Agotado era decir poco. Esa mujer me volvía loco. En todo aspecto.
En la cama, recostados e inventando palabras en idiomas distintos; desnudos, con su cabeza en mi pecho, por primera vez tuve la necesidad de agitar la bandera a cuadros de mi carrera personal, dando rienda suelta a aquellos miedos tan arraigados que me asechaban sin piedad.
— Ha sido en navidad —exhalé, pero no hizo mella suficiente en Lucero que continuaba absorta en el vello de mi pecho— . Fue en navidad —repetí con la voz más clara y decidida; para entonces ella detuvo su contacto y levantó su cabeza, escrutándome, pensativa.
Extrañada en un comienzo digiriendo lo que vendría, luego tomaría asiento con las piernas cruzadas.
— ¿En navidad? — replicó mezclando tono de afirmación con pregunta.
— Siete años atrás estuvimos Adam, el sobrino de Rondeau, y junto a Selene, su hermana, en una discoteca de las afueras de París. Bebiendo mucho. Demasiado— acomodándome con mis codos, me senté contra el respaldo cuando ella tomó una camiseta de la silla próxima a la cama. Sentía frío, sus pezones la delataban.
— Perdón...pero esto es algo serio y necesito estar vestida — susurró avergonzada.
— Mejor así entonces, no podría concentrarme —desdramaticé pellizcando su mejilla con suavidad.
Volví a inspirar profundo; significaría un ejercicio intenso hablar del tema.
— Adam fue un niño consentido al igual que su hermana. Nosotros éramos muy buenos amigos. Solíamos vacacionar en Marbella casi todos los veranos, aunque durante el tiempo de clases se complicaba; tanto Adam como yo estábamos completando nuestros estudios, hasta que finalmente, cuando nos graduamos, concretamos una estadía más prolongada en su gran casa —miré fijo a mis nudillos, largando de memoria todo aquello que venía a mi mente, como un relato estudiado — . En esa noche todo cambiaría. Unas amistades suyas nos invitaron a un apartamento próximo a la zona de campos de Golf de Marbella, un área muy selecta; la mayor parte de las viviendas tienen vista al mar. Cuando llegamos a ese sitio todos estaban en la misma postura con la que íbamos nosotros: la de divertirse. Muchos ya estaban pasados de alcohol, pero cuando tienes entre 20 y 25 años, crees que tienes el control del mundo en tus manos. Sin ir más lejos, Selene—recordarla me provocaba malestar— se enredaría prontamente con un grupo de tres o cuatro muchachos, con vasos llenos y bailecitos erotizantes. Nunca tuvo demasiados tapujos para integrarse a los grupos.
— ¿Ustedes eran novios para ese entonces? —sus ojos inocentes temían por mi respuesta.
— Creo que nunca hemos sido lo que tradicionalmente se conoce como "novios"—entrecomillé— , pero se puede decir que sí. Estábamos juntos si a eso te refieres. Recuerda que nuestra historia data desde mis 15 años...hemos caminado a la par por mucho tiempo.
ESTÁS LEYENDO
"La elección de una valkiria" - (Completa)
RomanceTras luchar por una oportunidad, Lucero consigue una beca de estudios en París donde tendrá la posibilidad de demostrar que todo el esfuerzo hecho por conseguirlo, no ha sido en vano. Pero la extraña conexión que establece con su jefe, un empresario...