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DATOS

MASHIRO YUKINO

EDAD: 17 años.

HABILIDADES: COMPOSITORA, VIOLINISTA.

LE GUSTA: LOS DANGO

NO LE GUSTA: SU FAMILIA.

Su primer secreto había sido descubierto. Pero fue por un bien mayor, aunque se sentia como una mocosa que no para de llorar porque rompió su juguete favorito. Layla sonreía, la psicologa les había dejado claro que era muy efectivo todo el daño que le hizo ese hospital y Jude, que su hija pudiera desahogarse, como no lo ha hecho desde los cinco años, cuando su padre las obligó a separarse.
Lucy limpió su rostro en vano, seguían saliendo sin control, como diciendo no lloraste durante 11 años, llora ahora. Erza abrazó a su hermana y acarició su cabello con ternura, su madre vio el reflejo se cuando ambas eran niñas. Natsu frunció el ceño levemente, vio a su hermana menor bajar la cabeza, culpabilidad, era lo único que se reflejaba en sus ojos azul-verdoso. Luego de que lograran calmar a la rubia, y que esta se quedara dormida en la espalda de Natsu, como ya se había vuelto costumbre, caminaron hasta las habitaciones.  

– Wendy, debo hablar contigo – le susurró Natsu mientras tomaba su brazo, impidiendo que entrara al cuarto con Lucy, la cual ya estaba dormida. Wendy se tensó, lo miró de reojo, frialdad, era lo único que veía en esos ojos verde jade, tragó duro y se fue con su hermano, a mitad de pasillo , a media noche, era jalada hacia el comedor, como si supiera que iban a hacer un escándalo. 

– N... Natsu-san, me haces daño... por favor... ¡Onii-chan! – algo en Natsu revivió, pero recordó la razón de su enojo. 

– ¡Por qué coños no me lo dijiste! – Wendy se encogió en su lugar y comenzó a desviar la mirada, hasta que quedó en el suelo - ¡Wendy! 

– Su... Sumimasen... - susurró apenas audible, frunció el ceño y lo encaró. Lo sujeto de la camisa - ¡Pero con tu actitud arrogante no me daban ganas de contarte nada! ¡No sabia como reaccionarias! ¡Pero no quería que Lucy-san saliera lastimada por tu petulante actitud! ¡Lucy-san, Heartfilia-san siempre, sin importar qué, es una de las personas más importantes para mí! – respiró agitada. Natsu entendió que su hermana le tuviera miedo, pero no contaba la razón de ocultarlo durante todo el tiempo que él se esforzó tratando de que ella volviese a confiar en él.
– ¿Desde hace cuánto lo sabes?  

– Des... Desde que cantó Maigo No Kokoro... - fue casi inaudible, pero Natsu la escuchó perfectamente, frunció el ceño, ahora no estaba molesto con Wendy, si no con él mismo, cayó hincado sosteniendo su estómago y con la otra sostuvo sus cabellos. Él ya lo había sospechado, pero la rubia nunca le dio un indicio de que era ella.  

– Incluso así... no me lo dijiste... - masculló al borde de las lágrimas. Wendy aguó la mirada y la devolvió al suelo.  

– Lo siento... pero no confiaba en ti. Me abandonaste cuando entramos a la escuela media, incluso tomaste junto con Lisanna-san y Chelia esa personalidad arrogante. No quería ser dañada de nuevo, quería ser egoísta, quería ser feliz. Tú no eras la persona que me haría feliz. – limpió sus lágrimas que marcaban como fuego sus mejillas – Siempre te estuve observando, siempre detrás de ti, ¡nunca lo notaste! ¡SIEMPRE TE ESTUVE MIRANDO! ¡Ese fue el peor error que cometí, pero... es que siempre estuve esperando algo de ti! ¡Algo que me dijera que aun me amabas, a mí, a tu hermana! 

– ¡Lo hice para protegerte! – Natsu se levantó y tomó sus hombros haciendo que le mirara a los ojos – Te aleje a propósito, todos me pidieron que te cuidara cuando salimos del hospital, no quería presionarte... yo quería protegerte... nunca quise lastimarte... de veras lo siento.... Eres mi pequeña hermana, ya habías sufrido lo suficiente y viene este idiota a rematarla... perdóname... 

Academia de Música Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora