CAPITULO XV

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— Bien, ¿estás listo? — preguntó Kara poniéndose de pie, ignoró la punzada de dolor de sus pies y se enfocó en mantener el equilibrio,

— Listo —confirmó él.

Se estaban preparando para hacer el conjuro para salir del elevador a la superficie; Kara había anunciado que se sentía con la fuerza suficiente para llevarlo a cabo, pero que necesitaría de su ayuda.

— Seguramente en cuanto salgamos me volveré a desvanecer, y no sabemos si habrá Cazadores esperando por nosotros, así que tienes que estar listo para patear unos traseros.

— Nací listo —aseguró él. Ella sonrió y se colocó en posición.

Por tercera vez en el transcurso de un día, vio a Kara rodearse de una energía violeta que rápidamente lo rodeó a él también; una sensación hormigueante lo embargó, se sentía ligero y suave, como si su cuerpo se estuviera convirtiendo en nubes. Sus manos estaban cruzadas, y cuando Kara terminó de pronunciar las palabras, todo se volvió oscuro por un segundo, cuando la luz regresó y volvió a ver, se encontraban en la superficie de Hyde Park. Seguramente era de madrugada ya que el cielo estaba completamente oscurecido, estaban rodeados de una multitud de gente alterada, patrullas, ambulancias y noticieros. Enfocó su mirada y vio un gran agujero en donde habían estado los túneles.

Se apresuró a tomar a Kara de la cintura y comenzaron a caminar, buscando con la mirada a Laroy y a Jay. Varias personas veían con horror los pies de Kara, que estaban completamente destrozados; Alrik se mantenía alerta por si veía a alguien con finta de atacarlos, pero ¿cómo se veía un Cazador? Además de que era difícil distinguir a alguien entre la multitud.

— Rik —murmuró Kara señalando con la mano hacia enfrente, giró su mirada hacia donde apuntaba y los vio: Laroy y Jay, con la mirada alerta y sus pieles pálidas. Fue Jay quien los vislumbró y echo a correr, seguido por Laroy.

— ¡Kara! ¡Rik! —gritó mientras corría hacia ellos— estábamos muertos del miedo, pensamos que...—no terminó la frase

— Estamos bien, vivos —corrigió al ver el esto de debilidad de Kara, Laroy la miró y una mirada de dolor cruzó sus ojos.

— Kara, lo siento tanto, fui un idiota al pedirte que vinieras, debí haber previsto que Titus daría aviso a los Cazadores —dijo con la voz rota y los ojos llenos de lágrimas —lo que pudo haber ocurrido... —se vio interrumpió por el llanto que lo invadió.

— Hey —murmuró Kara —que poco me conoces si crees que un edificio encima es suficiente para detenerme —Laroy sonrió fugazmente.

— Deja que la lleve —pidió Jay acercándose a ella; a lo que Rik respondió moviéndose rápidamente.

— No, la tengo —contestó fríamente. Jay lo miró sorprendido.

— Le he contado todo —explicó Kara con los ojos entrecerrados — si no les molesta me gustaría ir a un lugar donde pueda recostarme—Jay los miró con la mandíbula apretada, pero accedió a dejarla en brazos de Alrik.

— Tomen esto —ofreció Laroy una planta con olor fuerte a Kara y Rik —me la dieron las Nerta, los llenara de energía y curará heridas superficiales.

— Gracias —murmuraron, sabía algo ácido y pegajoso, pero inmediatamente comenzaron a sentirse mejor.

Se sentaron en el parque alejados de la multitud, Kara se recargó en un árbol mientras Laroy limpiaba sus pies con otras plantas de las Nerta. Nuevamente Kara invocó la magia de la naturaleza para que la ayudara en su recuperación.

La ConjuradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora