Parte 4

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No había podido dormir absolutamente nada. Toda la noche se la había pasado dando de vueltas en la cama.

Algunas veces se paraba e iba por agua, y otras simplemente se quedaba al borde de la cama como si estuviese meditando. 

En cuanto salió el sol, fue directo a tomar una ducha, para luego vestirse y posteriormente bajar a desayunar. 

Salimos de la habitación, como siempre yo estaba en su hombro. No tardamos en pisar el living, cuando una muy conocida voz nos detuvo. 

– Hey, Fukase.

– ¿Qué sucede? – Siendo sinceros, a él no le gustaba hablar con Len (por las obvias razones.) Pero, por lo que ya había comenzado tenía que hacerlo.

– Sobre la nota de ayer... quería ver si le pudieses llevar la contestación.

¡La nota!, ya no vi lo que le había puesto en dicha nota. Vaya, ni si quiera sabía qué le había dicho para dársela y que este le creyera. 

– Seguro, no hay problema. 

Sin más, el rubio de ojos azules le entregó un pequeño papel doblado de color azul. Luego sólo dio media vuelta y se marchó.
Una vez que el chico de la coletita ya no estaba en el campo de vista del pelirrojo, éste desdobló la nota y la leyó.
Lo quedé mirando, en busca de una buena explicación con la mirada. Él me vio y sonrió, arrugó la nota, dejándola en forma de bola y la botó. Después se giró como si nada y partió hacia la cocina.

Una vez ahí, buscó con la mirada a su alrededor, hasta que pudo divisar una mata de cabello de color azul rey. 

– Kaito.

– Oh, hola Fukase, ¿pasaste una buena noche? – Con Kaito no tenía mucho trato, pero tampoco le desagradaba. Al contrario, siempre ha sido muy amable y protector con todos. Pero lo que había visto Fukase es que especialmente uno era el que se llevaba gran parte de esa atención. Y tal vez estaba mal, pero aprovecharía eso a su favor.

– No realmente. Oye, Kaito, tengo un mensaje para ti.

– Bien, dime.

– Es de Len, te invita mañana al parque de diversiones. ¿Qué dices? 

– ¿Enserio? Claro, sería genial, dile que me gustaría mucho ir.

– Excelente, dice pases por su habitación a las nueve, que ya estará listo para que vayan.

– Perfecto, yo paso. Gracias por el recado, Fukase.

– No es nada.

Estaba atento a cada una de la palabras intercambiadas. Sabía ya maso menos por dónde iba todo. Mis sospechas se hacían cada vez más claras. Sólo faltaba que una terminara de encajar.

Dándose la media vuelta, volvió a salir de la cocina. El comedor ya estaba con unos cuantos sentados. Incluyendo al chico ojiazul y al chico ojiambar a su lado.
Discretamente, Fukase tomó uno de los platos que estaban repartiendo y se sentó a lado de ellos.
Bueno, siendo más exactos a una persona de distancia.

– Len, uhm... me preguntaba, ¿s-si quisieras salir conmigo mañana?

– Ollie, me hubiera encantado salir contigo, pero ya he hecho planes con Kaito. Lo siento.

– Oh... jeje, no te preocupes, entiendo. B-bueno, ya será otro día.

A pesar de que estaba sonriendo, se podía leer claramente la desilusión que esa negación le había causado.
Al mismo tiempo que la sutil sonrisa de Fukase se dibujó en su rostro.

El resto del desayuno concurrió tranquilamente. Oliver ya no había vuelto a hablar una palabra.

Cuando todos dejaron el comedor limpio —Porque era regla que así fuera — cada quién se fue ha sus respectivas tareas.
A muchos se les hizo buena idea reunirse para comenzar a preparar las canciones que presentarían el lunes. Así que por ello no había tantos, de aquí para allá, en la casa.

Como casi siempre, después del desayuno, cuando no había colegio, andaba jugando y revoloteando con James en los sofás del living principal.
Mientras que Oliver y Fukase jugaban videojuegos.

– ¿Te sucede algo, Ollie?

Se animó a hablar Fukase. Muy bien, a partir de aquí, sabía que iba a poner en practica lo restante de lo que sea que estuviera tramando. Seguía jugando, pero a la vez prestaba atención.

– No es nada, Fufu.

– Mentira, el tono de tu voz me lo dice todo. Dime, ¿que ocurre?

– Es sólo que... ¿recuerdas que iba a invitar a Len, al nuevo parque de diversiones, mañana?

Con que él ya sabía...

– Sí, lo recuerdo. ¿Qué te dijo? ¿aceptó?

– N-no, me dijo que ya había hecho planes con Kaito – Inclinó su cabeza hacia abajo.

El chico mayor acarició suavemente su cabeza a manera de consuelo.

– Descuida, ya habrá otra ocasión.

A quién engañaba, sabía que dentro de él estaba deseando con todas sus fuerzas que no fuese así.

– Tienes razón – Le sonrió de una manera tan...

– ¿No te gustaría ir conmigo, mañana?

– ¿Enserio? ¿no te molesta? – La ilusión volvió a su ojo.

– No, al contrario, pienso que podría ser divertido.

– Estupendo, sí, vamos.

Se sonrieron mutuamente. Sabía que se encontraba nadando en el brillo de ese ojo. Por eso fue que se tardó en reaccionar que el otro ya le llevaba ventaja en lo que sea que estuvieran jugando.

El resto de la tarde, aconteció igual que el desayuno. Tranquilo. Yo jugando con James. Y Fukase jugando con Oliver hasta que salió la luna. Así se gastaban el tiempo esos dos.

Luego Fukase lo acompañó hasta la que sería su habitación toda la semana.

– Que descanses, Ollie, mañana vendré temprano por ti.

– Está bien, que duermas bien, Fufu – El pequeño se paró un poco de puntillas para plantar un rápido beso en la mejilla de Fukase. – Te quiero.

Con esas palabras se despidió del chico, que aún después de cinco minutos de haber dejado. Seguía parado frente a la puerta sin poder moverse.
De seguro ese beso lo había noqueado.







First Sight (In Secret) [Olikase]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora