hay conflicto, hay algo que hace tu historia interesante y digna de contarse. Nadie se interesa en el común y rutinario día a día de alguien con un trabajo y una vida comunes.

Ni siquiera vemos habitualmente a personajes con una historia emocionante tener su día a día común. Probablemente Spiderman tenga semanas enteras donde se dedica simplemente a impedir atracos y robos de coches, entre otros crímenes comunes; después vuelve a casa y se dedica a su trabajo y estudios, según corresponda. Y nada más. Y no hay conflicto ni interés en un examen que le está costando más preparar porque es una materia muy dura. Si aparece un villano menor durante esa semana, como la Rana Saltarina (os juro que existía; se retiró, pero solía luchar con Daredevil), que no es rival para él, no valdrá la pena escribir el guión de ese cómic.


Es que hasta los personajes deben acabar aburriéndose de hacer lo de siempre

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Es que hasta los personajes deben acabar aburriéndose de hacer lo de siempre. Y no queremos que los lectores se aburran a su vez.


Es más, ¿qué ocurre si el héroe empieza siendo moralmente virtuoso, y quieres hacer una historia del bien contra el mal? ¿Vale la pena que cambie? Puede que sea atractivo hacer dudar al héroe sobre cómo hacer el bien. Hasta puede que aprenda que a veces la solución que él creía obvia tiene más perspectivas. Pero en definitiva, probablemente no quieras que cambie su bondad, honradez y justicia, porque son los atributos que deseas en ese personaje. Personajes carismáticos como Sherlock Holmes o James Bond no cambian nunca, porque funcionan tal y como son.

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