Capítulo 16

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Maratón 4/4



No había nada como trabajar y hacer que todos tus problemas se marcharan, al menos, durante el horario laboral. El descanso para comer no era muy agradable, ¡la comida estaba repleta de tomates!

—¿Ocurre algo, Sakura-san?—le preguntó Lee, la cual era el paciente de Sakura.

Ella le sonrió.

—No, no ocurre nada—aunque ocurría todo. Debía de mantenerse alerta, no sabría cuando Lee podría atacarla dejando que aquella...marca pasara. Debía de hacer algo, debía de investigar y no dejar que Tenten lo hiciera todo ella sola. En el fondo le encantaba volver a los viejos tiempos—. Quítate la camiseta, Lee.

Lee le hizo caso y se quitó la camiseta verde que todos tanto amábamos. Dejó al descubierto su torso definido, pues si alguien era fuerte, Lee era el que más.
Las heridas que mostraba eran demasiadas, más las cicatrices de batallas.

No supo cómo no pudo fijarse en eso.

—¿C-Cómo te hiciste todo esto?

—Bueno, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me curaste...—rio por el nerviosismo—. ¿Hay algo mal?—preguntó al ver la sorpresa de la Haruno, la cual no estaba asustada, pero sí preocupada.

—No, nada de nada. Están mal curadas.

—Sí—se rascó la nuca—. Es que me las curé yo entonces. No había grandes ninjas médicos como tú, Sakura-san.

Agarró pinzas, algodón, alcohol, y vendas para curar al ninja.

—Quizás esto te vaya a dole-

—¡Sakura-sama!—gritó una interna, abriendo la puerta sin apenas avisar. Su uniforme blanco estaba sudoroso, sus manos temblaban, y sobre todo, aquellos ojos miel que Sakura tanto admiraba estaban inquietos, sin saber qué hacer—. ¡Sakura-sama! ¡Necesitamos ayuda, una chica ha caído!

Miró a Lee, disculpándose, y luego corrió hacia donde la llamaban.

—Infórmeme del caso, mientras.

—Una chica estaba tirada en el suelo, estaba pálida. Cuando despertó, le pregunté qué le pasaba. Lo único que me contestó fue: "Estoy enferma, es un simple resfriado". Pero noté algo en su vientre.

—Muy bien, probablemente esa chica esté embarazada.

—Lo sé, pero... es algo muy extraño, Sakura-sama. Noto algo muy raro en el embrión

—Lo miraré por mi cuenta—paró en seco antes de entrar en aquella habitación. Algo en el pecho le comenzó a doler, y por supuesto, no le faltabas razones.

La abrió con rapidez junto a Danna, la interna. Lo primero que hizo al ver aquel rostro indeseable para ella fue apretar los puños. Después, se relajó sabiendo que necesitaba actuar. No debía de pensar como Haruno Sakura, la chica del corazón roto, debía de pensar como Sakura, la ninja médico, la discípula de la quinta, la chica buena y humilde.

Se acercó lentamente hacia Karin. Sabía y temía que si estaba embarazada sólo podía haber un padre: El Uchiha.

—Karin Uzumaki...—siseó sin apenas ganas. Su rostro se cambió a algo frío. Quería terminar ya con aquella... paciente—. Seré su... cuidadora.

—S-Sakura-chan...—tragó saliva—. Por favor, déjeme ir, ¡estoy bien!

—No se irá a ninguna parte. No hasta que estés mejor—y ella no quería eso. Quería cogerla, cargarla hacia un lugar lejano y que no volviera jamás a aparecer en sus vidas. Aquella era la chica que se llevó a su marido, que atrajo al Uchiha hacia la traición.

El perdón de la flor de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora