3. Peleas.

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NARRA MARIANA

Había despertado y me encontraba en el suelo. No entendía que hacía allí. Hasta que los recuerdos invadieron mi mente: Jackson y los cortes.

Lágrimas empezaron a recorrer mi rostro.

Eran las 6:30 AM decidí ir al baño y pegarme una ducha caliente.
Luego salí y me puse una musculosa negra abierta a los costados, unos jeans negros y mis convers negras.

Bajé a desayunar, tome una tostada y le coloqué dulce de leche en la parte superior de ésta.

Aunque viva en Estados Unidos, de vez en cuando mi padre viaja a mi país natal a comprarlo.

Termine de desayunar, tomé mi mochila y salí de casa. Caminé hasta la parada del bus y allí me encontré a quien menos quería ver. Jackson.

—Hola bonita.— dijo él guiñandome un ojo.

Yo solo lo ignoré y me apoyé sobre una pared.

—Escúchame niñita, a mi nadie me ignora, ¿entiendes?— dijo acorralándome contra la pared.

Estaba empezando a cabrearme, así que decidí que lo pondría en su lugar.

—¡Oh, lo siento! ¡No quería lastimar el ego de Jackson Parks!— dije apoyando mis brazos en cada uno de sus hombros con una sonrisa sarcastica.

—A mi tú —hiso énfasis en "tu"— no me vas a hacer daño. Creo que aquí el único que hace daño soy yo.— dijo señalando los cortes en mi muñeca.

—¿Sabes? Esos cortes están ahí por algo importante, no como algo, quiero decir alguien como tu que no merece mi atención.— dije mirándolo con desprecio.

Él estaba por responder pero justo llegó el bus.

Me senté en unos de los asientos del fondo y me coloqué mis audífonos.

(...)

Entré al instituto y busqué a Sam con la mirada.

La encontré sentada debajo de un árbol charlando muy animada mente con Dylan.

Mm la cosa se esta poniendo interesante. Mariana creo que tienes un cuñado nuevo.

Cállate conciencia, Sam nunca saldría con el mujeriego de Dylan.

Yo que tú ya estaría comprando el vestido de dama de honor.

Conciencia pero si solo están hablando. Deja de exagerar.

Deja de llamarme conciencia, para algo tengo nombre.

Y ¿cuál es?

Me llamo Nicky.

Tienes nombre de zorra. Deja de decirme que Sam y Dylan están juntos.

Yo no exagero nada. Míralos, están intercambiando ADN.

Mire hacia ellos y mi conciencia tenía razón. Sam le metió la lengua hasta la garganta. Creo que es mejor intervenir porque va a haber porno en vivo.

Caminé hasta ella y carraspeé la garganta.

—¿Mariana? ¡Mariana! Hola amiga te estuve por llamar ayer pero tube que ir al cumpleaños de Abril, mi hermana, sabes, ella te extraña mucho y quiere que algún día vallas a visitarla a jugar.— dice mi amiga mientras se le escapa una risita nerviosa.

—Sam, quiero hablar contigo— miro a Dylan- a solas.

—Bueno yo me voy— dice Dylan levantándose del suelo —luego hablamos linda.— le guiña un ojo a Sam. Ella solo asiente.

—¿De qué querías hablar?— dice ella cruzándose de brazos.

—¿Cómo de qué quiero hablar? ¿Qué hacías con el idiota de Dylan? ¿Acaso olvidaste que es un maldito mujeriego?— le pregunte poniéndome una mano en la cintura.

—Mariana, solo fue un beso, tampoco dramatizes tanto.— dijo rodando los ojos.

Me senté a su lado y coloque mi mano en su hombro.

—Lo digo por tu bien, no quiero que ningún desgraciado te lastime. No lo soportaría.

—¿Sabes que eres muy tierna aveces? Hasta me das diabetes.— dijo riéndose mientras me abrazaba —Te quiero Mar, gracias por preocuparte por mi y estar siempre cuando lo necesito.

—Para algo están las mejores amigas.— le respondí guiñandole un ojo.

—Ya basta de cursilerias y ayúdame a levantarme perra.— dijo mientras me extendía la mano para que la levantara.

Le extendí mi mano y su sonrisa se borro de inmediato.

—¿Qué suced...— fui interrumpida por un grito suyo.

—¡Mariana! ¿¡QUÉ HAS HECHO!?

No entendía porque me decía eso hasta que observe mis muñecas.

Claro, vió los cortes.

—Perdóname... ayer no sabia que estaba haciendo... estaba muy triste y fue lo primero que hice... Perdóname, nunca más lo volveré a hacer...— dije mientras algunas lágrimas se escapan de mis ojos.

—Está bien... prometeme que nunca más lo volverás a hacer y qué me contaras que sucedió.

—Está bien, vamos, te lo cuento en el camino a clases.— ella solo asintió.

Nos levantamos y caminábamos hasta el salón, cuando siento que alguien me empuja. Miro y no eran nadie mas que las zorras del instituto.

—Mira Feli con quien me he encontrado, la niña que llora porque no puede tener a mí novio.— dice la plástica de Antonella haciendo un leve puchero mientras que su clon soltaba una risita idiota.

—Mira con que me encontré Sam, no sabia que el centro de prostitutas, se había mudado al colegio.— dije fingiendo asombro.

—A mi no me vas a llamar así niñita— dijo acercándose a mi— Además, prefiero ser una prostituta antes que una demente como tu.— dijo mirándome con asco y desprecio.

—¿Quien te crees para decirme así?— dije mientras la furia corría por mis venas.

—Yo solo soy Antonella Collins. Una chica que esta hablando con alguien que se autolastima.— respondió mirando hacia mis muñecas.

—Deja de opinar de mi vida rubia oxigenada, mejor metete en lo tuyo. Ah cierto, tu vida es tan hueca como tú.— dije mientras ponía una sonrisa victoriosa. Pero esta fue borrada cuando ella estampó su mano en mi mejilla.

Yo no me quede atrás y se la devolví. Ella me agarró de mi cabello y empezó a jalarlo, obvio que se la devolví.

Mari aprovecha para sacarle las extensiones a esta rubia mal teñida.

Nicky este no es el momento.

Mi conversación con mi conciencia y mi plan de arrancarle las extensiones a esa plástica fue interrumpida porque alguien me tomó de la cintura mientras me alejaba de ella.

Me giré para ver de quien se trataba y me quede helada al ver quien era...

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Perdón por no actualizar es que no tenia inspiración.

¿Quien creerán que separo a Mariana de Antonella?

A.L♡

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