CAPITULO 28 -parte 2-

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Quedaron de verse a las once de la mañana, en La Plaza, para comprar la ropa de Lauren. Y ella llego puntual, igual que Camila, pero Sinuhe no.

-Se le hizo tarde a mi mamá. Se quedo hablando por teléfono con Julián.

-¿Que paso con el?

-Pues creo que ya se acabó todo, por fin. En eso estaban.

-¿Y por qué no la esperaste, mierda?

-Para que tú no tuvieras que estar esperando sola, pinche ingrata.

Estaban al pie de las escaleras eléctricas, junto al mapa del centro comercial. Una cantidad enorme de gente entraba y salía cargando bolsas y cajas con moños, mientras que de algún lugar invisible pero que parecía ser todas partes sonaba "blanca navidad".

-Bueno, ¿nos vamos a quedar aquí paradas?- pregunto Lauren.

-Claro que no. Vamos a ver las tiendas.

-¿Y si mejor nos salimos y esperamos afuera? No me gusta este lugar: la gente nada mas se me queda viendo como si fuera un perro sucio.

-¡Pero que egocentrismo el tuyo! Nadie te mira. Todo el mundo anda ocupado en sus compras.

-Si me miran. Y el otro día un tipo de seguridad quiso correrme. No le obedecí, pero el puto me estuvo vigilando en todas partes adonde iba, como para ver si no me robaba nada.

-Bueno, si te sientes tan mal, ¿por qué quisiste venir aquí?

-Pues para comprar mi ropa, ¿no?

Camila se le quedo viendo. Le pareció que ahí, fuera de su entorno natural que eran las calles, Lauren se sentía insegura, vulnerable.

-Vamos al área de comida. Ahí nadie levanta los ojos de su plato.

Lauren acepto a regañadientes, maldiciendo el momento en el que se le ocurrió comprar ropa. Tanto le molestaba esa gente que, mientras subían por la escalera eléctrica, embarro un moco fresco en el pasamanos y todavía se volvió a ver a quien le tocaba pegárselo.

Ya en el primer piso siguieron caminando hacia el fondo del centro comercial.

-¡Oye, todo el mundo esta aquí! -exclamo Camila, después de saludar de lejos a un par de amigos.

A diferencia de Lauren, Camila si se sentía que estaba en su territorio ahí. Uno de los chicos le aventó un beso.

-¿Quieres dejar de llamar la atención?

-Son de mi escuela.

-Bueno, ya deja de saludar para todos lados como reina de la belleza. Me molesta: vaya a pensar la gente que yo soy igual.

Pero Lauren también conocía a alguien ahí. Lo reconoció cuando Camila se detuvo ante el aparador de una tienda de música y ella miro hacia adentro: era un joven de veintitrés años, le costó un poco reconocerlo porque antes no tenia barba, estaba vestido con un suéter a cuadros negro con rojo, jeans azul rey y botas de corte medio negras. Sin embargo, viendo que Camila entraba a mirar algo, ella entro también y saludo:

-Hola, Malik.

El levanto los ojos del disco de vinilo que estaba observando:

-¡Jauregui!

Se saludaron chocando los puños, como los vagos.

-¿Que andas haciendo en este templo de la gente bonita? ¿Cambiaste de vida tú también?

SÍNDROME DE MEURSAULT (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora