Capítulo 4

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Todo quedó tranquilo. La pelirosa comenzó a pasear por aquellas calles de Konoha, con la satisfacción de ser una buena madre ya que minutos antes había observado algo del entrenamiento de su hija; Actualmente, la pequeña Uchiha sigue ahí, queriendo ser la mejor en todo. O mejor dicho: ser mejor que Boruto. Tras aquella declaración tan extraña, las cosas seguían igual. Ella sabía que él era corto pero... ¿tanto?

Siguió su camino hasta la floristería para al fin terminar hablando con su amiga rubia, quién durante todo este tiempo la ha estado apoyando en todo. ¡Aun siendo algo como enemigas!

—¿Cómo va mi frentona favorita?—rio la rubia a través del mostrador, preparando un ramo de rosas encargado por su propio hijo quien estaba decidido a declararse. Parecía que era el mes del amor.

—Bien, bien—masculló—. Ayer cenamos con los Uzumaki y también vino Kakashi-sensei. ¿Y a ti?

Suspiró.

—Creo que Inojin está enamorado... ¿Podría ser un problema?

La pelirosa atendió las palabras de su amiga. Hace nada había experimentado eso de que su hija esté enamorada, por lo tanto, no tardó en ofrecerle uno de sus consejos.

—Bueno, Sarada también está enamorada...—y eso en parte le dolió. Admitir que una hija está enamorada es admitir que dentro de nada la podría ver llorar. Claro que era positiva, pero también era realista—, así que, tuve que tener una charla de ella sobre el amor.

—¿Y cómo fue?

—Bastante bien. Yo solo le advertí de que nada es bonito como en los libros, y que, puede seguir intentándolo a pesar de todo. Yo estaré a su lado, no necesitará más, ¿verdad?

Ino terminó el ramo de rosas y lo apartó del mostrador. Quedó perfecto por lo que ambas chicas se dedicaron a mirar tal hermosura. Sai era romántico con Ino pero de Sakura no se podía decir lo mismo. ¿No podría, al menos Sasuke, mandar una maldita carta diciéndole lo mucho que lo siente? Sí, mantenía la fe de que todo era una farsa, pero igualmente... ¡¿ni una carta?!

—Está genial, Ino. De seguro tu hijo enamorará a esa chica.

—La verdad... no quiero eso. ¡Mi bebé está creciendo!

La oji-jade rio ante el comentario de su amiga.

—¡Ya ha crecido, Ino!

Justo entonces, las dos chicas se miraron y sonrieron. No había ningún caso por el que estar allí pero...la pelirosa sintió que estaba algo mal y el primer nombre que se le ocurrió es Ino. Bien, tiene a Hinata Uzumaki pero Ino siempre será Ino. Su Ino-cerda.

—Por cierto—la rubia interrumpió los pensamientos de nuestra protagonista—. ¿Te presentarás al concurso?

—¿Qué concurso?

—El concurso de la flor de Konoha—le entregó un folleto, tan liso y rosado con una imagen de fondo: pétalos de cerezo cayendo con una brisa regular—. Es un concurso para chicas. Es de belleza-

—No me gustan los concursos de belleza.

—¡No me dejas terminar, frentona! Es un concurso de belleza y de habilidades. La belleza solo cuenta un treinta por ciento, el resto, cuentan tus habilidades.

—¿Es para ver quién es la mujer más fuerte de Konoha?

—¡Sí!

—¡Me apunto!—exclamó de inmediato. No le gustaba todo lo que tenía que ver con estereotipos aunque sí le gustaba verse guapa, pero, si se trataba del premio a la mujer más fuerte de Konoha, lo aceptaría. Sin duda.

El perdón de la flor de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora