CAPÍTULO 4

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-Me encanta esa pintura. Es tan surrealista, tan del otro mundo. - dijo un hombre mientras sostenía la mirada en una de las obras de la joven artista Francesa que triunfaba en tierra española.

- Gracias, tiene mucho significado para mí. Es una de mis primeras obras.-respondí.

- ¡Oh! Disculpa mi poca educación, soy Patrick Grey.

- Sé quién es usted, es una gran inspiración para muchos artistas en el mundo, también sé que es un amante árduo del arte y coleccionista de obras. - dije. - Mi nombre es Amèlie Orquid, es todo un gusto conocerle.

Ambos sonreímos y conversamos amenamente mientras observábamos el resto de mi exposición.

-Fue un inmenso placer Srta. Orquid- dijo.

-El placer es mío. Muchas gracias por asistir a mi evento.- respondí.

El artista se retiró con una sonrisa.

-Ese hombre se parece mucho a ...- suspiré.

Ha pasado tanto tiempo y ni un solo día ha transcurrido sin pueda sacar de mi mente a mi gran amigo de la infancia, mi querido Henri.

Lo recuerdo con cariño pero a la vez con decepción. Lo esperé y nunca volvió, no cumplió jamás su promesa.

Prometió volver y no lo hizo. Aunque me tocó partir, volvía cada que podía a nuestro lugar secreto para ver si algún día podía verlo allí...Sentado, esperando por mí como en los viejos tiempos, con esa sonrisa y esos ojos expresivos, con sus ocurrencias y sus juegos.

¡Cuánto ha pasado! ¿Cómo será Henri hoy?

Mi papá murió dos años después de la partida de Henri.

Quedamos muy mal económicamente, mucho peor de lo que estábamos. Y mi madre tuvo que vender lo poco que teníamos para pagar el viaje e irnos a vivir a España con unos familiares.

Quizá esté equivocada y Henri sí volvió por mí.

¿Pero por qué pienso tanto en él? Puede ser que me olvidó y ya hasta tenga una familia...

Henri, ¿me habrás olvidado?...

VIDAS CRUZADAS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora