Capitulo 4

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Eran las 8:30am y luego de una muy larga semana, por fin, era viernes.

Me encontraba sentada en el sillón con una taza de café a medio terminar y el final del psicoanalista en mis manos. La trama me había atrapado desde un principio, aunque cuando acepté tomarlo dudaba de lo bueno que podría ser. Me equivoqué.

No era "bueno" en lo absoluto. Era increíblemente bueno. Te dejaba fuera de orbita, desbocado sin saber que pensar luego. Había creado miles de teorías que vagamente se acercaron a la realidad pero no acertando ni un ápice. Sin duda alguna no me esperaba tal final.

Respiré profundo antes de cerrar el libro dejándolo descansar sobre mis piernas. Sonreí ligeramente agradeciéndole a Lauren por entregarme ese pequeño tesoro, aunque me anoté mentalmente para agradecerle cuando la viera en unos minutos.

¿En unos minutos? Demonios.

Corrí hacia la cocina, el reloj de pared marcaba las 8:50.

Joder, llegaré tarde.

Dejé el café en la mesita frente al sillón y me levanté torpemente tomando la mochila para guardar el libro. Tomé las llaves, mi abrigo y con un último vistazo salí de casa.

El clima como todos los días era excesivamente frío, a tal grado que te dolían los huesos pero vivía en Portland desde los 4 años así que ya estaba acostumbrada. Saludé como cada día a la señora María dejando un casto beso en su frente y prometiéndole galletas al volver. Ella sonrió agradeciéndome para luego desearme un buen día. Podría decirse que era como una abuela para mí.

Me tomaba diez minutos llegar a la biblioteca, calculando el tiempo que me tardé buscando las cosas y saliendo de casa llegaría unos tres o cuatro minutos tarde. No era tanto, sin embargo no disminuí el ritmo con los que mis pies caminaban en su dirección.

Dos canciones, casi tres y llegué a la biblioteca. Abrí ligeramente la puerta para entrar pero sentí como me tomaban suavemente del brazo haciéndome voltear. Giré bruscamente asustada encontrándome con sus ojos verdes. Al cabo de unos segundos reparé en que estaba muy cerca. Oh Dios Santo. Demasiado cerca. Su boca estaba a centímetros de la mía, podía sentir su aliento y el frío que salía de ésta golpeando ligeramente mi rostro.

Ella no tenia expresión en su rostro, solo miraba mis ojos.

-"Llegas tres minutos tarde"- Me informó.

-"Lo siento"- Me disculpé de forma sincera.

-"¿Te parece un cambio de planes?" –Preguntó antes de caminar lejos de la librería sin esperar respuesta.

-"¿A dónde vamos?" – Pregunté algo desconcertada.

-"Tenemos que hablar sobre este libro que me has recomendado" – Su voz seguía tenue, neutral. No expresaba emociones al igual que su rostro. Ella me soltó minutos después.

Llegamos a un pequeño café, abrió la puerta haciendo una seña para que entrara. Lo hice y ella entro detrás de mí. El lugar era simplemente hermoso. Pequeñas mesas de madera junto con sus sillas estaban esparcidas por el lugar. Una barra estaba al final mostrando frases escritas por toda su contextura. Las paredes tenían historia. No se podría decir de otra manera. Habían cuadros, frases, poemas. Era increíble.

Volteé buscando a Lauren, ella estaba un poco detrás de mi y sonreía.

-"¿Por qué sonríes de esa forma?" – Pregunté sonrojándome.

-"Creo que te ha gustado el lugar" – Asentí.

-"Es genial Lauren"- Dije aún sin dejar de sonreír.

Siempre serás tú (Camren Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora