Tres semanas... Tres semanas habían pasado desde la primera vez que la vi, tres semanas con la imagen de sus ojos quemándome las pupilas. Tres libros terminados, tres semanas yendo a la biblioteca con un libro esperándome en casa. Fui cada día durante tres semanas seguidas con la esperanza de encontrarla, aunque sea por casualidad, pero eso no pasó.
Era viernes, justo como el día en el que la vi. Aún su imagen seguía viva en mi cabeza. Sus ojos seguían taladrándome los sueños haciéndome despertar en plena madrugada. No entendía que había sucedido. Sin pensar ni un segundo más y con un libro ya terminado tomé mi mochila guardándolo dentro. Caminé hasta la encimera tomando mis llaves y saliendo de casa. El aire gélido de la mañana me golpeó instantáneamente, respire profundo antes de emprender un silencioso camino hasta la biblioteca de la ciudad. Ésta vez había dejado los audífonos en casa.
Caminé ligeramente observando cada cosa a mí alrededor, cada detalle, cada fragmento de vida que no había apreciado antes. Los murales llenos de graffitis que ni en un millón de años hubiese podido hacer, los cordiales saludos entre los vecinos, el ligero "Buenos días niña hermosa" de la señora María, el cual respondí amablemente dejando un beso en su frente. Los niños jugando corriendo uno tras otro y sonreí, sonreí recordando mi infancia, recordando a mi madre haciendo galletas para mi o curando mis rodillas mientras me regañaba para luego solo besar mi mejilla, calmar mi llanto y decirme que todo estaría bien, que sanaría pronto.
Seguía observando cada cosa, el aire golpeando con audacia los arboles, el sol brillando ligeramente alumbrando a todo aquel que haya tenido una noche larga y deseaba que saliera el sol. Las calles estaban bañadas de historia mientras la lluvia de la noche anterior refrescaba su alrededor.
Era un buen día.
Llegué justamente por encima de las 9am, la bibliotecaria como todas las semanas sonrió fingidamente y yo cabeceé hacia ella en forma de saludo. Le entregué el libro el cual registró antes de permitirme buscar un nuevo tesoro.
Caminé por los pasillos sin dirección alguna, leyendo títulos y sinopsis esperando alguno de ellos me escogiera para contarme su historia. Tomé uno que llamo mi atención "Uno siempre cambia al amor de su vida." Era hermoso debo admitir. Sin haber leído su sinopsis sabía que ese seria. Lo volteé ligeramente para leer lo que tenia para enseñarme.
"Esta es la parte en la que te digo de que va el libro y me invento unas frases bonitas para que quieras comprarlo ¿verdad? Algo así como que este es un manual para sobrevivir a un corazón roto, o que es un libro interactivo sobre el desamor, o que es un viaje a través de las etapas afectivas por las que pasamos cuando nos hacen daño.
Pero no.
O bueno, si, todo eso también, pero creo que esta es mi historia, y es tu historia, y que si estamos aquí es porque ambos tenemos el superpoder de transformar una experiencia negativa en una fuerza liberadora. Sabemos que esta bien estar mal. Que en el amor y en el desamor nunca estamos solos."
Sonreí ligeramente al leer parte del libro y al momento me atrapó, sabía que ese sería el que llevaría esta semana a...
-"Es un buen libro" – Una voz ronca detrás de mi habló y me volteé para hacerle frente.
La respiración se me quedó atorada en la garganta. Sus ojos verdes taladraron mis ojos haciendo que un escalofrió recorriera mi columna vertebral. Tomé el libro fuertemente en mis manos evitando una segunda caída frente a ella. Las manos comenzaron a sudarme y mordí mi lengua para no decir ninguna tontería. Sonreí en lo que pude mientras intentaba encontrar las palabras que algún día poseí.
Su rostro estaba igual de pálido que hace tres semanas, pero sus facciones eran diferentes ésta vez, había un ápice de picardía, estaba más confiada que antes y no tenía idea de como eso podía ser posible. Un jeans negro liso adornaba sus piernas, junto con unas converses negras y solo un suéter gris. Su cabello despeinado caía por sus hombros dándole un aspecto hermoso, resaltando aún más sus ojos verdes.
Ella sonrió ligeramente con sus ojos fijos en mi, mi corazón retumbó fuerte contra mi pecho y pensé me daría un ataque ahí mismo. Ella lo sabía, sabía lo que causaba y estaba burlándose de mí.
Con la inexistente dignidad que me quedaba aparté mi mirada de la suya carraspeando mi garganta.
-"Se ve como un buen libro"- Casi susurré haciendo querer golpearme nuevamente.
-"¿No hablas mucho, verdad?" – Dijo dando solo dos pasos más cerca de mí, quedando aún a una distancia considerable que me permitiera respirar.
-"Ehm... No mucho a decir verdad" – Comenté volviendo a mirar sus ojos.
-"¿Algún libro que me recomiendes? Acabo de terminar el psicoanalista. Aunque pareces una de esas chicas que lee historias de amor y llora frente a un final trágico, te recomiendo leerlo, va a gustarte." – Sonreí al igual que ella.
-"¿Qué te hace pensar que soy una de esas chicas?" – Decidí entrar a su juego. Ella levantó las cejas en forma de sorpresa y sonrió ampliamente.
-"Solo es instinto. Y nunca me falla" – Dijo confiadamente dejándome fuera de base.
Cuando logré volver al duelo sonreí hacia ella.
-"Yo leeré el psicoanalista, si tú, niña ruda, lees hopeless" –Sonreí y ella rodó los ojos ligeramente.
-"Mi instinto no falla, ¿ves? Apuesto mi vida a que es una historia romántica" – Argumentó haciéndome sonreír.
-"¿Trato o no?" – Pregunte haciéndole achinar sus ojos.
Luego de lo que supuso una eternidad, una sonrisa escapándose de su rostro y un duelo algo fuerte de miradas suspiró resignada.
-"Iré por el" – Dijo antes de caminar hacia el estante contrario a mi. La mire extrañada.
-"¿Cómo sabes que está ahí? – Pregunté confundida.
-"No eres la única que estaba observando" – Contestó simplemente y sacó el libro tomándolo en sus manos. –"Ahora tú, ve y toma el psicoanalista. Ese libro que tienes es bueno, pero tenemos un trato." – Sus facciones se tornaron serias.
-"¿Dónde esta?" – Pregunté simplemente.
Ella sin decir nada caminó saliendo de mi campo de visión. Pensé que se iría como la vez anterior pero minutos después apareció con otro libro en sus brazos.
-"Toma" – Lo extendió para mí y lo tomé sin dudarlo. –"Tienes una semana para darme tu opinión."
Y sin más caminó para registrar el libro. Sabía que debía moverme, que ella iba a irse pero estaba estática ahí y quería golpearme, juro por Dios que iba a golpearme. Cuando estaba a punto de abrir la puerta mis piernas reaccionaron y corrí hacia ella.
-"Oye" – Dije de forma agitada. Ella volteó hacia mí clavando nuevamente sus ojos verdes en los míos. Debía preguntarle cuando la volvería a ver. Me dijo una semana pero yo vine por tres semanas seguidas y nunca la encontré. Como si hubiese leído mis pensamientos habló segundos después.
-"Viernes, a las 9am" – Sentencio. –"Se puntual." – Sin más se dio la vuelta dispuesta a irse.
-"Hey" – La llamé nuevamente. Pensé que en cualquier momento iba a golpearme por lo fastidiosa que estaba siendo. Ella volteó a verme sin ninguna expresión en su rostro. –"¿Cuál es tu nombre?" – Pregunté esperando que se fuese sin respuesta alguna pero nuevamente terminó haciendo todo lo contrario a lo que yo pensaba.
-"Lauren" – Dijo sin mas –"Lauren Jauregui ". Caminó hasta la salida terminando de abrir la puerta. –"Fue un placer Camila" – Dijo y salió.
Me quedé petrificada en mi sitio. ¿Cómo demonios sabia mi nombre? ¿Qué clase de chica era esta? Las preguntas inundaron mi cabeza y aunque quise salir corriendo hacia ella, no lo hice.
Viernes a las 9 am.
Asentí para mi misma haciendo la nota mental, aunque sabía que nunca perdería una oportunidad para verla.
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Siempre serás tú (Camren Fanfic)
FanficCuando creí que no había nada más para mi llegó ella golpeando mi realidad, mostrandome que todo lo malo había terminado, que ella era mi hogar y por fin estaba en paz.