Uno

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- ¡Marco, apurate, el mercado se llenará si no vamos pronto!- Gritó la heredera de la prestigiosa familia Butterfly, la criolla Star Butterfly.

El apurado sirviente se puso su simple ropa de todos los días, camisa blanca, pantalon cafe y sandalias bastante descuidadas, y salió de su pequeña casa que los dueños de la funda, los Butterfly, le daban a él y a sus otros sirvientes.

- Por fin llegas- Dijo la rubia con un tono arrogante- Subete a la carroza, no te atrevas a tocar los detalles de plata ni ensucies la alfombra ¿si?

- Si señora- Dijo Díaz con la alegría más falsa vista en alguien.

- ¡No sonrías tanto, sucio campesino!

Marco suspiró y solo subió a la carroza con cuidado. En comparación a otros sirvientes podríamos decir que era suertudo, ya que por lo menos podía subirse a la parte trasera de la carroza cuando otros ni si quiera podían tocarla, pero el no se sentía así. El odiaba tener que seguir órdenes de alguien desagradable, pero así ganaba dinero desde la muerte de sus padres y ese trabajo era lo mejor que podía conseguir un mestizo pobre sin estudios y sin talento destacable.

De tanto pensar en su odio a la criolla , ya habían llegado al famoso mercado, el mejor de todo el Virreinato que solo se presentaba dos veces al año.

Algunos rostros eran conocidos para Marco, como ese criollo que fingía ser europeo y vendía carne a exorbitantes precios o un enano raro que odiaba a su ama. Después de varias horas al fin llegaron al último puesto.

- Srta. Butterfly, ¿Podemos parar un poco? Mis brazos duelen- Dijo un niño sirviente hacia Star. Todos los sirvientes llevaban cosas que ella compraba, y ella amaba comprar cosas.

- No podemos parar, la multitud me tragaría viva y no quieres que me pase eso

" Yo si quiero que le pase eso" Pensó Marco.

Llegamos donde se ubicaba una gran carpa apartada de el resto del mercado . Ese lugar era el más extraño que Marco conocía, era una tienda de artilugios mágicos.

- Magia est in omnibus mundi- Pronunció la rubia casi susurrando hacia la cortina que servía de puerta. Sonidos de metal moviéndose se oyerón y la puerta se abrió.

- Pasa, mi querida Star- Dijo una mujer gitana en la puerta. Ya conocía a Butterfly y comúnmente se veían cuando a la gitana no le perseguía la ley.

- Gracias, Janna- Dijo con un tono mucho más simpático con el que trataba a sus sirvientes. - Como siempre, estoy encantada de ver y comprar las novedades que traes

Ella, Marco y otro par de sirvientes entraron. El lugar era colorido, con varias alfombras y estatuillas, pieles de dudosa procedencia y botellitas de colores colgando del techo y cosas indescifrables en los numerosos estantes que poblaban el lugar. Era hermoso y aterrador a la vez.

- Desde mi viaje hacia China traje un montón de seda y especias encantados con conjuros mágicos. También encontre varios vestidos...
- Janna no cerraba la boca al hablar sobre sus productos, con un tono de alardeo que no daba confianza. Star escuchaba atentamente todo lo que decía con cara de niña buena.

Star también era una cliente usual del lugar, había comprado cosas como una varita magica, botas hechas de un animal extinto y un cuaderno con anotaciones mágicas. Y funcionaban, aunque nadie sabía sobre eso.

Ella estaba tan despistada inspecciónando los productos que en esos minutos a Marco se le ocurrió la mejor, o estúpida, idea de su vida.

- Disculpe Janna- Dijo Díaz hacia la nombrada con amabilidad. Miraba hacia los lados esperando que su ama no oyerá o viera nada- ¿ Tiene algún artilugio que permi-

- ¿Qué permita riqueza, felicidad y suerte?- Completó, dejando aturdido al otro.- Sí, tengo varios de esos. Es lo que más piden.

Díaz no sabía porque estaba tan confiado con su idea, el no era alguien que creyese en la magia ni era supersticioso. Pero estaba desesperado. Quería volver a ser alguien libre y feliz.

- No tengo mucho dinero ¿Cuál es su oferta más barata?- Aunque fuese sirviente, le pagaban muy poco sueldo.

- Tengo este- Dijo ella, sosteniendo una especie de campana de plata con detalles rojos en ella- Es lo más barato que tengo.

Marco iba a preguntar como funcionaba pero Janna se le adelantó. Ella tenía el poder de leer la mente gracias a un trato con un demonio triangular.

- Esta campana es muy impredecible, pero los resultados son el cumplimiento de tu deseo más profundo . Nadie sabe como exactamente funciona pero la mayoría consiguen resultados..... Interesantes. ¿Te arriesgas?

- ¿Qué es lo peor que me puede pasar?

- No entraré en detalles

El chico lo pensó, ¿Qué clases de cosas le pasarían? ¿El riesgo sería beneficioso?.

- Estás muy nervioso. Te haré una oferta. La campana será gratis.

- ¿En serio?

- Sí

- ¿Sin ninguna condición?

- Quiero un mechón de tu pelo

- ¿Por qué quieres mi pelo?

- ¿Aceptas o no?

Marco miró hacia el rostro de Janna y devolvió su mirada a la campana. Con inseguridad tomó la campana a la vez que Janna le corto un mechón con una navaja finamente decorada.

El Mestizo y El Demonio (Tomco) //AU// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora