6 - Aumentando la tensión

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Mafu estaba realmente aburrido, a pesar de que el príncipe le había dejado unos libros allí le daba pereza leerlos y solo los ojeaba y miraba las ilustraciones.

A pesar de todo lo que estaba sucediendo, una parte del niño que solía ser seguía allí.

Mientras ojeaba por doceaba vez uno de éstos libros tocaron a su puerta.

–¡Adelante! –dijo inmediatamente esperando que fuera Soraru pero en lugar de él en su puerta se encontraba Luz junto a otro chico –Oh, hola Luz-kun.

–Mafu... de verdad estás herido.

–¿Por qué otra razón faltaría a la práctica?

–No lo sé, tal vez porque ya no quisieras.

Mafu le sonrió a Luz, no quería ser malo con él pero realmente esperaba una visita del príncipe, dejó de lado el pensamiento y miró al otro chico.

–¿Y quién es él? –trató de decir amable.

–Me llamo Amatsuki –le sonrió –Tambien somos compañeros, pero yo acabo de entrar...

–Oh, ¡es un gusto! Mi nombre es Mafumafu.

–El placer es mío –rio –¿Cómo te heriste?

–Es... una larga historia.

Mafu les contó un poco sobre su relación con el príncipe y de como habían ido a parar en los límites del reino la noche anterior.

Les contó sobre los caballeros, el pelirojo, el rubio, el castaño y el de la máscara de zorro.

–Vaya... debió ser aterrador –dijo Luz tras escuchar la historia.

–¿Dijiste que uno tenía una máscara de un zorro?

–Sí, me pareció algo extraño, no se usan tan comunmente...

Amatsuki se puso algo pálido, extrañando a los dos chicos.

–¿Por qué lo preguntas, Amatsuki? –cuestionó Mafu.

–Por nada importante... –levantó la cabeza –espero te mejores pronto.

–Oh si, mira la hora... ya deberíamos estar volviendo a casa –dijo Luz mirando un reloj que se encontraba en la habitación –Cuídate y no te sobresfuerzes, ¿Ok?

–¡Ok!

Los dos compañeros del albino salieron de su habitación para despues dirigirse a la salida y encaminarse al pueblo, mientras tanto Soraru se encontraba en la biblioteca con sus dos hermanos.

Estaban sentados en una de las mesas, dónde se encontraba el cuadro de su abuela y su dama de compañía, Soraru miró de reojo el cuadro y sonrió.

Debes ponerte a estudiar, jovencito –dijo la voz de su abuela, él cerró los ojos y asintió, no podía contestarle en voz alta en ese momento.

En medio del silencio, la tensión se hacía cada vez más pesada, sobre todo entre Soraru y Shun.

Val los miró por encima del libro de arqueología que tenía en sus manos, ambos tenían esa mirada cortante heredada de su madre mientras él sólo tenía más y más deseos de hablar con ellos.

–Onii-cha..-

–Shh.

El menor los miró molesto, para callarlo si que estaban de acuerdo, ¡incluso lo hacían al mismo tiempo!
Entonces miró hacia el cuadro de su difunta abuela y tomó el brazo de Soraru entre sus manos.

–Pss, onii-chan –le sonrió.

–¿Qué sucede?

–¿Podemos hablar con la abuela?

Soraru sonrió, él tambien tenía deseos de hablarle a su abuela y ahora tenía una buena excusa. Pero justo cuando estaba a punto de asentir Shun cerró su libro de golpe, captando la atención de sus hermanos menores.

–Val, ya estás muy mayorcito para creer en los cuentos de Soraru –dijo serio –Y tú, Soraru, ¿hasta cuando pretendes tener esos amigos imaginarios?

Soraru frunció el seño y miró de frente a su hermano.

–Otra cosa es que no me creas, Shun, pero la abuela aún me habla a mi –contestó –Y no sólo ella, varias personas muertas lo hacen, tanto dentro como fuera del castillo.

–Claro, y las vacas vuelan, Soraru. De veras, ustedes dos nunca van a madurar.

–Si tanto te molestamos, ¿Por qué no simplemente te largas?

–Onii-chan... –murmuró Val sujetando la manga de Soraru, quien se había levantado de su asiento.

–Le estás dando un mal ejemplo a Val.

–Tu también.

–Yo me convertiré en rey, Val será reconocido como un gran explorator y tú sólo quedarás escondido en el árbol familiar, si no es que borrado, por ser una vergüenza, ¿por qué crees que no sales? Sólo eres un error en ésta familia –Shun recogió su libro y se levantó –iré a mi cuarto.

Soraru cerró su puño deseoso de golpear a Shun en la cara y lo habría hecho en ese mismo momento si Val no hubiera sujetado su mano.

–Soraru onii-chan, no vale la pena –dijo Val –mejor... vamos a hablar con la abuela, Shun ya no está aquí.

–Tienes razón... hablemos con ella –sonrió.

Amatsuki tocó la puerta de esa manera tan particular que tenía desde niño para que así quien estaba adentro supiera que era él.

La puerta de madera se abrió con un leve chirrido, dejando ver a su amigo Itou sin la máscara.

–Amatsuki... pensaba que te habian detenido y que ya no vendrías.

–¿Por qué pensaste eso?

–Bueno... tal vez porque llegas hora y media tarde.

–Lo siento, hice algo antes de venir –sonrió Amatsuki –puedo regresar si ya es muy tarde.

–¿Qué? No, no. Adelante, seguro aún no has comido.

Amatsuki entró a casa de Kashitarou, su amigo de la infancia que por desgracia se había mudado al reino vecino con su familia separándolos así uno del otro.

El menor se sentó en el comedor con total confianza ya que acostumbraba a comer con su amigo y éste le sirvió algo de sopa en un pequeño plato.

–Gracias por la comida –sonrió Amatsuki y comenzó a comer, miró detenidamente a su amigo y éste se percató de inmediato ya que su sentido de alerta se había agudizado.

–¿Pasa algo?

–Tienes ojeras –dijo dejando la cuchara en el plato para prestarle total atención.

–Oh, sí...

–¿Dónde estuviste... ayer en la noche?

Kashitaro volteó hacia su amigo muy extrañado por la pregunta, lo miró a los ojos y el menor se sintió un poco nervioso.

–¿Por qué preguntas?

–Ayer vine a buscarte... por la noche.

–Y ¿por qué viniste en la noche?

–Porque...

–No sabes mentir, Amatsuki –dijo Kashitarou sosteniendo la mirada –¿Por qué, exactamente, llegaste tarde hoy?

[Beta ver.] Buscando el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora