-Anoche no cenaste -dijo mi madre cuando bajé a desayunar.
-No me sentía bien, no es nada, ya pasó.
-¿Nada? Para que vos no cenes...Si querés podés faltar al colegio.
-En serio mamá, no es nada -y la abracé, la abracé muy fuerte. Nosotros no somos
de esas familias que se la pasan besándose y abrazándose. Por eso ella me miró
extrañada.
-¿Y eso? ¿Te agarró un ataque de cariño? ¿Seguro que querés ir al colegio?
-Sí, mamá -le dije con mi mejor expresión de fastidio. Realmente prefería ir al
colegio a quedarme en casa. Quería tener la cabeza ocupada en algo, aunque ese algo
fuera la profesora de matemáticas.
En el colegio estuve insoportable. Tenía miedo de que Mariano se diera cuenta de que
estaba preocupado y comenzara con uno de sus interrogatorios, en los que siempre
lograba ganarme por cansancio.
Necesitaba tranquilidad para pensar algo que me estaba dando vueltas en la cabeza
desde la noche. Si a Ezequiel no le importaba lo que a mí me pasara, a mí no tenía
que importarme él. Después de todo yo nunca había tenido un hermano, nunca había
contado con él. Había vivido la mitad de mi vida sin él y podía seguir así
tranquilamente. No me importaba que tuviera SIDA o lo que fuera. Si era por mí,
Ezequiel se podía ir a la mismísima mierda.
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Los Ojos Del Perro Siberiano
AcakAutor: Antonio Santa Ana La novela Los Ojos del Perro Siberiano es narrada por un joven que está por irse a Estados Unidos y del cual nunca se menciona el nombre. Este narrador es el protagonista de la historia en la que relata su juventud y adolesc...