0 - Entre escombros

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S..so...

Sor..

Sora-.....!

Soraru despertó de golpe sin recordar si había tenido algún sueño, su cabeza dolía por levantarse tan repentinamente. Pero apenas miró por la ventana por la que entraban el sonido del canto de las aves se levantó y se arregló rápidamente.

Corrió por los pasillos del castillo hasta llegar al primer piso y salir al patio frontal donde su padre se preparaba para salir.

–¡Espera! –gritó el niño –Yo tambien quiero ir.

Su padre cruzó su mirada con la de su esposa, que tambien se encontraba allí.

–Creo que solo por ésta vez puedes venir, despues de todo te levantaste temprano –le sonrió su padre.

Los ojos de Soraru se iluminaron y su padre lo ayudó a subir al caballo.

–Tengan mucho cuidado –dijo su madre a quien no le agradaba mucho la idea de dejar ir a su hijo al viaje.

Soraru miraba alrededor entusiasmado, muy raras veces lo dejaban salir de su hogar.

–¿Y a dónde vamos? –preguntó.

–Hubo una ataque en el Sur y un pueblo sufrió los desastres, iremos a ver la situación –respondió su padre con seriedad.

–Oh...

El niño bajó la cabeza, se sentía mal por lo que tuvieron que haber pasado esas personas.

Y se sintió peor una vez llegaron a su destino.
No había casa que permaneciera completamente en pie, el cielo era gris y no había rastro de vida a los alrededores.

El rey notó el comportamiento de su hijo y acarició su cabeza.

–Muchas personas lograron escapar –le dijo para calmarlo –pero otras no lo lograron, es una realidad, debes saberlo...

A Soraru se le hizo un nudo en la garganta al pensar el número de personas que ahora mismo podrían estar viviendo felices en aquel sitio.

Cielo..

Voy a..

Ir.. al..

Yo no...

Yo..

Sora-..

Soraru miró al rededor sorprendiendo a su padre, había escuchado una voz y parecía que lo llamaba a él.

–¿Qué sucede? –preguntó el rey, Soraru bajo de un salto del caballo lastimándose un poco los pies por el impacto.

Se dirigió fugazmente a una casa derrumbada y comenzó a mover piedras y escombros con cuidado.

–¡Hay alguien aquí! ¡Puedo escucharlo!

El hombre se paró a su lado intentando ver entre los escombros que su hijo removía.

–¿Estás seguro de que no son solo tus amigos imaginarios?

Soraru frunció el seño.

–No son imaginarios, ellos salen de noche y ¡definitivamente hay alguien aquí!

El rey les hizo una señal a los dos caballeros que los escoltaban para que ayudaran a su hijo, entre los cuatro movieron escombro tras escombro hasta que Soraru se encontró con unos ojos rubíes y una mano sujetó su muñeca debilmente.

–¡Apurense! –exigió el rey y los escombros que enterraban al pequeño niño fueron removidos dejando su cuerpo casi descubierto por completo.

Soraru, que era el que estaba más cerca del herido lo ayudó a salir de la casa derrumbada y éste solo lo abrazó para no caerse.

–V..v..voy a m..morir –murmuraba el chico con desesperación.

–No vas a morir –le aseguró Soraru abrasandolo.

–¿D..dónde está mi mamá?

Soraru cerró los ojos esperando escuchar algo, sin embargo no lo logró.

–Debe de estar muerta ya... –murmuró

–¿Va a ir al cielo? –preguntó el niño de ojos rubíes con tristeza.

–Claro que lo hará.

El niño le sonrió a Soraru antes de comenzar a toser, de su boca brotaba sangre, uno de los soldados lo cargó y subió a un caballo por orden de su rey, después se adelantó a llevarlo al punto de donde habían partido.

Soraru estaba asustado por el niño, no quería que nada más le pasara.

Una vez de regreso en el palacio, Soraru buscó por todos lados al niño recién rescatado pero no lo encontraba.

–Majestad –lo llamó una sirvienta que ya lo había visto pasar por el mismo pasillo tres veces –¿Se le ha perdido algo?

–¡Un niño!

–¿U-un niño?

–Sí, lo trajeron aquí antes de que volviéramos –le explicó.

–No he visto a ningún niño aparte de usted, lo siento.

¡Yo he visto un niño!

¿Eehh? ¿Qué haces aquí a éstas horas? ¿Y dónde viste al niño?

La sirvienta suspiró al ver como el príncipe hablaba solo de nuevo, debía ser por no convivir tanto con su familia (tanto padres como hermanos).

Pero ella no sabía que Soraru en realidad era un medium, los únicos que lo sabían con seguridad y creían en los "amigos" del niño eran su padre y uno de sus hermanos.

Soraru entró en una habitación por donde el espíritu le había guiado y lo encontró por fin. El chico albino estaba durmiendo en una pequeña cama que era para los criados, tenía el pecho y el brazo izquierdo vendado.

Se acercó a la cama y apoyó la cabeza en ésta, mirando al niño.

–Está dormido... –murmuró.

–N..no lo estoy... –respondió el albino levantandose –¡Au, au!

–¡No te levantes! –exclamó Soraru preocupado haciendo que el niño volviera a acostarte –¿Estás bien...?

–Sí –sonrió antes de toser –lo siento, me llamo Mafu.

Soraru sonrió con alivio.

–Yo me llamo Soraru.

–Hehe, lo sé, ¿quién no conoce el nombre del príncipe del reino? –volvió a toser.

Soraru sonrió y se quedó hablando con el niño el resto del día volviendose así amigos, encajaban muy bien el uno con el otro.

Pero ambos ignoraban que se acercaban varios problemas.

[Beta ver.] Buscando el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora