Capítulo 10

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*Pov Mikasa*

Mi cuerpo solo sentía cansancio.

Eran las dos de la madrugada y acababa de salir de ese nuevo trabajo en el bar. No llegué a pensar que podría ser tan agotador, pero ahora ya me podría ir a la cama.

Respiré profundamente mientras me iba hacia mi piso. Todo el paisaje estaba cubierto de un negro sepulcral que era iluminado por las pequeñas luces amarillentas de la calle. Hoy había arreglado las cosas con Levi, aunque no de la mejor forma. Y Eren, que había prometido pasarse por el bar para hacerme compañía no se había molestado en aparecer, y de alguna manera me había decepcionado. Sé que no puedo enfadarme de una cosa tan pequeña como esta, pero últimamente solo habíamos hablado por teléfono, ya que me dijo que tenía asuntos personales que no podía posponer. Sin embargo, al preguntarle por esos asuntos se había puesto nervioso durante una milésima de segundo, diciéndome que era respecto a sus estudios. No quise indagar en el tema, quedábamos pocas veces y si lo incomodaba probablemente me evitaría. Ahora estaba andando sola, se suponía que íbamos a volver juntos a casa después de mi trabajo...

Una luz de la calle parpadeó dejando la calle un poco más oscura, lo que la hizo parecer más silenciosa. Ese silencio se rompió al oírse unos pasos suaves y lentos. Eran pasos sólidos, parecían los de un hombre, pero no pude conocer su ubicación, pues el sonido hacía un eco que parecía estar en todas partes.

"Solo sigue caminando" pensé. Mis piernas volvieron a moverse, esta vez más rápidas, pero a medida que mis pasos se aceleraron, oía más cerca a ese ser. Paré de golpe ya estando aturdida, y me giré; otra luz estaba parpadeando. Yo y mi estúpida imaginación...

Me volví a dar la vuelta para seguir con mi trayecto, pero al girarme pude encontrar un rostro a unos pocos centímetros de mi cara sonriendo de una forma inquietante.

"Corre."

Ahogué un grito y corrí en la dirección opuesta. Esa silueta cogió mi brazo sin esfuerzo acercándome a él bruscamente. Mi brazo temblaba e intentaba zafarse de su agarre con muchos esfuerzos pero sin resultados.

Tengo miedo.

Mikasa: ¡Suéltame! - Nerviosamente empecé a gritarle. Ahora ya no solo me temblaba el brazo, me temblaba todo el cuerpo y no podía pararlo.

Ese hombre que me agarraba se rió en un susurro casi inaudible. Y con un brazo agarrándome, usó el otro para metérselo en su chaqueta sacando un pequeño cuchillo, que a pesar de su tamaño podía causar graves heridas.

?: ¿Quieres que te corte este pequeño brazo? - Me estrujó el brazo con mucha ímpetu, haciéndome estremecer de dolor. - Me parece que no... En ese caso vamos a divertirnos un poco, ¿quieres? - Me empujó contra la pared de la calle, se guardó el cuchillo en la chaqueta otra vez y posó esa misma mano en mi cintura. - Vaya, que molesta es esta ropa, se interpone en nuestra diversión. - Me metió una mano por debajo de la camisa, cada vez subiendo más su mano.

Que asco.

Su tacto me repugnaba. Alcé mi mano y detuve esa mano mirando a ese hombre en los ojos con todo el desprecio que pude transmitir. Aún así, parecía divertirle, volviendo a reír de esa escalofriante manera.

Esa mano que estaba en mi cintura la colocó a modo de estrangulación en mi cuello pero sin usar la fuerza, para tenerme sujeta e inmóvil. Se acercó a mi oído y me susurró.

?: No me obligues a usar mi cuchillo contigo. - Puso fuerza en su mano, y notaba como me iba faltando la respiración, mientras ese pervertido metía su otra mano por debajo de mi camisa otra vez.

Mi pierna que se había librado de su inmovilización le dio una patada en el estómago haciéndole retroceder unos centímetros, los suficientes para echarme a correr. Él, que se había recuperado rápidamente corrió hacía mí de nuevo. No podía correr con normalidad. Por culpa de su estrangulación y el terror que me había causado mi respiración se había visto afectada, por lo que no podía respirar correctamente, a la vez que mis piernas, por el temblor no eran especialmente ágiles. Estaba ya en mi calle, solo un poco más y estaría a salvo.

Mis piernas se trabaron entre ellas y me tropecé. En solo unos segundos le tenía encima de mí, ahora rabioso y dispuesto a hacer lo que fuera con tal de salirse con la suya.

?: Parece que al final quieres morir, ¿no es así? - Estaba respirando agitadamente, él también estaba cansado, pero ahora estaba inmovilizada por completo y ya no cabía la más mínima esperanza de provocar cualquier movimiento que me fuera a beneficiar, si lo hacía solo ganaría un poco de tiempo, a la vez que ese hombre sacaría el cuchillo y sería mi final. ¿Qué es lo que debo hacer...?

Mikasa: ¡Levi! - No sabía porqué había gritado su nombre, pero era la primer persona que estaba en mi mente.

?: No te atrevas a volver a gritar. - Colocó su mano en mi boca impidiéndome usar mi voz. La otra la puso en mi cadera, al mismo tiempo que desabrochó mi pantalón y acercó su cara hasta hasta mis pechos.

Cerré mis ojos con fuerza, negándome a ver lo que iba a pasar irremediablemente. Al cerrarlos oí como ese viejo verde respiraba sonoramente a la vez que unos pasos corrían hacia nosotros.

De repente el peso que tenía encima de mí desapareció. Abrí los ojos, temerosa de qué podría haber sucedido. Pero como siempre ahí estaba él, para salvarme.

Levi había cogido a ese viejo por la camisa y lo había lanzado contra la pared de la calle, para luego patearlo y darle golpes sin cesar. Aún temblando lo observé detenidamente, parecía que no era él, que estaba poseído, sus ojos mostraban odio, rabia e ira.

 Ese hombre que minutos antes había estado a punto de abusar de mí tenía la cara llena de sangre, si Levi no paraba en ese momento podría matarlo, y podría meterse en serios problemas, que habrían sido provocados por mí.

Me levanté del duro y frío suelo, me lancé hacia él, y abrazándolo por la espalda, intenté que se detuviera.

*Pov Levi*

¡¿Cómo se había atrevido a tocarla?! Sino hubiera oído su grito ahora ella estaría...

Lo voy a matar, le voy a arrancar esa estúpida vida a base de puñetazos.

Mikasa:¡Levi, por favor! - Sus brazos envueltos en mi espalda me hicieron reaccionar, la rabia aun permanecía en mí, pero me había dejado llevar por mis instintos.

Ese hombre ya estaba inconsciente en el suelo, se iba a recuperar en unas horas, y en cuanto eso sucediese le iba a entregar a la policía. Pero ahora lo que importaba era Mikasa, solo ella. Me giré y la abracé fuertemente contra mi pecho. En ese momento me percaté que estaba temblando y llorando en mi hombro.

¡Maldita sea!¿Porqué le había tenido que ocurrir esto? ¿Porqué estaba yendo sola por las calles a estas horas de la noche? Aun con esas dudas nuestros cuerpos se despegaron el uno del otro y la vi claramente. Estaba con la ropa desgarrada y con algunos arañazos por el cuerpo. Aún tenía los ojos rojos y húmedos, con una expresión de abominable terror.

No hacía falta decir nada más, solo provocaría más dolor. La tomé en mis brazos mientras seguía llorando y entramos en mi piso. Había sido un día demasiado duro, incluso para ella. La puse en mi cama suavemente, parecía que con solo un arañazo más se rompería. 

Se quedó dormida al instante en que su cuerpo tocó el colchón, la protegí con la calidez de la sábana y me senté al otro extremo de la cama, acariciándole la cabeza y apartando los mechones de pelo que se le posaban en las mejillas. Ese pelo negro como la noche daba un contraste con las blancas sábanas que hacía que resaltase su blanca piel, ahora con oscuros moratones.

Acerqué mis labios a su cabeza y le besé la frente, mientras en el silencio de la habitación solo se oían nuestras respiraciones acompasadas, que fueron mi único consuelo.



¡Buenas! Este capítulo ha ido con un poco de retraso, pero ya he vuelto. Aún no puedo decir con seguridad cuando voy a tener otro capítulo listo... Intentaré hacer otro en poco tiempo.

Me ha motivado a continuar las votaciones y comentarios de los capítulos anteriores, ¡muchísimas gracias!

¡Votad y comentad!

Ni en un millón de añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora