CAPÍTULO 8

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Diciembre, 2016. Atenas, Grecia.

- Es maravilloso este país, no me canso de recorrerlo. Me enriquece su cultura y me inspira a escribir.- me referí emocionada a Grecia.

- A mí lo que me inspira es a pasar en vela toda la noche festejando tía! Os he dicho que debemos ir a Mykonos de farra.- dijo Sabrina, mi mejor amiga, a la que conocí mientras estudiaba en Amsterdam.

Sabrina y yo éramos muy diferentes, pero nos complementábamos.

- ¡Todo no es fiesta tía! Se sabe que eres la mejor organizadora de eventos de Europa, pero, ¡vamos! No te pases.- continuó Alejandro, un buen amigo y escultor, al que conocí en uno de mis viajes a Suramérica.

-¿Qué os parece si viajamos a Mykonos este fin de semana? ¿Qué dices Paulette? ¿tú Alex?¡Os prometo que la pasaréis genial! De vez en cuando es bueno descansar el cerebro con un buen descanso y una buena farrita.- dijo Sabrina.

Alejandro y yo aceptamos la invitación.

Mykonos, Grecia.

-Vamos Henri, no te hagas de rogar. Estamos en Mykonos. ¿No sabes que este lugar es el mejor para divertirse? Toda la vida te he conocido como aguafiesta, disfruta de la vida loca por una vez en tu vida.- dijo Ashrem, un buen amigo al que conozco desde la Universidad.

-Está bien, busquemos a Nikolaos y vayamos a donde tú digas. Pero que conste, si no me gusta el ambiente voy tomando mi camino, yo no vine a festear, vine de negocios.- contesté.

-Típico de ti- respondió Ashrem.

Esa noche nos dirigimos a Cavo Paradiso en Paradise Beach, un club impresionante con restaurante, bar en la playa y piscina. Cavo Paradiso se encuentra en una colina encima de la playa. Al llegar vimos a la gente alocada bailando encima de las mesas. Todo esto era nuevo para mí, no estoy acostumbrado a esta clase de locura.

-¡Wowwwwww...uuuuuuu!!!!! A bailar!- gritaron al unisono y con entusiasmo Nikolaos y Ashrem.

Mientras buscaba una mesa vacía se apagó toda clase de luz, se escuchó una revolución y todo mundo empezó a saltar y a bailar al ritmo de música Techno. Todos tenían tubitos luminiscenses y así sabías donde pisabas. Desgraciadamente yo no tenía esos tubitos, así que al tratar de huir del ajetreo me topé con alguien y caímos a una de las piscinas.

-¡Que vergüenza! Disculpa, no fue mi intención.- dije a quien parecía ser una mujer.

- No te preocupes, yo trataba de huir de esta locura y también tengo parte del chapuzón. - dijo.

De un momento a otro encendieron fuegos pirotécnicos, en ese momento la vi.

Era una mujer sumamente hermosa. Los fuegos pirotécnicos resaltaban su cabello mojado de color rojizo.

Ella sonreía tímidamente mientras la ayudaba a salir de la piscina. Se notaba que tenía amigos locos como los míos que la habían traído a Playa Locura.

-Disculpa, me tengo que ir. Esto no es para mí.- dijo.

- Para mí tampoco, ja, ja. Es una locura, prefiero los planes más calmados. Mucho gusto, mi nombre es Henri.- dije.

- Mi nombre es Paulette.- dijo.

Por unos instantes nos miramos a la luz de las luces que explotaban en el firmamento.

Sólo fueron unos segundos, hasta que mis amigos y los de ella se abalanzaron sobre nosotros y nos arrojaron de nuevo a la piscina.

-Hahahahah, ¿dañamos un momento romántico?- preguntó Sabrina.

-¡No para nada!- respondimos casi al mismo segundo.

- Me voy. - dijo Paulette.

- Igual yo. Quédense ustedes y diviértanse.- dije.

-¡Claro que sí!, ¡Vamos!, ¡Whohuuu!¡Sííííí!-  se fueron gritando.

-¿Te puedo llevar Paulette? ¿Dónde te estás hospedando?- pregunté.

-¿Cómo sabes que no soy de este lugar?- preguntó.

-Tu acento te delata. Me atrevería a decir que eres Holandesa o Francesa- dije.

-Vaya que interesante. Soy francesa pero los últimos 10 años de mi vida los he pasado en Amsterdam y en el mundo. Soy escritora.- dijo.

- ¿Escritora? Excelente carrera- dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Paulette era muy divertida, en el buen sentido de la palabra. La deje en el Hotel Boheme, donde se hospedaba, que por casualidad quedaba a una calle de la casa que habíamos rentado.

-Gracias por traerme Henri, eres muy amable.- dijo.

-Gracias a ti por dejar que te trajera.- respondí- ¿nos veremos mañana? Te invito a tomar un café o a almorzar. ¿Te parece?

-Me parece buena idea, nos vemos mañana en el almuerzo.- respondió.

Nos despedimos con un beso en la mejilla, y yo por primera vez en doce años sentí un pálpito en el corazón, no uno cualquiera, uno diferente...

Hab. 108, Hotel Boheme. Mykonos, Gre.

-¡Wow qué noche! Te perdiste de toda la diversión. Aunque creo que te divertiste a tu manera, ¿ah?- dijo Sabrina.

-¡Noo! No pienses mal, ya sabes como soy. Pero sí le acepté una invitación a almorzar mañana.- dije sonrojada.

-¡Vaya! Hasta que por fin te vas a dar la oportunidad de conocer a alguien.- dijo Alejandro mientras brindaba con Sabrina.

-No se entusiasmen, sólo es amigo.-dije.

-Di la verdad, ¿no te gusta el hombre?- preguntó Alejandro.

-Es muy atractivo, no lo puedo negar.-dije.

-Atractivo le queda pequeño, es bello y super hot. Esos ojos, ese cuerpo, ese cabello... Ahhhh y con esa ropa mojadita.- dijo Sabrina con una cara extraña de lujuria.

-Bueno, quédense ustedes hablando de hombres yo me voy a dormir.- dijo Alejandro.

La verdad me había parecido muy interesante Henri. Pero no sé porqué cuando estuve a su lado no podía dejar de pensar en Patrick, algo tiene Henri que me lo recuerda.

Pero Patrick es del pasado, lo busqué muchos años y me di cuenta con el tiempo que si no lo hallaba era porque él no se dejaba encontrar. Creo que es hora de que rehaga mi vida, y puede que Henri sea el indicado. Voy a darme la oportunidad con él.

Me entusiasma la idea de estar con Henri.

VIDAS CRUZADAS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora