Capítulo 22

2.8K 196 87
                                    

En cuanto la vio, apenas lo dudó.

Se habían reencontrado, pero no como él quiso. Él esperaba más, y ella de él.

Por un momento, mientras ambos se miraron a los ojos, ella se preguntó; ¿cuál es el límite de perdonar un error? ¿Hay límites cuando quieres a alguien?
Claro que los hay, sin duda. Pero, ¿qué hubiese pasado si ella se hubiese quedado embarazada de Lee? ¿Si los papeles se hubiesen cambiado?

Conocía a Sasuke. Desde luego que había excusas que valían, pero no le gustó. Podía habérselo contado. Ella habría esperado todo el tiempo del mundo. Aunque lo entendió. Había posibilidades de que él muriera. Pero, ¿cuándo dejaron de existir esas posibilidades? Todos amaban sus ojos, todos los querían. El peligro jamás faltó.

—Sakura—susurró, agachándose para quedar frente a ella—. Tu vida la dominas tú.

—Hacerlo sola es...— siseó, mirando cuánto de cerca estaba el Uchiha. Sus ojos se posaron en sus labios, y ella lo sabía. ¡También había estado esperando ese momento! ¿Besarlo o no besarlo? Desde luego él no se lo merecía. Pero ella sí. Ella lo quería. Quería sus labios sobre los suyos, después de muchos meses, eran los únicos que quería—... un completo desastre.

—Entonces déjame un poco de tiempo de tu vida.

Sakura cerró aquellos ojos que él tanto admiraba, abriendo un poco su boca.

Pero, ocurrió algo muy distinto de lo que ella esperaba.

Sasuke tocó su frente con ambos de sus dedos.

Al hacerlo, la pelirrosa abrió los ojos bastante sorprendida a aquello. No era un beso, pero para el Uchiha simbolizaba más que un tacto de labios. Simbolizaba aprecio y amor. Y ella, a parte de su hija, es la única que consiguió uno de esos.

—¿Cuándo será el concurso?

—Pasado mañana—informó la Haruno.

—Estaré listo para protegerte.

Sus palabras no eran mentira. Siempre había estado listo si trataba de ella, pero, cuanto más lo decía más la calmaba. Y lo necesitaba.
Aquella vez no sabían qué diablos quería el enemigo. ¿Secuestrar a la Haruno? ¿Y para qué aquella maldición que atacaba a los chicos? ¿O, para qué el concurso? ¿Qué había tan raro, que, ni siquiera se colaban en su casa y la secuestraban?
Desde luego que no quería eso, pero debía saber qué pretendían.
Deberían de estar a un paso más del enemigo que desconocían.

Su corazón palpitaba con fuerza.

Estaba contenta de la muestra de Sasuke, pero ella era más sensata. A pesar de saber lo que significaba para él, para ella había cosas mucho más significativas.

Para cada persona, una forma. ¿Verdad?

No aguantó más, y fue ella quien, aún sentada en el suelo y apoyada en la pared del pasillo, agarró firmemente la cabeza del Uchiha. Lo deshabilitó tanto que pudo atraerlo hacia ella para que él quedara encima de su cuerpo.

El Uchiha dudó por un momento qué era lo que quería. ¿Realmente se estaba insinuando?

—Saku-

—Cállate. Demuéstramelo de verdad, como sabes hacerlo.

—¿Protegiéndote?

—No—siseó apoyando sus manos en el cuello del muchacho de ojos ónix—. No es eso.

—¿Queriéndote?—volvió a tentar a la suerte. A veces, ni siquiera él sabía qué era lo que pensaba aquella Haruno.

—Tampoco, Sasuke-kun—rio entre dientes, de una forma tan maravillosa que él quedó bastante perplejo. Su humor había cambiado. Sonrió. Nunca debió de haberse marchado, debió de haberse quedado con ella, o, haberle contado qué ocurría y llevarlas con él. La misión habría tenido más sentido—. Yo sólo quiero una familia.

El perdón de la flor de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora