14 - " La invitación"

3.5K 403 51
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Richard nos aguardaría en en el aeropuerto a la hora señalada. Sin mayores contratiempos estábamos de regreso en París. Sinceramente, lo más profundo de mi ser no deseaba dejar atrás aquellos días en Canadá, aun suponiendo la crudeza de aceptar la realidad que nos esperaba aquí. Kenneth tomaría un taxi por su cuenta, en dirección a la casa de sus padres en Saint Dennis, mientras que, a regañadientes, Lucero aceptó que la alcanzáramos hasta su apartamento.

— ¡Buenas noches, Richard—saludó enérgicamente a mi chofer. A pesar de su rostro somnoliento, sus modos simpáticos de dirigirse a las personas, hacía de ella todo un encanto. Su melena estaba desordenada y una de sus mejillas muy colorada por la fricción de haber dormido sobre ella.

Aquellos días en Montreal alojarían una cruda cicatriz en mi pecho; acababa de conocer a una mujer íntegra, fuerte, inteligente...una muñeca de aspecto frágil y carácter completamente explosivo.

Deseaba con todas mis fuerzas aquel contacto carnal y emocional que me permitiese conocerla en profundidad, pero lamentablemente, tenía la cabeza llenas de mierdas que ella no tenía por qué saber; de seguro, al conocer la verdad, me arrojaría una mirada condescendiente y me ignoraría por completo. 

Odiaba el compadecimiento, la lástima y yo nomerecía ni siquiera eso de su parte.

Lucero necesitaba un hombre de verdad que la abrazara cuando estuviese triste; que palmee su hombro al equivocarse alentándola a seguir adelante, no que huyera ante el mínimo compromiso.

Mi alma estaba en ruinas, perturbada por un jodido pasado y obsesionado con una mujer que lo único que deseaba de mí era satisfacer sus necesidades sexuales y tener un juguete a su disposición a quien maltratar cuando estuviese enojada.

— El lunes seguiremos adelante con la propuesta de Berlín. Es probable que necesitemos que viajes en enero; si no te incomoda y no te perjudica, claro está—dije dentro del coche rumbo a su casa.

— Por supuesto que puedo— sonrió con sus ojos — ¿Iremos juntos? —parpadeó.

Mi cobardía sacaría a relucir sus herramientas.

— No, Lily lo hará

— Oh— vi la desilusión apoderarse de su cuerpo, sus dedos nerviosos enredaban una hebra de su cabello desordenado. ¡Mierda que ansiaba ir con ella! Fui consciente, por un instante, que no podía perder el control de la situación nuevamente— . Yo debo quedarme aquí, tengo unos asuntos pendientes con Jefferson y unos futuros inversionistas.

— Está bien.

Un nuevo e incómodo silencio, se convirtió en el cuarto ocupante del coche.

— ¿Harás algo mañana?— pregunté cambiando de tema.

— Ponerme al día con la Universidad, supongo.

"La elección de una valkiria" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora