2 - Extraños cambios

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7 años después.

Tras acompañar a Soraru en el desayuno, Mafu debía arreglarse para el entrenamiento. Ya no era un niño como antes, ahora podía levantar una espada y ademas de eso había sobrepasado la estatura del príncipe.

–No te lastimes –dijo Soraru con un tono apático, contrario a lo que querían decir sus palabras.

–No lo haré, Soraru-san, solo es práctica –le sonrió Mafu.

–Realmente no quiero que te pase nada.

–No va a pasar nada...

Soraru lo miró seriamente y una vez Mafu se hubo puesto toda la ropa de la que consataba el uniforme se volteó hacia él.

–No pudiste darme privacidad para cambiarme siquiera... –rio –Soraru-san, ¿por qué nunca estás con tus hermanos?

–¿A qué viene esa pregunta?

–La mayor parte del tiempo estás conmigo pero con tus hermanos... no te veo –el albino se sentó junto a él –¿Tienen problemas?

–¿Qué? No, para nada... mi hermano menor... es muy amigable, siempre sale a explorar con mi padre y... mi hermano mayor tiene la carga de ser el heredero al trono.

–Tu nunca sales del castillo...

–No... –suspiró –me gustaría hacerlo de vez en cuando, pero al parecer no le agrada a muchos la idea...

Mafu se mordió el labio por haber tocado el tema, él sabia la razón por la que no dejaban a su príncipe no salir del castillo.

–Ojalá pudieramos salir juntos.

–Sí...

Pasaron un largo rato en silencio, las cosas habían cambiado considerablemente, ambos ya no eran los mismos niños alegres e inquietos de antes, ya no iban ni al patio, ya no salían por la noche y ambos se volvieron más callados de lo normal.

–¿Y si nos fugamos? –murmuró Mafu.

–¿Eh?

–Sólo una noche, a algún sitio para buscar amigos.

–Mafu... yo ya no...

–¿Ya no quieres ver a tus amigos?

–No es eso...

–Entonces ¿qué es? –la mirada del albino penetraba a Soraru, volteó y lo miró a los ojos.

–Ya no quiero que me tomen por un loco, ¿entiendes? Tú... nunca pudiste ver lo que yo veo así que no puedes entenderlo.

–Yo...

El reloj de témpano que se encontraba en el pasillo tocó al dar las 4 pm, Mafu se levantó de la cama en dónde estaban sentados y se dirigió a la puerta.

–Hablemos más tarde, Soraru-san.

Y cerró la puerta detrás de él, Soraru sentía cierta soledad en si mismo, Mafu había cambiado... demasiado. Extrañaba que se asustara, que riera por idioteces, que lo llamara tsundere y que le sonriera ingenuamente.

Estaba preocupado, no fue hace más de un año que comenzó el cambio cuando sus padres citaron a su acompañante para una reunión, Mafu salió de aquel salón con la mirada perdida y no volvió a tomar las cosas a la ligera.

Si Soraru salía al patio para cabalgar un rato, Mafu le rogaba que regresaran adentro.

Si alguna flecha caía por accidente cerca de él, Mafu comenzaba a temblar y lo jalaba hacia dentro de la casa.

Soraru estaba molesto por el hecho de que nunca podían salir por culpa de los deseos de Mafu. Algo extraño surgió dentro de él y comenzó a cuestionarse el por qué dejaba que un plebeyo le dijera que hacer.

No lo permitiría más, él era el príncipe y Mafu solo su acompañante. Y si él quería salir, iban a salir sin importar lo que pensara el albino.

Una vez en el campo, Mafu se sorprendió de la cantidad de jóvenes que estaban allí.

Todos estaban vestidos exactamente igual y hablaban en grupos, al no conocer a nadie decidió solo esperar a que comenzara la práctica.

–¿Mafumafu? –llamó una voz lejos de él, sin embargo alcanzó a escuchar y volteó para encontrarse con un chico rubio –¡Realmente eres tú!

–¿Eh?

El chico extraño se acercó rápidamente a Mafu quien permanecía extrañado.

–¿No...nos conocemos?

–¿No te acuerdas de mi? –sonrió el chico –Soy Luz

–No... lo siento.

–Bueno, no importa –dijo negando con la cabeza –Pero me alegra mucho verte, ¡creí que estabas muerto!

Luz abrazó a Mafu sorprendiendolo aún más, le emocionaba ver al chico después de casi 10 años, además, había escuchado sobre el horrible ataque que sufrió su pueblo natal, donde se conocieron. A pesar de eso el albino no parecía recordarlo de nada.

–Así que escaparon, ¿cómo está tu familia?

–...Muerta

–Oh, yo... lo siento, no era mi intencion, creí que...

–No importa.

Mafu le sonrió alegremente, el chico le parecía agradable y seguramente hablar con él le ayudaría a recordar una que otra cosa.

El tema se su familia ya no lo atormentaba tanto, Soraru lo había salvado y eso era algo que atesoraría por siempre.

–¿Y dónde estás vivinendo? –preguntó Luz mientras se reunían con el grupo.

–Aquí, soy el acompañante del segundo príncipe...

–¡Vaya! Debe ser duro para tí.

–¿Ah?

–Escuché que el príncipe está loco.

Un silencio incómodo se apoderó de unos segundos.

–Soraru-san no está loco.

–Uh, pero..

–Por favor, reunanse todos –solicitó el instructor y los jovenes formaron una larga fila.

Mientras tanto, Soraru observaba desde la torre junto a su hermano meno al que le llevaba 4 años era muy cercano a la edad de su acompañante.

–Onii-chan, ¿por qué miras la práctica? –preguntó el chico mientras se asomaba tambien por la ventana, sin embargo su hermano no respondió –¿Estás mirando a Mafu-san, cierto?

–Es muy obvio.

–Lo es, lo es –rio el pequeño y se apoyó en su brazo –Mafu es realmente lindo, no culpo el que lo acoses...

–¿Disculpa?

–Naadaaa~ –agitó sus manos –¿Has hablado con tus amigos? ¿Nee, nee?

–No, ya no hago esas cosas.

–Pero era realmente genial...

Ambos miraron hacia el campo de entrenamiento, se habían separado en grupos y el albino estaba combatiendo amistosamente contra el rubio.

Soraru estaba sorprendido, Mafu nunca habia mostrado deseos por ser un caballero hasta que salió de aquella reunión.

–¿Qué le habrán hecho? –se preguntó a si mismo mientras seguia observando.

[Beta ver.] Buscando el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora