Capítulo 11

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No sabía se debía de llorar. No sabía si debía de darle permiso a aquellas lágrimas traicioneras para que se deslizaran hasta quebrarse en el contorno de sus labios. Pero recordó que se llamaban traicioneras por algo, y lloró. Volvió a doblar el papel sin paciencia para romperlo en miles de pedazos que terminaron por caer en el frío suelo.

—¡Yo también te odio, Sasuke!—gritó alto, fuerte, claro.

Su cabello rosa se balanceaba hacia un lado con ayuda del viento, sus mejillas se tornaron rojas mientras sus ojos color esmeraldas no dejaron de ser grandes cascadas para lágrimas.

Respiró hondo.

—No, no, no, Sasuke... No.

—¿No?

Se giró bastante sorprendida al escuchar su voz. No podía creer quién era. Nadie se esperaba... su llegada. Nadie se esperara que viniese él, justamente aquel día, el día de San Valentín.

—Preciosa Kunoichi—siseó el hombre de cabellos largos acercándose paso a paso a ella—. ¿Qué es lo que te trae tan triste, Sakura-chan?

—No te importa.

Mantuvo la compostura, si parábamos a pensar, él era de los muchos culpables que existían.

—Ya veo...—acercó su rostro al de ella colocando su mano en el cabello de la pelirosa. La acarició—. Sigues tan bella como siempre. ¿Cómo lo haces para mantenerte tan joven, bella Uchiha?

Uchiha.

¿Había alguna otra forma de cagarla aún más, en lo más profundo?

—Debería preguntarle lo mismo a usted, Orochimaru.

—¿Deberías?—rio—. Bueno, son... secretos. O experimentos, ¿quién sabe?

—¿Qué es lo que quiere?—preguntó la Haruno mirando al frente.

Su corazón ni siquiera latió rápido en señal de miedo, pues no lo tenía. Ella floreció hace mucho tiempo, sabía cuidárselas, sabía enfrontar a un enemigo tan fuerte como Orochimaru aunque también era consciente de que en ella podía provocar la muerte. Igualmente, no le importaba. Orochimaru había tenido el "placer" de verla llorar, y era algo que no le iba a perdonar.

—Vine de visita.

—Usted nunca viene de visita.

—Mi hijo vive aquí, ¿acaso debo de darle explicaciones?

Tragó saliva manteniéndose rígida.

—¿Y tú, señora Uchi-

—Haruno—interrumpió seca—. Mi apellido es Haruno. Sakura Haruno.

Ni siquiera Orochimaru mantuvo una expresión de sorpresa, cosa que le hizo algo sospechoso.

—¿Sabes, Sakura-chan?—ella calló—. La verdad es que... voy a contarte un pequeño secreto.

—No quiero saberlo.

—Oh, pero te interesa. Es sobre mi gran experimento. ¿Quieres saber?

***

Papeleos, preocupaciones, estupideces de enamorados en el que él estaba en medio...Era muy duro ser el Hokage de Konoha, y más, en plena crisis. No había tiempo de jugar a ser Sherlock Holmes, pero tampoco había tiempo para dejar pasar un pequeño problema que podría hacerse muy grande.

—¿Averiguaste algo sobre el concurso?—preguntó Naruto a Shikamaru, el cual apareció por la puerta agitado y cansado.

—Nada de nada, solo sé que no se han apuntado muchas chicas; sólo nuestras kunoichis y dos chicas más.

El perdón de la flor de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora