5 - Volver a ser tú

425 64 118
                                    

Mafu regresó a ser conciente un momento después de que ambos príncipes lo ayudaran a sentarse en su cama, se sentía realmente apenado por causarles molestias a personas de ese nivel, pero que podía hacer si sentía un dolor extremadamente horrible. Necesitaba ayuda ya mismo.

–Soraru, cuida que no se mueva mucho –dijo su hermano sosteniendo la pierna del albino –y tú Mafu, no mires.

–¿..Q..qué?

–No creo que... quieras ver una herida así.

–¿Tan grave es? –murmuró, Soraru solo le giró la cabeza para que no intentara mirar.

–Shun, por favor apurate...

El mayor arremangó el pantalón de Mafu y dejó caer un líquido medicinal que su madre había hecho, el albino soltó un chillido por el ardor pero luego comenzó a pasar poco a poco.

Soraru lo abrazó y dejó que llorara en su hombro mientras Shun vendaba la herida con más cuidado, no soportaba la idea del dolor que debía estar pasando Mafu en ese momento y sin embargo no sabía que más hacer.

–Ya está –suspiró Shun levantándose, se acercó al plebeyo y acarició su cabello –Ya pasó, ya pasó...

–Gracias... –dijo Mafu con un hilo de voz.

–No es nada, disculpenme, pero debo irme ya –se dirigió a la puerta –Soraru... le diré a nuestros padres sobre ésto.

–¡No! Por favor... no lo hagas.

Shun lo ignoró y simplemente salió de cuarto sin decir una palabra más.
Soraru sabía que le darían un gran cermón y probablemente lo pondrían a estudiar hasta tarde, no le asustaba el castigo realmente.

–¿Te regañan mucho cuando te portas mal, Soraru-san? –rio Mafu

¿Cómo puede reir en un momento como éste? Se preguntó Soraru.

–No es eso, bueno... solo no me gusta la idea de que se enteren.

–Se enterarían tarde o temprano de todas maneras... –despegó su cabeza del hombro del príncipe y le sonrió.

Soraru sonrió y cargó con cuidado al chico para dejarlo después sobre su cama.

Se hacía tarde y Soraru se dispuso a ir a su habitación no sin antes dejar un beso en la mejilla de Mafu.

–¿Eso que..-

–Fue un beso de buenas noches.

Se levantó de la cama pero el albino sostuvo sus ropas con la poca fuerza que tenía.

–Majes..-

–No me llames así.

–¿Soraru-san?

–Mejor, ¿qué pasa?

–Si no es molestia... ¿podrías dormir conmigo?

Soraru miró sorprendido a su acompañante, hace casi cuatro años que no dormían juntos.

–Claro –le sonrió y subió a la cama a su lado, se cubrió con la delgada sábana y lo miró.

–Buenas noches...

–Descansa.

El albino cerró los ojos y al cabo de unos pocos minutos cayó en un sueño profundo.

Ahora que Soraru lo pensaba, se fueron distanciando muy poco a poco y ni siquiera se había dado cuenta hasta que el cambio fue, simplemente, Mafu.

Primero, dos años después de que Soraru lo rescatara, dejaron de estudiar juntos. Soraru estudiaba por la mañana y Mafu por la noche, cuando él ya estaba dormido y eso significaba no más marchas nocturnas por la casa.

Después al año siguiente, Mafu no se presentó en toda la semana en la que fue el cumpleaños de Soraru, se aintió muy abandonado. Tambien dejo de se su complice cuando espiaban los bailes y reuniones.

No lo captó, parecía que simplemente estaban madurando. Pero para él, Mafu siempre era un niño.

Hace dos años, Mafu se guardó varias veces el llanto y el enojo por lo que comenzó a ser un poco más callado.

Pero cuando Soraru tuvo 16... Mafu fue citado por sus padres.
Lo esperó en su habitación y cuando regresó su mirada estaba completamente perdida, sus labios pálidos y sus manos y piernas temblando, fue la última vez que lo vio llorar hasta este día.

Bostezó, todo eso le causaba dolor de estómago.

–¿Qué demonios fue lo que te dijeron? –murmuro el príncipe pasando un mechón del níveo cabello del menor detrás de su oreja.

Cuando despertó Soraru aún estaba a su lado pero despierto. Estaba leyendo un libro con gran tranquilidad, cuando se dio cuenta de que estaba despierto le sonrió dulcemente.

–Buenos días –saludó peinandole un poco el cabello –¿Cómo te sientes?

–Bi..bien...

–Me alegro mucho, casi es hora de desayunar ¿quieres que te lo traigan?

–No quiero causar molestias...

–No lo haces, soy yo el de las molestias, después de todo es mi culpa...

–Soraru-san, no..-

No terminó su frase, una sirvienta entró por la puerta tras tocar con un simole desayuno para Mafu.

Cuando la reconocieron, ambos jóvenes sonrieron, había pasado mucho tiempo..

–¡Yakko! –exclamaron al mismo tiempo.

–Pero si son el Duo Problemático... ha pasado tiempo desde que no me dan un dolor de cabeza –bromeó y besó la frente del albino, luego hizo una reverencia al príncipe.

Ambos chicos sonrieron, Yakko ahora era toda una mujer.

–Disculpeme, no sabía que estaba aquí, de lo contrario le habría traído también el desayuno –se dirigió a Soraru.

–No hay problema, Yakko, en un momento voy al comedor.

La sirvienta asintió y se retiró de la habitación, Mafu ya se había adelantado a comer la pieza de pan que estaba en su plato.

–Mafu... tengo algo que decirte antes –dijo Soraru.

–Ya lo sé, Soraru-san –lo interrumpió –No te preocupes, voy a volver a ser yo mismo... nadie me voverá a cambiar.

Soraru sonrió.

–Bien.

–¿Y quieres que te de la prueba?

–¿Prueba? –Soraru se sintió curioso, el albino le hizo una seña de que se acercase y así lo hizo.

El albino juntó sus pálidos labios contra la mejilla del príncipe, un acto descarado para alguien de su nivel pero aún así decidió hacerlo.

Mafu estaba seguro de que volvería a ser el mismo, el mismo chico albino que se había aferrado al príncipe.
Esta vez no importaba lo que pensaran los demás, estaban solos.

–Y esa fue, príncipe Soraru, mi prueba.

[Beta ver.] Buscando el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora