Capítulo 25

2K 168 3
                                    

Maratón: 2/Hasta el final

Todos habían sido retenidos por el cansancio, hasta que terminaron en una celda. Estaban más calmados, excepto Ino, que seguía llorando de forma desconsolada. Quería ver a Sai. Quería hablar con él y dejar que se explicara... No, lo que debía de hacer era dejarlo pasar.
Sabía qué estaba ocurriendo y quién era el culpable, pero, ¿qué podía hacer? Aun sabiéndolo el dolor era desgarrador.
Saber cosas duele. Pero más duele sentirlas. ¿Por qué? Ya sea con marca maldita, hipnosis, o lo que sea... ¿Sai no debería amarla?
La rubia respiró profundamente.
No, aquello no era un cuento de hadas en el que el hechizo se iba con un beso de amor. Aquella era la realidad, donde no sabían cómo remediarlo.
Si antes ni se acercaban a saber qué estaba ocurriendo, ahora menos. El concurso fue cancelado por Naruto, quién, tras una larga charla con el Uchiha, pensó que debía de retirar a las chicas de todo aquello. Y a los chicos.
Serían ellos dos quienes lo resolverían todo de nuevo.
Prefería eso a que las amistades se rompieran.

—Ellos quieren a Sakura, ¿verdad?—preguntó el rubio.

—Sí.

—¿Para qué?

—Probablemente por el Byakugou. Es capaz de soportar mucho.

—¿Y por qué no Tsunade?—quiso saber, analizando el detalle de aquel Uchiha—. ¿Qué tiene de especial Sakura?

Incluso Sasuke estaba dudoso ante aquella respuesta. ¿Por qué Sakura y no Tsunade? ¿Será porque la superó? ¿Por qué logró convertirse en una Uchiha? ¿Por qué luchó junto al equipo siete? Entre ambas había muchas diferencias, pero, ¿cuáles de esas diferencias era la que marcaba?

—Sea lo que sea. Si tenemos que ocuparnos solos... ¿cómo comenzamos?

***

—Disculpa—se disculpó el Uchiha, quien estaba siendo observado con detalle por la Haruno—. Necesito que me informes de lo que sabes.

Al final, entre ambos interrogarían a las chicas. Decidieron que ellas eran las únicas que tenían más información que ellos.

—¿Por qué no me dijiste na-

—No hice ningún contrato contigo para decirte las cosas—apretó su puño al decir aquellas palabras. Estaba enfadada, ¿por qué la encerraron a ella? Ella sólo llego con Shiero y Kasumi con intención de detener la pelea. Si no, quién sabe si una catástrofe hubiese ocurrido—. Es todo lo que tengo que decir.

—¡Recuerda que te quieren a ti!—escupió Sasuke—. ¿Cómo quieres que te proteja si no confías en mí?

—Es sencillo. Ya no necesito que me protejas.

—¿Y qué es lo que esperas de mí?

La Haruno respiró hondo.

—Que me sueltes.

—No puedo hacer eso. Y sabes perfectamente que si estoy haciendo esto es para protegerte. Cuando todo pase, lo prometo, os soltaré.

—Escucha. Nos dieron donde más nos duele—informó la pelirrosa, centrando sus ojos jade en los de su marido—. No sé por qué peleamos, todas recibimos. Pero a pesar de lo que pueda pasar, siempre seremos amigas. Nos apoyaremos. No nos mataríamos.

—Sé que casi mueres, Sakura.

Y era notable. Era bastante fácil, al menos para él, saber qué le había ocurrido. No le hizo falta utilizar sus ojos, solo su conocimiento por su amada. Ya la conocía. Todo de ella; sus gestos, su respiración agitada, sus rostros...

—Pero sigo viva. Créeme, si Ino me hubiese querido matar, no me habría dejado ahí. Habría esperado a que dejara de respirar.

—¿Fue Ino?—apretó sus dientes.

—Suéltanos, Sasuke. Nosotras terminaremos con esto.

—No. Si hubieses confiado en mí, nada de esto estaría pasando.

—¿De verdad? ¡¿Todo porque no te lo conté?!—Gritó sin entusiasmo—. ¿Y qué no me contaste tú, Sasuke? ¿Quieres que hablemos de eso?

El Uchiha suspiró. Si trataba de ella a veces tenía paciencia, pero aquella no era una de esas veces. Necesitaba calmarse. Estaba interrogando a la chica que amaba, a la chica que le volvió a dar la vida.
Estaba interrogando a la persona que podría manipular su mente, porque cuando estaba con ella no echaba su seguro.
No tenía miedo de lo que la Haruno pudiese hacerle.

—He terminado.

Sakura se levantó de su silla, caminando hacia el azabache. No entendió por qué había hecho aquello, pero no le importó. Dirigió sus manos hacia las suyas para darle una suave acaricia.

—Eso no te funciona-

—No quiero que funcione. No espero eso.

—¿Y qué esperas?

—Que confíes lo suficiente en mí como para soltarme.

—No puedo soltaros a todas. Naruto se daría cuenta. Y siguen enfadadas, Sakura. Chistaron los dientes en cuanto se vieron todas.

—Solo necesito que sueltes a dos personas más—pidió la Haruno en un susurró. Su voz temblaba tanto que el Uchiha podía sentir aquel hormigueo que tanto amaba y echaba de menos. Él estaba dispuesto a darlo todo, incluso su vida, por una sonrisa suya—. Solo dos personas más...

—Será la última oportunidad, Sakura.

—Lo sé.

—Y aceptarás mi ayuda. Os seguiré por detrás.

—No esperaba menos.

—Pediré a Naruto que vuelva a admitir el concurso. Seréis tres participantes, ¿entiendes qué quieres decir eso?

—Que el peligro aumenta.

—Y no sé cuál era vuestro plan.

—Nuestro plan era no tener ningún plan—admitió la Haruno, sonriendo bajo la mirada de aquel azabache. Al fin podían continuar con todo, finalizar de una vez por todas aquellas torturas—. Creemos que quien esté detrás de esto, sabe leer movimientos. O el futuro. No lo sabemos, por eso no queremos saber nada.

—No entiendo si eso se puede considerar plan.

—Yo así lo creo. Puede funcionar.

—Genial, entonces, ¿listas?

—Seguro.

El perdón de la flor de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora