Desperte de pronto, mis sentidos estaban alerta y un leve crujido me habia alarmado. Mire a mi lado, Zero dormia tranquilamente, es un amor al dormir parece un niño indefenso al que deseo cuidar con mi propia vida. Me levante con cuidado de no despertarle, cogi mi camison y una bata y me la puse rapidamente, la noche era fria y por alguna razon mi corazon se sentia intranquilo.
El reloj marcaba las 3 en punto, la hora de los demonios segun el folklor, pero que mas demonio que el que recorre en mi sangre. Otro leve crujido eso no me estaba gustando, me dirigi con cautela hacia la ventana. En el patio habia una sombra, un resplandor carmin brillo en su rostro. Vampiro!
Mi sangre no reconocia a la de la persona fuera, no era nadie de la clase nocturna, quien demonios se suponia que era?
Corri fuera de la habitacion y luego fuera de la casa, los pasillos se me hacian eternos y mis piernas no avanzaban gran trayecto como el que necesitaba. Al llegar al fin a la salida, doble rapidamente la esquina. Ahi estaba parado de espaldas, justo bajo la gran lampara que ilumina el lugar. Mis pasos mas calmados se acercaron con cautela.
- Dime quien eres y que haces aqui? - No me iba a andar con rodeos.
- Asi tratas a tus invitados? - Aquel hombre rio con una voz bastante socorrana y tenebrosa a mi punto de ver.
- Tu no eres mi invitado - Espete - Asi que largo de la Academia Cross.
- Oh! Entonces debo hacerme perdonar, mi querida Princesa de los Tepes.
- Mi rostro se lleno de confuncion pero aun asi no bajaria la guardia - Quien eres? Muestrame tu rostro.
- He sido un mal educado - Se giro lentamente dandome la cara - Pero dado que ya nos conociamos, no lo crei conveniente - Una estupida sonrisa se instalo en su rostro - Mi princesa cuanto tiempo sin verla - Se inclino hacia mi.
- Bartis!
Bartis era el hijo de un noble Ingles que habia servido a mi padre, habia estado a mi lado sirviendome como un fiel sirviente hasta que tiempo despues me entere de que me habia traicionado. El muy imbecil habia ido a soltar la lengua de mas a los que en teoria serian mis prometidos, los cuales yo no aceptaba. No pensaba casarme con ninguno de esos viejos vampiros que se creian mis dueños solo por ser sangres noble. Me valia un comino el linaje, no dejaria que me impregnaran con su semilla.
Para ese tiempo habia recuperado a Akira quien habia sido separado de mi lado luego de que olvidara la promesa a causa de su amnesia. Las cosas iban viento en popa con la creacion del Bund y mi nuevo reynado saliendo a la luz, no tenia porque quejarme, hasta que sucedio la tragedia.
Gracias a las mentiras de Bartis, me habian negado la ayuda que solicite y eso era algo que nunca le perdonaria. Si tan solo ellos me hubieran ayudado, Akira aun estaria con vida. Todo habia sido su culpa. La ira estremecio mi cuerpo.
- Mi princesa, espero ya no me guarde rencor.
- Vete de inmediato de mi vista o no respondo!
- Oh! Asi que sigue enojada, Que mal!
- Largo - Grite exasperada. Mis ojos se tiñeron de rojo y mis uñas se afilaron lista para el ataque. No dejaba de ser un vampiro o tener control de otros vampiros aunque mis poderes estuvieran sellados.
- Creo que es mejor que vengan o ella podria hacerme realmente daño - Sonrio. Detras de el seis Vampiros hicieron acto de presencia.
- Ellos no seran rivales para mi y lo sabes Bartis, vayanse mientras puedan.
- No puedo irme, no hasta que escuches lo que tengo que decir, aun si esto es a la fuerza.
- No queria seguir escuchando sus estupideses, sino se callaba entonces lo haria yo, puedo usar el poder de mis palabras, como princesa es una facultad que me ha sido consedida. Pero no queria llegar a hacer algo tan drastico como eso, no aun, no cuando Zero esta tan cerca de mi. Sabia que el se encontraba a mis espaldas, no podia demostrarle la clase de moustro que era. Respire profundo sin dejar de mantenerme alerta - Que es lo que quieres Bartis?
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Quiero que Olvides Todo
RomanceAmbos Han Sufrido una Pérdida Inevitable. Ella Muchos Años Atrás, Él Hace unos Meses apenas. Él Odia a todos los Vampiros Sangre Pura y Ella No es la Excepción, si Bien Ella es Amable y Cariñosa, Él No Permite Ningún Acercamiento que Pueda Dañar s...