12 - El caso detrás de la guerra

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Shun tenía los brazos a ambos lados de su cuerpo mirando de frente a su padre que estaba sentado el el trono que dentro de unos años le pertenecería a él. O eso creía.

–No está a discusión, Shun –dijo el rey firmemente.

–¡Tú me dijiste que me casaría en unos años, no en un mes!

–Debes entender que la situación es muy crítica ahora mismo... –insistió el rey mirando a su esposa que estaba sentada a su lado –Tus hermanos corren peligro.

Shun no respondió, apartó la mirada mostrando su gran descontento.

–No... ni siquiera se como es ella, no he cruzado jamás una palabra con ella, Papá –respondió –¡Apenas hemos intercambiado un par de cartas!

–Debes hacerlo por tus hermanos...

–¡¿Por mis hermanos?! ¡Soraru es un idiota que no deja sus fantasías y Val ni siquiera es mi hermano!

La reina bajó la mirada apenada, sabía que para Shun ella y Val nunca serían familia pero no podía hacer nada. El rey le dedicó una sonrisa comprensiva y le dirigió una mirada desaprobativa a su hijo quien sólo murmuró una pequeña disculpa a continuación.

Su padre suspiró y trató de ser comprensivo con su hijo.

–¿Quieres conocerla?

–Sí, al menos.

El rey se levantó tras tocar una pequeña campana antes, se acercó a su hijo y éste se sintió nervioso ante su precencia.

Unos momentos después tocaron a la puerta y la abrieron seguidamente dejando ver a Mafu con ropa bastante casual, estaba agitado pues había llegado lo más rápido posible.

–Mafu-kun, vamos a tomarnos un mes más.

El albino giró un poco la cabeza procesando lo que el rey le había dicho y después asintió en silencio.

–¿Crees poder soportarlo?

Mafu sonrió algo nervioso y volvió a asentir.

–No te sobresfuerzes.

–Majestad, con todo respeto, sea congruente con lo que me pide por favor –rio el muchacho antes de volver a salir para regresar con Soraru, cerrando la puerta detrás de sí –con permiso.

–¿Qué fue eso? –murmuró Shun.

–Tienes un mes más –declaró el rey  – ella no puede venir así que si de verdad quieres conocerla deberás viajar.

–Está bien, ¿pero qué tiene que ver el acompañante de Soraru?

El rey miró fijamente a los ojos de su hijo mayor esperando ver si estaba preparado para la misma verdad que le había contado al albino hace sólo un par de años.

Finalmente sonrió dulcemente al muchacho extrañándolo aún más, solo quería que le dijera ya.

–Lo que está sucediendo allí afuera, sabes que nos declararon la guerra.

–Sí, lo sé, es sólo cuestión de que quieren más territorio...

–No, Shun. Ellos buscan asesinar a Soraru, no sabemos si tambien a Mafu, por eso nos preocupó el ataque a Val...

–No entiendo –admitió, su padre buscó otra forma de explicar.

–¿Sabes del pequeño don de Soraru?

¿Pequeño don? ¿Se refería a su tonto juego de ver muertos? A Shun le molestaba eso cada vez que lo mencionaban, su hermano no tenía nada de que preocuparse más que buscar algo que hacer pues se la pasaba encerrado siempre.

–Claro, ese juego que tiene...

–No es ningún juego.

Su padre le explicó detenidamente la situación; Soraru al tener el don de hablar y atraer a los muertos había creado una especie de portal entre la vida y la muerte que causó un gran movimento en la lógica.

Un movimiento que hizo que las cosas perdieran la lógica natural, cosas como que a todo se le prenda fuego sin razón alguna.

Luego le contó que Mafu tenía cierta habilidad para curandero y pizcas de hechicero que aún no controlaba, si pasaba algo debía de llevarse a Soraru lejos si es que no quería que acabaran con su vida.

–¿Soraru dabe de ésto?

–No y no debe saberlo aún.

–De acuerdo... –murmuró Shun, edtaba impactado por toda la información que le acababan de dar –Mafu... ese chico ni siquiera puede levantar una espada apropiadamente.

–Tenle fe, es más fuerte de lo que crees.

~

Mafu estornudó fuerte, sobresaltando a Soraru, le pasó un pañuelo y le limpió la naríz con cariño.

–Soraru-san –habló mientras dejaba al lado el laúd que había estado tocando.

–¿Hm?

–¿Qué es lo que más te gusta?

Estaba algo decaído por la noticia de que el problema entre ambos reinos se resolvería aún más tarde, pero el estar al lado del príncipe lo hacía sentir mucho mejor.

Soraru pensó la pregunta unos momentos, estaban jugando a hacerse preguntas.

–Me gusta el silencio.

Mafu se avergonzó, él era muy ruidoso, seguro molestaba normalmente a Soraru.

–Y tu voz, así que no pongas esa cara –le sonrió Soraru –¿Qué es lo que más te gusta a ti?

–¡Me gusta estar con Soraru-san! Y... escuchar a las aves cantar en la mañana y al atardecer.

Soraru se dejó caer en el sofá donde estaba sentado el albino y con un beazo lo acercó a su cuerpo uniendolos en un pequeño abrazo.

–Quiero salir... –dijo Soraru.

–¡No!

–Al pueblo, cielos... me aburro aquí.

–A..ah... supongo que podríamos caminar, oh y creo que Luz-kun tiene una pastelería...

Soraru se acercó a la cara del albino, la cual se volvió completamente roja al instante y entecerró los ojos al sentir la respiración del príncipe tam cercana a él.

–Sin tus amigos.

–Está bien...

–No me desagradan –aclaró –quiero salir solo contigo... como una cita.

Se matuvieron en silencio, Mafu había abierto los ojos como platos, su rubor llegó hasta las orejas.
Soraru sonrió divertido ante la reacción del albino, lo juntó más a él en el abrazo y besó su mejilla.

–U..una cita... –repitió Mafu –bi...bien

–Bien –despeinó un poco sus cabellos níveos –Hay que cambiarnos.

[Beta ver.] Buscando el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora