¿Diferente Al Resto?

18. Llegadas Tarde.

Martes, 07:15 A.M ¡Qué divertido!

La mayoría de las chicas en las novelas que conozco despiertan tranquilamente, se toman una ducha y desayunan como si no tuvieran ningún problema en su vida.

Pues queridas, eso es una terrible patraña.

Me desperté con un terrible dolor de ovarios, porque mi alarma no sonó.
Estuve haciendo mis "5 minutitos más" hasta que decidí levantarme. Eran las 07:10 A.M.

¡Demasiado tarde!

Caminé hacia paso apresurado al baño, hice mis necesidades y, por suerte no había manchado la cama.

Ya con el uniforme puesto, tomé mi teléfono para ver la hora, 07:15 como ya dije.

A la velocidad de la luz busqué el cepillo para el pelo. Revolví por todos lados. Oh casualidad, no está.

—Maa, el cepillo.

—¿Qué pasa con el cepillo? —respondió mi madre.

—¿Dónde está?

—Si no sabes donde está, búscalo.

Tranquila, es tu madre, no puedes asesinarla.

Revuelvo y no encuentro el cepillo de pelo, de última opción tuve que usar un peine.

Ya lista corro hacia la parada, dispuesta a tomar un bus, pero como la suerte está de mi lado, antes de llegar un colectivo pasa al frente mío.

Puta vida.

Me siento en el suelo esperando el próximo, pero no llega.

¡30 minutos después el colectivo no vino!

Cuando ya estoy perdiendo las esperanzas un rayo divino me iluminó, literal. Un auto conocido para mi, me cegó con sus luces.

El coche se frenó frente a mi, vi como la ventanilla se bajaba, descubriendo a la persona en el volante.

Jackson Parks.

—¿Quieres que te lleve?

—Claro.

Narrador Omnisciente.

Mariana se puso de pie y camino hacia el auto. Él chico la recibió con un beso en los labios, ella se sorprendió y se alejó. Jackson, arrepentido se disculpó y la invitó a que suba al auto, y así fue. El auto arrancó dejando una nube de humo detrás.

Lo que ella no sabía, es que alguien estaba viendo aquella escena.

—El plan va a la perfección. —dijo esa persona mientras miraba el auto marcharse.

NARRA MARIANA

Salgo del auto de Jackson a la velocidad de la luz. Corro lo más rápido que mis piernas me lo permiten. Llego a la entrada del instituto y ¡oh sorpresa! Las puertas están cerradas.

Tocó el timbre para que me dejen ingresar, nada.

Luego de unos cincos intentos fallidos, me siento en el suelo con mis manos sobre mi cabeza. Estoy demasiada frustrada.

¿Dónde carajo se metió Jackson?

—Despacito, vamo' guardando todo despacito, que la vieja nos va a mandar al pasillo y nos vamo' a quedar solito' —canté en voz baja.

—¿Qué estás cantando? —dijo un Jackson risueño.

—Una super parodia que inventé en clases —tiré mi cabello hacia atrás cual diva.